Los irascibles: artistas en pie de guerra contra los museos
Setenta años después de que un grupo de disidentes estallara en 1950 contra el Metropolitan Museum de Nueva York, la Fundación Juan March evoca aquel célebre episodio con una exposición
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Decía Paul Valéry que si la realidad fuera un casino, el museo sería la banca, pues siempre gana. Quizá exageraba el escritor francés, pero no tanto. La relación entre artistas y museos - artistas disidentes Vs museos , para ser exactos- ha sido siempre de amor-odio, ni contigo ni sin ti... Hay cierto parasitismo entre ellos: se retroalimentan mutuamente. Aunque resulte sorprendente, las colecciones de los principales museos del mundo están plagadas de arte que nació precisamente contra los museos. El artista, dicen, «desafía al museo y éste acaba engulléndolo con mayor voracidad cuanto más se resiste».
Así ocurrió a finales del XIX con los impresionistas , que se rebelaron contra los jurados oficiales de los caducos Salones parisinos o, mucho después, con grupos como The Eight o The Ten en Nueva York: los primeros se alzaron contra la National Academy of Design; los segundos, contra el Whitney Museum. Y así ocurrió con un grupo de artistas norteamericanos, enfadados, airados contra el «establishment», la oficialidad, en los años 50 en Nueva York. Se les apodaría «Los irascibles» , aunque a los expresionistas abstractos norteamericanos se les bautizó como la Escuela de Nueva York. A ellos les dedica la Fundación Juan March una exposición, que tendrá sus puertas abiertas desde mañana hasta el 7 de junio .
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Gottlieb enciende la llama
Todo comienza en abril de 1950 , cuando un grupo de artistas se reúne en el Studio 35 de Manhattan para reflexionar sobre el arte nuevo. Adolph Gottlieb puso el dedo en la llaga: había que reacionar contra el jurado del certamen «American Painting Today: 1950» , una exposición concebida para diciembre de aquel año por el Metropolitan Museum , que dejaba fuera el arte nuevo de estos artistas. Deciden, pues, escribir una carta abierta al presidente del Met , Roland L. Redmond, quien nunca respondió. En ella se lamentan de que «la organización de la exposición y la elección de los jurados a cargo de Francis Henry Taylor y de Robert Beverly Hale no garantizan la más mínima esperanza de que se incluya una proporción equitativa de arte avanzado».
Paradójicamente, todos ellos, excepto Weldon Kees, cuentan hoy con obra en el Met y son algunos de sus principales reclamos. En total, firman la carta 18 pintores (Pollock se sumó desde su casa en los Hamptons a través de un telegrama), aunque también tenían el apoyo de diez escultores . Uno de los firmantes, Barnett Newman, enviaría la carta al «New York Times», que la publicó en portada el 22 de mayo de 1950. Su titular: «18 pintores boicotean al Metropolitan» . Un día después, se sumaría al debate el «New York Herald Tribune», que en su artículo bautiza a los artistas disidentes como «los 18 irascibles». La revista «Time» se posicionó del lado del Met: «La revuelta de los pelícanos» lo llamó.
Fotografía convertida en icono
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En enero de 1951 la revista «Life» decide reunir a estos artistas para una fotografía, convertida hoy en un icono. La fotógrafa elegida es Nina Leen , de origen ruso. La idea original era que posaran con sus monos de trabajo y una obra bajo el brazo en las escaleras del Met, pero los artistas rechazaron la propuesta. Finalmente, la sesión tuvo lugar en un lugar «neutral»: un estudio de «Life» en la 44 oeste de Manhattan. Aparecieron trajeados -parecen más banqueros que pintores - y posan serios , reivindicando con ello la dignidad de su oficio. Ellos eligieron dónde y cómo posar. Faltaron tres a la cita, pues se hallaban fuera de Nueva York: Fritz Buttman, Hans Hofmann y Weldon Kees. En el centro, Pollock con su inseparable cigarro .
La sesión fotográfica duró alrededor de una hora. Se tomaron doce fotos, en dos lugares del estudio. Había s olo una mujer, Hedda Sterne , que posa con abrigo y bolso en mano, más elevada que sus colegas. Con los años aborrecería esa imagen, pues todo el mundo le preguntaba por ella: «Setenta años de trabajo y solo me recuerdan por esa fotografía», se lamentaba Sterne. La instantánea se publicó en «Life», en su número del 15 de enero de 1951, acompañada de un texto con el titular «Una facción irascible de artistas avanzados ha liderado la lucha contra una exposición». La mítica fotografía, retrato extraoficial de la Escuela de Nueva York, ha sido recreada en multitud de ocasiones por artistas como Timothy Greenfield Sanders, Vik Muniz o Loren Munk, entre otros.
![«Sin título» (1952), de Mark Rothko. National Gallery of Art, Washington](https://s2.abcstatics.com/media/cultura/2020/03/05/iras66-kXvF--510x349@abc.jpg)
Importantes préstamos
La exposición de la Fundación Juan March cuenta con un equipo curatorial formado por Manuel Fontán del Junco, Inés Vallejo, Bradford R. Collins y Beatriz Cordero. El montaje es muy especial . Semeja el estudio de los artistas, con mesas altas donde se exhibe el material documental, que en este caso es casi tan relevante para la historia como las obras en sí mismas: revistas, cartas... Enfrentadas en dos paredes, dos fotografías recreadas a gran tamaño: la fachada del Metropolitan y la célebre fotografía de Nina Leen.
En la siguiente sala cuelgan 18 pinturas , una de cada uno de «Los irascibles», seleccionadas en torno a los años 50, excepto la de Clyfford Still, del 66. Junto a nombres tan célebres y cotizados como Pollock, Rothko, De Kooning, Barnett Newman o Motherwell, otros que resultan (casi) desconocidos fuera de Estados Unidos, como James Brooks, Fritz Bultman, Thodoros Stamos o Richard Pousette-Dart. Destacan los préstamos del Metropolitan y el Whitney de Nueva York, la Tate de Londres y la National Gallery de Washington.
La protesta de dieciocho artistas furiosos, airados contra un museo fue mucho más que una mera anécdota: supuso un momento decisivo en la historia del arte norteamericano.