Así son los excepcionales tapices diseñados por Rafael hace cinco siglos que regresan a la Capilla Sixtina
Las diez piezas creadas para el perímetro inferior se expondrán solo una semana como homenaje al genio en el quinto centenario de su fallecimiento
La Capilla Sixtina se ha «vestido de largo» con el regreso de los diez tapices diseñados por Rafael para todo el perímetro inferior, justo debajo de los frescos laterales realizados por Botticelli, Perugino, Ghirlandaio y otros grandes artistas. Es un homenaje a Rafael Sanzio (Urbino 1483 – Roma 1520) en el quinto centenario de su fallecimiento.
La capilla de referencia en la pintura mundial fue iniciada por Sixto IV (1471-1484), de quien lleva el nombre, y que logró enriquecerla con los extraordinarios frescos de Botticelli, Ghirlandaio y Perugino sobre la vida de Moisés y la de Jesús.
Una veintena de años después la Capilla Sixtina fue realzada extraordinariamente con los frescos de Miguel Ángel durante el pontificado de Julio II (1503-1513). Era un lugar muy importante pues en aquella época, las grandes ceremonias papales no se celebraban en la basílica de San Pedro sino precisamente allí.
Tras el fallecimiento de Julio II, los cardenales eligieron papa a Juan de Medici , hijo de Lorenzo el Magnífico y gran amante de las artes, quien tomó el nombre de León X (1513-1521).
El nuevo papa florentino se sentía también mecenas, y llamó a Rafael para que diseñara diez grandes tapices que completasen la Capilla Sixtina con escenas de la vida de san Pedro y san Pablo . Pero, sobre todo, que rivalizasen con la obra maestra de Miguel Ángel y de sus predecesores.
El pintor «divino» realizó, a lo largo de 1515 y 1516, los cartones que posteriormente fueron enviados a Flandes. Allí se convirtieron en tapices en el taller de Pieter van Aelst entre 1519 y 1521. Precedidos por la fama de quien los había visto en Bruselas, siete de ellos llegaron a la Capilla Sixtina antes del prematuro fallecimiento de Rafael el 6 de abril de 1520 a los 37 años. Los cartones se conservan en el Albert Museum de Londres .
Los diez «tapices riquísimos de oro y de seda» -como los describía en el siglo XVI el gran historiador del arte Giorgio Vasari - estarán a disposición de los visitantes en su lugar original solo durante esta semana, debido a los riesgos de exhibirlos a nivel del pavimento en un lugar que acoge a más de veinticinco mil turistas cada día.
Trasladarlos desde la Pinacoteca Vaticana , donde se exhiben de modo permanente protegidos por paneles de plexiglás, ha sido un trabajo delicado con el pensamiento puesto en minimizar la fatiga de los hilos de oro y otros metales.
Los tapices están diseñados para que resistan ser enrollados y desenrollados pero, si se quiere que obras maestras de medio milenio de antigüedad duren a lo largo de muchos milenios, es preciso extremar la atención en cualquier traslado, y hacerlo solo en grandes ocasiones.
Dentro de una semana, los tapices regresarán a la Sala VIII de la Pinacoteca Vaticana, dedicada a Rafael y recibirán sin duda muchas más visitas a lo largo de este año del Quinto Centenario del fallecimiento del autor.
Según la directora de los Museos Vaticanos, Barbara Jatta , «cuando se colgaron los primeros siete tapices en 1519, fue opinión unánime que no había nada más hermoso en la ciudad. Al cabo de quinientos años, el museo del Papa quiere compartir esa belleza como homenaje al divino Rafael».
Toda la operación ha sido supervisada por Alessandra Rodolfo, conservadora de tapices y tejidos de los Museos Vaticanos, con la ayuda de numerosos expertos. Según la conservadora, los tres últimos tapices de la serie, «San Pablo en la cárcel», «La muerte de Ananías» y «San Pablo en Atenas» , llegaron al Vaticano en 1521.
El ciclo completo de tapices, denominado «Hechos de los Apóstoles» , refleja los momentos más decisivos de la vida de san Pedro y de san Pablo, completando las narrativas sobre Moisés y Jesús en los frescos de las paredes laterales y la de la creación del mundo en lo alto de la bóveda.
Incluyen escenas claves de la vida de San Pedro como «La pesca milagrosa» o «La entrega de las llaves» , pero también otras menos relatadas pictóricamente como «La curación del paralitico».
Los tapices fueron expuestos en la Capilla Sixtina en 1983 con motivo de las celebraciones del Quinto Centenario del nacimiento de Rafael y han vuelto ahora en el de su fallecimiento.
Como otras grandes obras maestras, su historia incluye algunas desventuras como, por ejemplo, la retirada y venta en pública subasta en 1798 durante la ocupación francesa. Por fortuna, el legendario c ardenal Consalvi logró comprarlos en 1808 y devolverlos al Vaticano.
Noticias relacionadas