Jorge M. Pérez: «Donald Trump es un demagogo»
El empresario y mecenas norteamericano, de origen cubano, recibió ayer uno de los premios al coleccionismo que concede la Fundación ARCO. La feria abre hoy sus puertas y los Reyes la inaugurarán mañana
![Jorge M. Pérez, ayer durante su entrevista con ABC](https://s3.abcstatics.com/media/cultura/2016/02/24/perez--620x349.jpg)
A sus 66 años , es uno de los latinos más ricos e influyentes de Estados Unidos , según «Forbes» y «Time». Fue el primer hispano en firmar el «Giving Pledge» , creado por Bill Gates y Warren Buffett : donará el 50% de su fortuna (se calcula en más de 3 billones de dólares) a fines benéficos. Jorge M. Pérez (Buenos Aires, 1949) donó en 2011 parte de su colección de arte latinoamericano (obras de Rivera, Tamayo, Lam, Matta...) y una partida económica (todo por valor de unos 40 millones de dólares) al Museo de Arte de Miami, que reabrió sus puertas en 2013 rebautizado como Pérez Art Museum Miami . Es el primer museo de Estados Unidos con un nombre hispano.
«Awilda», de Jaume Plensa, en Río de Janeiro- ABC Ha comprado recientemente una escultura monumental de Jaume Plensa, «Awilda». ¿Donde la ha instalado?
Tengo cuatro o cinco esculturas suyas. «Awilda» estuvo en Río de Janeiro. Mide 15 metros de altura. Jaume me pidió llevársela a Barcelona porque quería retocar algunas cosas que no le gustaban. Está ahora con ella. Después irá a Miami, pasará tres años en el Museo, se instalará en la calle principal de la ciudad durante diez años, y se devolverá después al museo. Siempre va a ser parte del público de Miami.
¿Recuerda el precio más alto que ha pagado por una obra de arte?
Sí, pero prefiero no decirlo.
Se lo comento porque se acaba de saber que Kenneth Griffin ha pagado 300 millones de dólares por un De Kooning, los Museos de Qatar pagaron una cifra similar por un Gauguin...
Yo no he pagado nunca 300 millones por una obra de arte.
Pero, ¿no cree que se está formando una nueva burbuja especulativa en el mercado del arte?
Estamos hablando de esa burbuja hace ya casi diez años. Recuerdo cuando cayó el mercado en 2008-2009. Todos decían que también iba a caer el mercado del arte. No ha pasado. Lo que ha pasado es que el arte se ha convertido en un símbolo de estatus. No solo de personas, sino también de corporaciones y de países. Ves que la nueva clase pudiente, que está saliendo de Oriente Medio, China, India, se ha ido a comprar arte. Antes el coleccionismo estaba en Londres, en el norte de Europa, en Estados Unidos... Hoy el coleccionismo se ha vuelto mucho más universal. Hay gente con mucho dinero en Rusia, en India, en Brasil, en los Emiratos Árabes... Y todos están comprando el arte ya consagrado: los impresionistas, Picasso, Basquiat... Ven el arte como una inversión bastante segura, porque son piezas únicas, y le da un estatus a la persona, la corporación o el país. En Qatar o Abu Dabi, donde hay grandísimas fortunas, están creando museos vacíos. Y hay que llenarlos. Y no los quieren llenar de arte barato. Tienen que gastarse mucho dinero. Y esto ha creado una demanda muy fuerte.
La decisión de donar parte de su colección al Museo de Miami y que pasara a tener su nombre, ¿se entendió bien en la ciudad o se malentendió como una forma de perpetuar su ego?
¿Perpetuar mi ego o perpetuar mi legado? Para decir la verdad, si mi nombre hubiera sido Guggenheim, Whitney o Rockefeller, no hubiera habido ningún problema por ponerle ese nombre. Pero recuerde que es el primer museo en todo Estados Unidos que lleva un nombre latino. La gente no está acostumbrada a las cosas que son nuevas.
Usted se ha unido al «Giving Pledge» de Bill Gates y Warren Buffett para donar el 50% de su fortuna con fines benéficos. En España no acaba de llegar esa ley de Mecenazgo que reclama sin parar el sector del arte. ¿Cree que es necesaria esa ley para fomentar el coleccionismo?
No solo para el coleccionismo, sino para tratar de cerrar las diferencias entre los muy pobres y los muy ricos. A largo plazo no puede haber sociedades donde haya gente que tiene billones de dólares, cuatro aviones, cinco barcos, siete casas y personas que duermen en las calles de Miami y Nueva York. Esas discrepancias no pueden existir. Y yo creo que nosotros, los afortunados, a los que nos ha ido muy bien económicamente, porque hemos trabajado, pero también porque hemos tenido muy buena suerte y habido gente que nos ha ayudado a llegar, tenemos la obligación de devolvérselo a la sociedad. El latino todavía no tiene esa cultura de dar. El latinoamericano, el hispano es el que menos da de su fortuna a la sociedad para el arte, la educación, o cualquier cosa. Cuando les hablo a mis amigos de dar, de donar el legado, me dicen: «Yo no estoy peleado con mi dinero. Mi legado va a ir a parar a mi familia». Yo creo que es mucho mejor si el legado no queda solo en manos de dos o tres personas de tu familia, sino que también va a parar a la sociedad. Si alguien tiene mil millones de dólares y le deja a sus hijos 500 millones, a éstos no les va a ir muy mal.
¿Va a donar en el futuro toda su colección al Museo de Miami?
Sí toda. Si alguno de mis hijos quiere una pieza especial, se la prestaremos, pero al final también irá a parar al museo.
Sus padres son cubanos y usted vive en Miami. ¿Es optimisma sobre el deshielo de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba?
Sí lo soy. Creo que lo que ha hecho el presidente Obama es sumamente importante. Se tenía que haber hecho antes. A causa de un grupo pequeño de políticos, un lobby pequeño pero con fuerza, no se ha levantado aún el embargo. El presidente Obama no va a poder hacerlo, porque se necesitan leyes que apruebe el Congreso y no pasará en su Administración. Pero creo que está creando un camino tan fuerte que va a ser muy difícil que descarrile. Creo que si ganan los demócratas, se levantará el embargo y se abrirán las relaciones diplomáticas y políticas. Yo veo muy difícil que se vuelva para atrás el proceso.
¿Qué opina de las polémicas declaraciones de Donald Trump sobre los hispanos, como su deseo de levantar un muro entre Estados Unidos y México?
Y cuando dijo que no iba a permitir que ningún musulmán entrara en el país, y construir un muro que va a pagar México... Son declaraciones estúpidas completamente. Donald Trump es muy amigo mío. Como hombre de negocios y como amigo nos llevamos muy bien. Pero tenemos una visión completamente diferente en política social, internacional... Yo estoy a favor de servicios médicos públicos, de gastar dinero en educación, en salud, en medio ambiente... Donald Trump está diciendo a la gente las cosas que quiere oír. Hay mucha gente que tiene mucho miedo a la inmigración. En Europa hay muchos problemas económicos, una tasa de desempleo tan alta... Es muy fácil asustar a la gente. Es lo que están haciendo los demagogos. Y Donald Trump es un demagogo.
Estamos a las puertas de los Oscar y hay amenaza de boicot. ¿Está de acuerdo con que hay discriminación de los negros y los hispanos en Hollywood?
No, estoy en completo desacuerdo con el boicot que están haciendo. Yo creo que en Hollywwod hay presión para lo contrario: para que le den premios a personas negras e hispanas. Lo hemos visto, con premios a grandes directores mexicanos, argentinos, españoles... No hay ese prejuicio en Hollywood. Tratar de que le den premios a la gente solamente por su color, por su raza, o por su descendencia hispana es un error. Uno tiene que triunfar por méritos propios. Cuando hacen grandes películas se les da el reconocimiento que merecen.
¿El futuro de Estados Unidos pasar por lo hispano y el español?
Miami es ya una ciudad latinoamericana, pero todavía el latinoamericano no llega al 20% de la población del país. Está creciendo de forma más rápida que el angosajón, pero no va a ser una mayoría. Va a pasar como con otras inmigraciones: se irán asimilando. Cuando el nivel económico de estas inmigraciones sube, se tiende a casar con el resto de la población y se va acabado como minorías. Ciudades como Miami van a permanecer mucho más latinas que el resto del país. Pero esa influencia latina tan grande no se ve tanto en Nueva York, Chicago, Los Ángeles... Hay muchos latinos ilegales, y con un nivel adquisitivo más bajo. En Estados Unidos para tener poder hay que tener dinero.