Cumbre del G-20 museístico en el Prado
Con una única ausencia destacada (el director del Louvre), los grandes museos históricos del mundo reflexionan sobre sus retos y desafíos, desde hoy hasta el jueves, en Madrid
Con motivo de su bicentenario, el Prado ha convocado a los directores de los museos históricos más importantes del mundo para abordar, desde hoy hasta el jueves, el papel de las grandes pinacotecas y sus desafíos para el futuro. El curso, organizado por la Fundación Amigos del Museo del Prado y bajo el título «Presente y futuro de los museos mundiales» , forma parte de la programación de los Cursos de Verano de la Universidad Complutense de Madrid y cuenta con el apoyo de la Fundación ACS. Ya se organizó un encuentro similar hace 25 años, cuando el Prado celebró sus 175 años. El museo congregó a los entonces directores de los grandes museos internacionales. El único que se mantiene aún en el cargo es Mikhail Piotrovsky, director del Hermitage de San Petersburgo, que repite 25 años después.
Le acompañarán, entre otros, los directores del Metropolitan de Nueva York (Max Hollein), el Kunsthistorisches de Viena (Sabine Haag), la Galería de los Uffizi de Florencia (Eike Schmidt), la National Gallery de Londres (Gabriele Finaldi), los Museos Vaticanos (Barbara Jatta) o los Museos d’Orsay y de l’Orangerie (Laurence des Cars). Se echa en falta la presencia del Louvre . Su director, Jean-Luc Martinez, no ha podido asistir. «La relación con él es magnífica en lo personal y lo profesional», aclara Miguel Falomir, director del Prado . Hubiera sido interesante saber cómo va a afrontar Martinez los 10,2 millones de visitantes anuales... y creciendo.
Pero, ¿cuáles son esos retos de los grandes museos internacionales en el siglo XXI? Falomir comenta a ABC que, en líneas generales, son tres: «Por un lado, la sostenibilidad económica . Cada vez es más caro mantener estos museos y todos estamos buscando fórmulas de financiación adecuada. El segundo es el problema de la creciente masificación . Estos grandes museos se han convertido en destinos turísticos de masas, lo cual es muy beneficioso, pero plantea unos retos importantes. El principal es cómo seguir manteniendo una visita placentera, al mismo tiempo que crecen los visitantes. Y, en tercer lugar, los desafíos que plantea la tecnología . Es una aliada fundamental, pero supone un escenario distinto, con nuevas formas de mirar, con un público que está acostumbrado a un tipo de imágenes tridimensionales e interactivas».
Arte contemporáneo, ¿sí o no?
Estos son los principales retos, pero hay más: ¿Hasta qué punto los museos de arte antiguo serán capaces de incrementar sus fondos? ¿Convivirán en paz y armonía el arte antiguo y el contemporáneo? ¿Cómo delimitar las fronteras entre uno y otro? ¿Cómo afrontar los altísimos seguros de los préstamos de obras maestras? Se dispararon tras los atentados del 11-S en Nueva York. ¿Son seguros los grandes museos? ¿Han cambiado los protocolos tras el incendio de Notre Dame ? ¿Ha acabado la fiebre de las ampliaciones museísticas?
Además de las masas en el Louvre, en parte fruto del «efecto Beyoncé» , cuentan que hay una media de diez desmayos diarios en los Museos Vaticanos . Preguntamos a Falomir cómo combate el Prado el tema de la masificación. De momento, ya se reducido el número de personas en las últimas exposiciones temporales (70 cada quince minutos). «Estamos aproximándonos, pero todavía no hemos llegado a ese punto de saturación –confiesa Falomir–. Reconozco que es muy díficil la solución , porque el público siempre es selectivo. Si estuvieran los visitantes el mismo tiempo delante de las obras y las vieran todas, sería muy sencillo. Se pondrían numerus clausus por obra. Pero en el Prado, como en todos los museos, hay salas abarrotadas y otras absolutamente vacías. Hay cuadros delante de los cuales la gente está cinco segundos y, delante de otros, en cambio, están varios minutos. Se habla de recurrir al Big Data, pero no es tan fácil, porque nos enfrentamos a la subjetividad lógica del visitante, que es dueño de pasar el tiempo que quiera delante de los cuadros. Es evidente que en un momento determinado habrá partes del museo que tendrán un tratamiento distinto a otras. Pero aún no ha llegado ese momento».
Sobre la seguridad , dice el director del Prado que «los museos, en general, son instituciones bastante seguras. Es verdad que de vez en cuando hay accidentes. Todos recordamos el incendio del año pasado en Sao Paulo. Se trata de minimizar el riesgo. Si sucede un accidente, la reacción debe ser inmediata, debe haber protocolos de actuación y un mantenimiento constante en los edificios. Lo cual significa tener una financiación que lo permita». El Prado tendrá un nuevo «plan de evacuación» de su colección.
Fin de las megaexposiciones
Parece que la era de las megaexposiciones ha tocado a su fin. «Hay dos factores que lo explican –dice Miguel Falomir–. Por un lado, el coste es cada vez mayor. Por otro, los museos son cada vez más reacios a desprenderse de sus obras principales. Prefieren tenerlas y que el público se acerque a ellos para verlas. Cada vez es más fácil viajar. No se hacen menos exposiciones, pero sí de una envergadura menor que hace veinte años». De momento, el Prado tiene dos prioridades: comenzar las obras del Salón de Reinos y la elección del presidente/a de su Patronato . «La financiación del Salón de Reinos depende de los Presupuestos Generales del Estado. Estaban previstos en los anteriores, que no se aprobaron. Confiamos en que se mantengan para los próximos. También vinculado a la formación del Gobierno, el nombramiento del presidente del Patronato. Lo ideal sería alguien que conozca la institución, que la ame y trabaje por ella. No me cabe duda de que así será, como ha ocurrido con los anteriores presidentes del Patronato. En estos momentos son los dos retos más próximos», subraya Falomir.