Matías R. Inciarte - Plácido Arango
Empresa y cultura
Con su muerte desaparece un genuino y distinguido representante de una tradición de empresarios cuya labor trasciende y deja huella en otros campos como el cultural o el del mecenazgo
Con Plácido Arango desaparece un genuino y distinguido representante de una tradición de empresarios cuya labor trasciende y deja huella en otros campos como el cultural o el del mecenazgo.
La extraordinaria labor de Plácido al frente del patronato del Museo del Prado o en la Fundación Princesa de Asturias, el acierto y buen gusto de su colección artística o su generosidad al ceder buena parte de ella y su talante abierto, afectuoso y cosmopolita sitúan su trayectoria en un plano más amplio al del empresario tradicional.
Puedo dar testimonio de su gestión al frente de la Fundación a la que proporcionó estabilidad financiera y proyección internacional de la que nos beneficiamos, después, sus sucesores y de su trato personal tan afable y cortés. Nunca se salía de una reunión con Plácido sin una visión o enfoque más ilustrado y con una proyección más internacional de cualquier cuestión que se le quisiera plantear. Aportaba un distanciamiento irónico, producto sin duda de sus orígenes asturianos y un sentido de la amistad que prodigaba con la misma generosidad de sus otras tantas donaciones.
Allí donde estuvo dejó su impronta, pero nunca buscó el reconocimiento público, a pesar de haber recibido numerosas distinciones y el premio empresarial Reino de España, que iba
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