El Bosco «resucita» en el Prado tras morir de éxito: renueva su estética y se blinda
El museo presenta una renovación integral de la sala dedicada al pintor, que reabre después de siete meses: hay mejoras en los soportes, la iluminación y la conservación preventiva de las obras
Esta mañana, el ruido era atronador en el Paseo del Prado , tomado por cientos de autobuses durante una manifestación. A unos metros de allí, dentro del Museo del Prado , el silencio y la emoción reinaban en la sala 56 A del edificio Villanueva , dedicada monográficamente al Bosco , que ha sido remozada integralmente. Cuenta con un nuevo montaje museográfico , gracias a la colaboración de la Comunidad de Madrid y el apoyo de Samsung, protector tecnológico del museo. Antes de la pandemia, cuando había turistas en las ciudades y colas para entrar en los museos, los visitantes del Prado solían arremolinarse especialmente en dos espacios de la pinacoteca: la sala XII, donde cuelgan «Las Meninas», y la sala del Bosco. Una estampa que se repetía a diario era ver a un nutrido grupo de personas en torno a «El Jardín de las Delicias» . La sala, que llevaba cerrada desde el pasado 12 de marzo , reabre de nuevo. Es, pues, otro de los alicientes para regresar al Prado.
Según Andrés Úbeda , director adjunto de Conservación e Investigación del museo, «el Prado es singular por salas como esta. Es uno de sus activos más importantes. Pero estaba muriendo de éxito . La visita, muy placentera, se volvía incómoda a veces». Cuando en 2016 se celebró la mayor antológica del Bosco en el Prado, con motivo del quinto centenario de su muerte , visitaron la exposición más de 600.000 personas , un récord histórico para el museo. Durante el bicentenario, el año pasado, hasta 7.000 personas diarias pasaron por la sala del pintor. Incluso durante el confinamiento el público virtual ha mostrado su fidelidad al Bosco y, concretamente, a "El Jardín de las Delicias»: el directo en Instagram dedicado a esta obra maestra fue el más visto del programa online #Prado Contigo . Por todo ello, los responsables del Prado decidieron responder a esta gran demanda del público con una nueva instalación y un montaje que optimiza el espacio, mejora la accesibilidad a las obras y la circulación de los visitantes . Hay ahora más espacio para deambular entre los Boscos. La sala cuenta, temporalmente, con un aforo máximo de 40-41 personas .
Por un lado, se ha llevado a cabo una reforma estética . Las paredes se han pintado de un elegante color verde más oscuro. Se ha cuidado expresamente la iluminación para que se puedan admirar los trípticos en todo su esplendor: no sólo el anverso, también el reverso de las alas, que ha supuesto un reto técnico (gracias a un sistema de recorte, a unos perfiladores, se controla el haz de luz). No hay reflejos, ni sombras; no deslumbran los focos. La sala está presidida por tres espléndidos trípticos del Bosco: «El Jardín de las Delicias», «El carro de heno» y «La Adoración de los Magos». Todos ellos, junto con la «Mesa de los Pecados Capitales», cuentan con nuevos soportes metálicos , más pequeños y discretos, menos invasivos que los anteriores, pero muy complejos.
La mejora de los soportes no es solamente estética. También responde a la conservación preventiva . Dentro del Plan de Protección de Colecciones ante Emergencias , estos soportes -cada pieza es desmontable- cuentan en su interior con unas mantas o fundas ignífugas de protección . Tienen cuatro capas, que protegen las obras del fuego, el agua, el humo, el polvo... En caso de una eventual emergencia, es posible instalarlas en un máximo de 2,5 minutos. Se ha mejorado la accesibilidad para instalar y desinstalar las piezas con una plataforma elevadora, sin movimientos bruscos.
En una de las paredes de la sala cuelga un monitor de 65 pulgadas en el que el visitante podrá descubrir una sucesión animada de detalles de las obras , difícilmente perceptibles al ojo humano: las figuras están ampliadas hasta doce veces mayor que el original. Es una novedad en las salas de la colección permanente del museo. Se mantendrá, si tiene una buena acogida por parte del público. Además de los tres trípticos y la «Mesa de los Pecados Capitales», cuelgan en la sala otras dos obras del Bosco («La extracción de la piedra de la locura» y «Las tentaciones de san Antonio Abad»), otra del taller del Bosco del mismo título, y una última de autor anónimo, seguidor del Bosco («Paisaje con la visita de Tundal al infierno»). Alejandro Vergara , jefe de Conservación de Pintura Flamenca del Prado, comenta que « el Prado y El Bosco van de la mano . Es un pintor que conoció el éxito en vida, fue olvidado en los siglos XVII y XVIII y se redescubre en el XIX. Pintores como Patinir y Bruegel el Viejo incorporan en sus obras figuras bosquianas para venderlas mejor».
El Prado prosigue la apertura gradual de sus espacios . El 6 de junio reabrió sus puertas con «Reencuentro», que ocupa la galería central y las salas anexas. Ya ha reabierto casi toda la primera planta. Además, se inauguró la exposición «Invitadas» en dos salas del edificio de Moneo (lleva ya 10.393 visitas y 613 catálogos vendidos), se incorporaron en depósito temporal los Grecos de Illescas, reabrió la sala del Tesoro del Delfín y ahora le toca el turno a la sala del Bosco. Explica Andrés Úbeda que «el museo se compartimentará en módulos, que se irán reabriendo, según evolucione la pandemia. Las últimas en hacerlo serán las plantas superiores».