Los ismos de los museos del siglo XXI: turismo y terrorismo
París pierde dos millones de turistas en 2016 y el Louvre, 1,9 millones de visitantes en tan solo dos años
![El pasado 30 de diciembre el Louvre aparecía así de blindado](https://s2.abcstatics.com/media/cultura/2017/01/06/louvre-kif--620x349@abc.jpg)
Por mucho que quieran sus directores convertirlos en lugares de conocimiento, los grandes museos del mundo se han tornado en centros de ocio. Hay quien los compara, no sin falta de razón, a parques temáticos. Son míticas las colas de museos como el Louvre o los Uffizi , las hordas de turistas adorando a la «Gioconda» en su altar o las multitudes que se arraciman al «calor» de la exposición del momento. Pero hoy vale tanto o más el continente que el contenido, el envoltorio que el regalo en sí mismo. Arquitectos estrella diseñan los nuevos templos artísticos del siglo XXI ( Norman Foster hará lo propio con el Salón de Reinos), cuyas tiendas son casi tan visitadas como las salas de exposiciones. Es más, los ingresos por la venta de merchandising supera con creces en muchos casos los de la taquilla.
Cafeterías, terrazas, jardines, espacios infantiles... se multiplican en las nuevas pinacotecas (véase el Whitney de Nueva York o la ampliación de la Tate Modern en Londres ), que sacrifican sus colecciones en pos de servicios al público y unas vistas inmejorables. En muchos casos, los museos han dejado de ser espacios para exhibir arte. Hoy cabe (casi) de todo en ellos. Si echamos un vistazo a las exposiciones de 2017, la moda o la música adquieren un gran protagonismo: Balenciaga , en París y Londres; Manolo Blahnik , de gira por medio mundo con sus celebérrimos zapatos; David Bowie y Brian Eno , en Barcelona...
Comienza el año y es hora de hacer balance. ¿Cómo han ido las visitas a los museos? Fuera de nuestro país se lo toman con calma a la hora de dar las cifras de visitantes. En España, 2016 fue un año para enmarcar. Todos nuestros grandes museos vieron cómo se pulverizaban sus cifras de visitantes. Tanto Prado como Reina Sofía superaban la barrera de los 3 millones , incrementando en ambos casos en más del 12% sus datos de 2015. Sus directores restan importancia a los rankings de cifras: lo importante no es la cantidad, sino la calidad de los visitantes. Pero a nadie amarga un dulce.
Atractivas programaciones
Subieron los museos de Madrid, pero también los de Barcelona, los de Bilbao, los de Málaga; las fundaciones, los palacios y monumentos de Patrimonio Nacional. A la hora de buscar explicación a la subida o bajada de visitantes de los museos, son muchos los condicionantes a tener en cuenta. El primero, por supuesto, el turismo . Y en este sector España batió todos los récords el año pasado, superando los 70 millones de turistas. Los atentados terroristas en países tan turísticos como Turquía y Egipto han desviado los visitantes a otros destinos. Y España se ha llevado un buen trozo del pastel. Pero no es el único factor. También influye, lógicamente, que los museos tengan una programación atractiva al gran público . La muestra del V centenario del Bosco batió todos los récords del Prado, con 589.692 visitantes. Lo mismo ocurrió hace unos años con la antológica de Dalí en el Reina Sofía, que cerró con 732.339 visitas e interminables colas diarias ante el museo. El Pompidou, que este año celebra sus 40 años, ya ha vivido en propias carnes el «efecto Dalí» : las dos exposiciones más vistas de su historia han sido del artista español.
Los nuevos ismos del arte ya no son movimientos artísticos: impresionismo, surrealismo, dadaísmo, expresionismo... Son el turismo y el terrorismo, capaces de hacer que el sacrosanto Louvre parisino baje por segundo año consecutivo su número de visitantes. El Louvre estaba muriendo de éxito . En 2014 pasaron por sus salas 9,2 millones de personas, una cifra inasumible para cualquier museo del mundo que quiera atender la calidad de sus visitas. Los terribles atentados de noviembre de 2015 en París le pasaron factura y la pinacoteca se quedó en 2015 con «tan solo» 8,6 millones de visitas. Los nuevos ataques terroristas el país, añadidos a la crecida del Sena el pasado mes de junio, que obligó al cierre durante unos días del Museo d’Orsay y el Louvre, han hecho que éste vuelva a bajar el número de visitantes hasta los 7,3 millones, un 15% menos que en 2015. Nada extraño si tenemos en cuenta que París perdió en un año dos millones de turistas.