El futuro perfecto de Constant Nieuwenhuys

El Reina Sofía presenta «Nueva babilonia», una exposición sobre la ciudad del futuro que diseñó el artista holandés

Ua de las obras expuestas en «Nueva Babilonia» ABC

Jorge S. Casillas

Corría el año 2000 cuando Constant Nieuwenhuys y su mujer Trudy van der Horst caminaban por los alrededores del Reina Sofía . El artista holandés, que nunca dejó de cultivar su estilo, señaló al edificio y advirtió: «No estoy representado en este museo» . Quince años después de aquella inocente reflexión –y diez años después después de su fallecimiento– llega a Madrid «Nueva Babilonia» , una exposición que delimita la parte más reconocible de su obra. Un proyecto a través del cual diseñó lo que él consideraba como la «ciudad del futuro».

Para explicar mejor esta idea la muestra comienza con algunas obras anteriores, realizadas cuando era miembro de la agrupación «Cobra» , un conjunto de autores dedicados al arte moderno y cuyo nombre proviene del comienzo de sus ciudades de origen: Copenhague, Bruselas y Amsterdam. En ese periodo, Constant hizo numerosas referencias a los conflictos del siglo XX con obras como «8 x la Guerra» (1951) o «El Incendio» (1950). Cuentan que cuando quiso empezar con «Babilonia» vendió algunos de estos trabajos previos para financiarse.

La ciudad que concibió Constant no tiene nada que ver con la Babilonia antigua. Mientras en el relato bíblico se empeñaban en construir hacia arriba, Constant diseña una especie de galerías horizontales para dar cabida al hombre del futuro , el homo ludens.

Esta obsesión comenzó en torno al año 1953, cuando Constant conoce al arquitecto Aldo van Eyck . A partir de ese momento se embarca en una serie de planos, collages y esculturas que van dando forma a su proyecto de ciudad perfecta, una ciudad donde el hombre moderno tendría mucho más tiempo libre del que dispone actualmente y podría vivir en perfecta armonía con sus semejantes. Llega a decir que en «Nueva Babilonia» no hay lugar para la agresividad.

Algunos de los cuadros y collages de la muestra recogen cómo Constant aplicó estas galerías sobre el mapa urbano de Amsterdam, Amberes, Sevilla o incluso Barcelona. «Cuando yo era estudiante –dijo ayer Benno Temple, director del Museo de Arte Contemporáneo de La Haya– las obras sobre Nueva Babilonia eran vistas como «radicales» por los historiadores. En Estados Unidos no pudimos hacer esta exposición, pero que un museo como el MoMA diga que algo es demasiado radical significa que Constant tiene algo que contar».

Obras delicadas

Es la primera vez que muchas de estas obras salen de Holanda porque algunas de las esculturas del proyecto «Nueva Babilonia» están hechas con metacrilato. «Constant nunca repitió su fórmula de éxito –explicó su viuda, Trudy van der Horst–. Él se agarró a su vocación como artista y creo que estaría muy orgulloso de esta exposición».

La tesis principal de Constant era que el hombre moderno tendría mucho tiempo libre como consecuencia de la mecanización del trabajo. Por esta razón, en 1969 escribió un ensayo titulado «La rebelión del homo ludens» donde definió los rasgos característicos de los nuevos babilonios, que habitarían esas galerías diseñadas por él donde abundan las escaleras y los laberintos sin salida. Según Constant, aunque ahora vamos corriendo a todas partes, lo habitantes del futuro no tendrían problema en tardar más tiempo de lo habitual.

Para él, señaló Laura Stamps , comisaria de la exposición, «perderse dejaría de ser sinónimo de extraviarse para significar la exploración de nuevos caminos».

Al final la realidad sacudió al autor holandés, que con el paso de los años asumió que su proyecto era irrealizable a corto plazo: «Hasta aquí he llegado –dijo en una entrevista–. No puedo ir más lejos . El proyecto existe. Se halla a buen recaudo en un museo, a la espera de tiempos más propicios con los que vuelva a despertar el interés de los urbanistas». Quizá algún día, cuando dejemos de ir a los sitios a todo trapo, su Nueva Babilonia pueda ser construida.

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