Así es el gran tesoro de arte paleolítico que esconde la cuenca del Duero
Los últimos descubrimientos de arte Paleolítico en La Fregeneda (Salamanca) unidos a los situados en Siega Verde (Salamanca) y Valle del Côa en Portugal, ambos Patrimonio de la Humanidad, reafirman la importancia del mayor enclave de grabados rupestres de Europa y abren la posibilidad de nuevos hallazgos en la zona
Los últimos descubrimientos de arte Paleolítico en La Fregeneda (Salamanca) unidos a los situados en Siega Verde (Salamanca) y Valle del Côa en Portugal, ambos Patrimonio de la Humanidad, reafirman la importancia del mayor enclave de grabados rupestres de Europa y abren la posibilidad de nuevos hallazgos en la cuenca del Duero.
En la última década, Mario Reis y Carlos Vázquez han realizado una exhaustiva prospección en el paraje conocido como Arroyo de las Almas, a orillas del río Águeda, en La Fregeneda (Salamanca), donde han hallado más de seiscientos grabados de diferentes épocas, veintiuno de ellos del Paleolítico, con una antigüedad superior a los 9.500 años.
El resultado de su trabajo ha sido publicado en la revista Trabajos de Prehistoria, donde dan a conocer veintiún grabados paleolíticos sobre rocas de pizarras y esquistos: trece con motivos zoomorfos (équidos y cérvidos), siete con signos y uno indeterminable.
Carlos Vázquez ha explicado a Efe que el descubrimiento de Arroyo de las Almas acredita que el arte paleolítico al aire libre "era muy numeroso en el Pleistoceno, que no se limita al Valle del Côa y Siega Verde, aunque estos lugares son los más importantes de Europa".
En su opinión, la importancia de Arroyo de las Almas es que conecta el Côa y Siegaverde, demuestra que «hay rutas de paso» e indica que en la cuenca del Duero «hay lugares que no están lo suficientemente prospectados».
De hecho, ya en 1991 hubo una prospección sin resultados en La Fregeneda, en el lugar donde se han producido los recientes descubrimientos.
La idea de realizar una nueva prospección en este lugar surgió en 2006 por iniciativa de Mario Reis, investigador del Parque Arqueológico del Valle del Côa (Portugal) y probablemente uno de las personas que más arte rupestre han descubierto en la península Ibérica.
Años después, en 2011, este arqueólogo descubrió el primer grabado en una roca situada en el lado portugués del río Águeda, en Redor do Porco.
Fue entonces cuando se puso en contacto con Carlos Vázquez, historiador que trabaja como guía en el yacimiento arqueológico de Siega Verde (ADECOCIR) y forma parte del grupo de investigación reconocido del Departamento de Prehistoria e Historia antigua de la Universidad de Salamanca.
Por ello, en 2015 Mario Reis y Carlos Vázquez presentaron el proyecto y pidieron permiso a la Junta de Castilla y León para realizar una prospección arqueológica con el aval académico de la Universidad de Coimbra (Portugal), que aportó apoyo científico, no económico.
De ese modo comenzó el trabajo de campo, autofinanciado en su totalidad por los propios investigadores y que comenzó con el descubrimiento de una roca de arte agropastoril y popular, de época contemporánea y moderna, que la gente del entorno conocía y que indicaba cómo por el contexto de la zona existía la posibilidad de encontrar grabados prehistóricos.
El exhaustivo trabajo se realizó de día y de noche, con iluminación fría Led, los motivos se documentaron con fotografías diurnas, nocturnas y calcos, y se clasificaron a partir de imágenes digitalizadas y tratadas con programas informáticos específicos.
Los resultados no se hicieron esperar y poco a poco fueron realizando descubrimientos: el primer artículo introductorio con sus conclusiones fue publicado en 2015, y con anterioridad se habían entregado informes a la administración donde se daba cuenta de la existencia de estas rocas de arte paleolítico.
Desde un punto de vista técnico y cronológico, las semejanzas del nuevo hallazgo son mayores con el Valle del Côa, «porque ambos son diacrónicos, exhiben arte de diferentes épocas: Paleolítico, esquemático, de la Edad de Hierro y contemporáneo» y además los grabados de la zona portuguesa están mayoritariamente labrados con la técnica de la incisión, única utilizada en los grabados de Arroyo de las Almas.
Los de Siega Verde y Val de Côa, con 18.000 y 25.000 años de antigüedad, son anteriores a los de Arroyo de las Almas, que se sitúan entre el 17.500 y el 9.500 antes de nuestra era.
Una vez descubiertos estos nuevos grabados, lo que primero se necesita es que este arte rupestre sea protegido, porque hay rocas paleolíticas que «corren peligro» debido a su fácil acceso, ha añadido.
Sin embargo, desde un punto de vista turístico, aunque se puede obtener cierto rendimiento, «nunca va a ser Siega Verde ni el Côa», debido a sus dimensiones, ya que en Arroyo de las Almas hay localizados únicamente veintiún grabados frente a los más de seiscientos de Siega Verde y el millar del Valle del Côa, los mayores enclaves de arte Paleolítico de la península ibérica.