Un grupo de inversores asiáticos, al acecho de un Botticelli que es patrimonio español

Colas en el estand de la galería Trinity Fine Art en la feria Frieze de Londres, que hoy cierra sus puertas, para admirar la obra maestra del pintor florentino, a la venta por 30 millones de dólares y cuyo comprador deberá mantenerla en España

Un grupo de visitantes admira la obra de Botticelli en Londres AFP

Francisco Carpio

Ha llovido ya un poco -y me resulta irresistible e irremediable añadir que, tratándose de Londres , un poco más todavía- desde que, en octubre de 2003, se iniciara una nueva propuesta dentro del abigarrado y peculiar mundo de las ferias de arte contemporáneo . Ese año nacía Frieze Art Fair , impulsada por Amanda Sharp y Matthew Slotover, fundadores, a su vez, de la revista «Frieze», bajo la dirección artística de Victoria Siddall. Fiel a su cita otoñal, desde el jueves hasta hoy ha tenido lugar una nueva edición, en esta ocasión la decimoséptima, y como también viene siendo habitual desde el principio, Regent's Park , uno de los parques más hermosos de Londres , es la sede de una feria que sin duda se ha convertido ya en referente dentro del planeta Arte .

La feria cuenta con cerca de 170 galerías participantes, y más de un millar de artistas presentes. Está claro que Frieze goza de buena salud , ya que en el 2012 se abrió una nueva sede en Nueva York y este mismo año ha surgido igualmente otra en Los Ángeles .

Ese mismo año aparece también una nueva sección, Frieze Masters , centrada fundamentalmente en la exhibición de obras de arte anteriores al siglo XXI , lo que permite contemplar piezas tan diversas como una estatuilla africana, una laca de la china imperial, espléndidas pinturas de los grandes maestros del Renacimiento o del Barroco , o también excelentes trabajos de artistas de las vanguardias y del siglo XX. En esta nueva edición se encuentran representadas más de 130 galerías de todo el mundo.

Entre tantas obras excepcionales dentro de Frieze Masters hay este año una que destaca especialmente, tanto por su innegable valor artístico como también por las singulares circunstancias que rodean su posible venta. Se trata del «Retrato de Michele Marullo Tarcaniota» pintado por Sandro Botticelli en 1491 . La pintura, que en el pasado se creyó un autorretrato de Masaccio, representa a ese militar y poeta griego en lengua latina, nacido en Constantinopla. Es la última de este genial artista que todavía pertenece a una colección privada , y fue adquirida a mediados de los años 20 del siglo pasado por el político y empresario catalán Francisco de Asís Cambó , quien durante muchos años la consideró una de sus piezas predilectas, formando parte importante de su colección personal. En 2004 fue prestada por su hija Helena Cambó al Museo del Prado y permaneció expuesta allí, junto con otras obras de Botticelli , donadas por la familia, entre ellas las tres tablas que cuentan la espeluznante historia de Nastaglio degli Onesti, hasta que en 2017 volvió a la colección familiar.

Ahora, tras contactar uno de los catorce propietarios del cuadro con una galería presente en Frieze Masters, la londinense Trinity Fine Art , esta pone a la venta en su estand ese importante cuadro por una cantidad cercana a los 30 millones de dólares (algo más de 27 millones de euros ). Pero lo hace con una notable peculiaridad: se trata de una obra declarada en 1988 Bien de Interés Cultural (BIC) por la Ley de Patrimonio Histórico del Ministerio de Cultura , por lo que ha viajado fuera de nuestro país con un permiso especial de exportación temporal . Al parecer, la autorización de venta estaría supeditada a que los propietarios ofrezcan al Estado el derecho de tanteo. Todo ello supone que su posible comprador, una vez adquirida, debería forzosamente mantenerla dentro del territorio nacional . Este particular condicionante explica en gran medida el relativo bajo precio de salida de una obra que había sido valorada previamente en el 2016 por el Estado español en 60 millones de euros .

Representantes de la galería Trinity Fine Art con los que hemos tenido ocasión de ponernos en contacto nos han confirmado sus fundadas expectativas respecto a la casi segura venta de este espléndido cuadro del pintor florentino, pese al evidente hándicap que supone su declaración como BIC. Al parecer, según nos han comentado, y siempre que el comprador no resida en suelo español, se barajan algunas otras posibles opciones, entre ellas la de solicitar una prórroga temporal para poder disfrutar de la obra fuera de nuestras fronteras . En el caso de que su propietario fuera español, tampoco se descarta su cesión a un museo de propiedad estatal . Fuentes de la galería confirman, también, un reciente interés por parte de un grupo de inversores asiáticos . Sea cual sea el desenlace final, lo cierto es que, mientras tanto, la expectación continúa y ya se forman pequeñas colas -fuimos testigos presenciales de ello- a la puerta del estand para admirar y fotografiar (¡cómo no!) esta obra maestra .

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