El autogiro y Juan de la Cierva, el ingenio se reinventa

Su bisnieta organiza una exposición para homenajear al gran aeronáutico cuando se cumplen 125 años de su nacimiento

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ABC entrevistaba a un triunfal Juan de la Cierva el 20 de diciembre de 1928 . El ingeniero acababa de poner un pie en Madrid tras una gira triunfal de presentación del autogiro , su gran aportación a la historia de la aviación mundial. Subido a él sobrevoló por primera vez el Canal de la Mancha . «A las dieciséis y dieciséis apareció en el horizonte el aparato. Se veía girar su hélice con precisión. El autogiro dio una gran vuelta por encima del aeródromo, pasando a gran velocidad. Después subió un poco y, a 150 metros de altura, paró el motor. Entonces el aparato comenzó a descender verticalmente, deteniéndose unos momentos en el descenso para reemprenderlo instantes después. Y suavemente, sin ningún incidente, el autogiro se posó en tierra », relataba nuestro periódico ese día.

Él estaba exultante . «Este viaje, más que por el halago personal que puede representar para mí, por el entusiasmo insuperable , me llena de contento porque veo compensados con éxito los desvelos y los trabajos de una parte de mi vida», aseguraba en nuestras páginas. No era para menos. Era la culminación del gran sueño que había perseguido con ahínco durante gran parte de su vida, tal y como explicaba él mismo: «Ha sido, para mí, constante obsesión, y, durante muchos años, no he hecho otra cosa que trabajar en él para conseguir algo práctico y de positivo valor».

Casi cien años después de la proeza, el autogiro parece haber quedado atrás como el precusor del helicóptero, como algo alejado en el tiempo. Pero Laura de la Cierva, su bisnieta, se ha enfrascado en un proyecto para rescatar el ingenio y traerlo hasta el presente con la misma vehemencia e idénticos objetivos que empleó su bisabuelo en crearlo.

«El futuro se inventó en el pasado», cuenta con emoción. «Juan de la Cierva no quería crear el helicóptero , quería inventar el autogiro», reivindica. El inventor perdía la vida con tan solo 41 años en un accidente el 9 de diciembre de 1936 año en el Aeropuerto de Londres-Croydon, cuando el avión comercial en el que viajaba con destino a Amsterdam se estrellaba e incendiaba en el momento del despegue. «Dejó en pendiente un camino muy largo, quería desarrollar la autorrotación para ganar la seguridad. Mi camino es retomarlo . Mis mecánicos están desarrollando dos cosas para ello. Dos sistemas hidráulicos y dos cabezas de rotor y varias palas. Los objetivos son que sea más seguro, y también lograr aterrizar en menos un metro y despegar hacia atrás », explica.

Pero aquí el movimiento se demuestra volando, y, consciente de ello, ella misma se está formando como piloto de autogiro y, además, cuenta con el suyo propio, «La niña bonita» . «Se trata del primer prototipo moderno –aclara– al que le he aplicado purpurina, lentejuelas...». El aparato forma parte de la exposición «El ImaGirario de Juanito» , concebida como un homenaje a Juan de la Cierva cuando se cumple el 125 aniversario del nacimiento del inventor aeronáutico en Murcia (el 21 de septiembre de 1895).

La muestra, que se ha instalado en la sala Est Art Space (Granja, 4, Alcobendas) hasta el 9 de diciembre, reúne la obra de diferentes artistas de la región de Murcia, del resto de España y del extranjero, a los que se suma también la propia De la Cierva. En pintura están las piezas de Carlos Alonso, Santi García Cánovas, Jesús Inglés, Carlos Montero, Navarro Menchón, Álvaro Peña, Miguel Santana, Linda de Sousa y Maite Espínola. La ilustración cuenta con los nombres del colaborador de ABC Juan M. Puebla y Juan Álvarez, mientras que en el apartado de escultura destacan las obras de Fernando Sáenz de Elorrieta y Eduardo Velayos. Las instantáneas de Soledad Pulgar y David Catá, también aparecen, junto al buró y la silla que poseía Juan de la Cierva en su despacho. Remata la exposición la línea de ropa diseñada específicamente por Francis Montesinos para la aviación.

Obra de Laura de la Cierva

Un gran abanico visual que persigue el mismo objetivo: ensalzar la consecución de los sueños y la superación de las dificultades , tal y como hizo en su día el inventor del autogiro. Todo lo que rodea a Laura persigue el mismo fin: «Volver a llevar a Juan de la Cierva al cielo , del que nunca debió bajar».

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