Los hijos del arte degenerado

La Academia de las Artes de Berlín recuerda en una exposición a los hijos de los artistas que los nazis rechazaban

George Herzfelde Academia de las Artes de Berlín

ROSALÍA SÁNCHEZ

En el invierno de 1932, el editor alemán Wieland Herzfelde envió a su hijo George , de siete años, a Austria. En Berlín las cosas se habían puesto bastante feas y deseaba poner a salvo las dos cosas que más amaba en este mundo: su hijo y la agenda de nombres y direcciones de la editorial Malik , que metió en la maleta de George junto a camisas limpias y un par de botas.

Tras la Primera Guerra Mundial , había conseguido burlar a la censura con una auténtica revolución en el grafismo de su tiempo y el primer fogonazo del dadá alemán. Todavía en los años treinta, algunas de las cubiertas de Malik-Verlag obra de Heartfield y del artista húngaro László Moholy Nagy (1895-1946) fueron publicadas en la española Cénit de Rafael Giménez Siles , pero a esas alturas los nazis no estaban dispuestos a consentir siguiese dando a conocer en Alemania a los novelistas estadounidenses John Dos Passos («Tres soldados», 1922) y Upton Sinclair («Petróleo»), el ruso Ilya Ehrehnburg («El amor de Juana Ney») o el húngaro Georg Lukács («Historia y conciencia de clase»). Y mientras el editor intentaba continuar con sus escaramuzas intelectuales y literarias, George tuvo que ir adaptándose a los países de acogida. Austria, Checoslovaquia, Suiza, Inglaterra y, por fin, Estados Unidos.

Dibujo del niño George Herzfelde
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