Cindy Sherman, una retrospectiva «monstruosa»

La Fundación Louis Vuitton de París acoge la muestra más completa de la gran artista visual, una síntesis de todos sus mundos

Una de las imágenes de Cindy Sherman que pueden verse en la exposición de París Fundación Louis Vuitton

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La Fundación Louis Vuitton ha reabierto en París con una retrospectiva de Cindy Sherman doblemente “monstruosa”, por su belleza insólita y por la naturaleza de los “personajes” inmortalizados por una de las grandes fotógrafas de nuestro tiempo , cuya obra oscila entre el relato visual, esperpéntico, y el arte conceptual más desgarrado y poético.

Suzanne Pagé, directora de la Fundación , acompañada de Marie-Laure Bernadac, Olivier Michelon y Ludovic Delalande, han reunido 170 obras de Sherman , “puestas en escena” por Marco Palmieri. Quizá se trate de la retrospectiva más completa de la gran artista visual, hasta hoy, una síntesis de todos sus mundos, culminando un ambicioso proyecto muy semejante al de Valle-Inclán , creando el género teatral del esperpento .

Cindy Sherman fotografía la realidad para mejor deformarla, a través del montaje y edición de su trabajo, que solo tiene una sola protagonista: ella misma. Poniéndose en escena, como niña, hada, ama de casa, mujer de mundo, hombre/mujer andrógina, señorita bien, señorita canalla, la creadora concibe imágenes, situaciones, escenas y “crónicas” de la vida diaria en los EE.UU. y buena parte de Europa. Se trata de una crónica esperpéntica de las metamorfosis de nuestras sociedades . Las amas de casa y señoritas bien de Sherman son norteamericanas, pero pueden ser inglesas, italianas, murcianas o parisinas.

Una de las imágenes de Cindy Sherman que pueden verse en la exposición de París Fundación Louis Vuitton

Durante los primeros veinticinco años de su carrera, entre 1975 y el 2000, muy groseramente, Cindy Sherman fotografió muñecos, hadas, brujas, heroínas y asesinos. Muñecos violentamente “sexuales”. Hadas y brujas no siempre endemoniadas. Heroínas de cuentos de hadas perdidas en la cocina del ama de casa de un suburbio medianamente acomodado.

Son leyenda los retratos de August Sander (1876-1964) de la Alemania de entreguerras: un inmenso “catálogo” de las profesiones, personalidades y categorías sociales de su época. La obra de Cindy Sherman también tienen esa dimensión “documental” , pero, con una profunda dimensión esperpéntica. Durante los últimos veinte años, la fotógrafa ha continuado esa dimensión esencial de su trabajo, para mejor profundizar en su zoología fantástica .

Una de las imágenes de Cindy Sherman que pueden verse en la exposición de París Fundación Louis Vuitton

La serie “Fairy Tales” (Cuentos de hadas, 1985) quizá sirva de “puente” en las distintas épocas y series: Sherman llegó a “ilustrar” algún cuento de los hermanos Grimm , para mejor detenerse en un universo de pesadilla y hadas/brujas de misteriosa actualidad.

Homenaje a los grandes maestros

Durante una estancia en Roma, la fotógrafa imaginó y realizó una serie excepcional, “History portraits” (Retratos de historia, 1989 - 1990). Ramón Gaya realizó en el destierro el gran antecedente pictórico de esta serie de Sherman: homenajes a los grandes maestros del pasado, de Velázquez a Rembrandt . Se trataba, para el pintor murciano, de “salvar” y “preservar” la magna tradición pictórica clásica. Sherman, por su parte, ha realizado a su manera homenajes a Caravaggio, Ingres, el Rafael de “La Fornarina”, entre otros grandes maestros del pasado. Ahí es nada: el Panteón del gran arte occidental, revisitado por una fotógrafa que comenzó a trabajar siguiendo el modelo más profundo de Marcel Duchamp .

La serie “Collages” (2015) es una experiencia “rara”: obras creadas a través del montaje y superposición de otras obras, “leyéndose” las unas a las otras con rara ferocidad. Ocasionalmente, Sherman ha utilizado algunas técnicas de Andy Warhol . Para mejor dinamitarlas. Allí donde Warhol es un artista “pop” muy decorativo, Sherman es una fotógrafa feroz , consigo misma, de entrada: ella es su propia modelo, siempre dispuesta a la caricatura más descarnada.

“Flappers” (Chicas a la moda, 2016-2018) quizá sea la más bella de las últimas series de Sherman, inspirada originalmente en la fotografía alemana de moda de los años veinte y treinta del siglo pasado: rostros ultra maquillados, siluetas estilizadas rabiosamente “chic”, chicas en la frontera de muchos mundos. Sir Alfred Hitchcock se sirvió de las heroínas prerrafaelistas, y sus doradas cabelleras, para explorar misteriosos e inquietantes universos de pesadilla (“Vértigo”, “Con la muerte en los talones”). Sherman utiliza la semilla original de la foto de moda alemana de los años veinte y treinta del siglo XX para concebir otros mundos, que están en este. Con frecuencia, la fotógrafa abandona su propia visión esperpéntica de nuestros mundos , en crisis, para construir imágenes muy luminosas de un mundo clásico, donde las heroínas tienen un puesto mítico, fundacional.

Una de las imágenes de Cindy Sherman que pueden verse en la exposición de París Fundación Louis Vuitton

Con “Men” (Hombres, 2019-2020), Sherman vuelve a sus esperpentos más clásicos . Disfrazada de hombre, Sherman fotografía a un arcoiris de personajes de calculada ambigüedad. La fotógrafa ya había trabajado la silueta masculina. Pero casi siempre quedó insatisfecha. Según ella misma, le “salía” una caricatura un poco grotesca de “machos” caricaturescos. Durante los dos últimos años, ha preferido trabajar su propia silueta, con puestas en escena calculadamente “triviales” para dar a sus personajes andróginos un aura “misteriosa”.

Una de las imágenes de Cindy Sherman que pueden verse en la exposición de París Fundación Louis Vuitton

“¿Nueva masculinidad?” ¿Afirmación de identidades andróginas? … Sherman se guarda muy mucho de “poner título” a sus obras , que son “autorretratos” (en cierta medida) y son retratos de personajes “imaginarios” (fruto del montaje y la puesta en escena de la fotografía). Personajes de “otros mundos” que iluminan nuestros mundos de manera inquietante, por momentos. El mundo, las mujeres, los hombres… están, estamos cambiando: pero no sabemos a ciencia cierta hacia dónde vamos. Y esa incertidumbre nos interpela y da miedo, por momentos.

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