Atribuyen a Alonso Cano un cuadro del Prado depositado en una iglesia de Madrid

«Virgen leyendo», cuya autoría se asignaba a Diego González de la Vega, procede del Museo de la Trinidad

Detalle de "Virgen leyendo", obra atribuida a Alonso Cano MUSEO DEL PRADO

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El Prado atesora la mejor colección de obras de Alonso Cano (1601-1667) , junto con la catedral de Granada, no sólo por su cantidad, sino especialmente por su calidad. Fue en su ciudad natal donde se le dedicó en el año 2000 una gran exposición. En una sala del Prado, cuelgan obras de Cano, junto con otras de Valdés Leal, Francisco Rizi y Antonio del Castillo. Pero las hay también que aguardan en los almacenes, por falta de espacio, o depositadas en diversas instituciones. Hace unos años, la pinacoteca adquirió dos obras de Alonso Cano, que pertenecieron a Afinsa. Son de su etapa sevillana, que no estaba representada hasta entonces en el Prado. A finales del año pasado, el Ministerio de Cultura adquirió para el museo otra obra del artista, «Magdalena penitente en el desierto» , por 200.000 euros. El cuadro, que contaba con pedigrí nobiliario (en su día perteneció a los duques de Sueca y Alcudia), lo puso a la venta la galería Caylus.

Y ahora hemos sabido que el Prado recupera un Alonso Cano de su colección. Lo publica en exclusiva en su próximo número la revista especializada «Ars Magazine» , en un artículo firmado por el historiador del arte José María Quesada , autor de la atribución a Alonso Cano de esta «Virgen leyendo» (óleo sobre lienzo, 126 por 101 centímetros). Y decimos que recupera, porque el cuadro, que en su día formó parte del Museo de la Trinidad, está depositado desde 1898 en la iglesia de San José de Madrid , en la calle de Alcalá, frente al edificio Metrópolis. El lienzo estaba atribuido al pintor Diego González de la Vega (Madrid, h. 1628-1697) , discípulo de Francisco Rizi. Formaba pareja con un «Cristo resucitado», sin atribuir, que se perdió en un incendio en 1936 en la parroquia del Purísimo Corazón de María de Madrid.

Bienes muebles de la Iglesia

"Virgen leyendo", de Alonso Cano MUSEO DEL PRADO

José María Quesada lleva muchos años trabajando en los inventarios de bienes muebles de la Iglesia Católica de la Comunidad de Madrid, que conoce como pocos. A finales del año pasado acudió junto con Andrés Úbeda , director adjunto de Conservación e Investigación del Prado, a la iglesia de San José para admirar en la sacristía el cuadro atribuido a Alonso Cano. Cuando la actividad del museo regrese a la normalidad, si el Covid-19 nos da una tregua, la Comisión Permanente del Patronato del Prado decidirá si se levanta, al menos temporalmente, el depósito, y la pintura va al museo para su estudio y restauración . Está muy repintado . Después, se decidirá si se incorpora a las colecciones del Prado (parece la opción más probable) o regresa en depósito.

José María Quesada cree que esta «Virgen leyendo» fue pintada por Alonso Cano tras su llegada a Madrid en 1638, al servicio del conde-duque de Olivares . Sitúa esta obra estilísticamente cercana a dos pinturas de Alonso Cano: «El milagro del pozo», del Prado y «El Cristo de la Humildad», de la Parroquia de San Ginés de Madrid. Para él, «una figura tan exquisita como esa Virgen no pudo ser pintada por González de la Vega. Él no pinta así. Tiene un modelo femenino muy característico , que repite constantemente: cuerpo ancho, cara muy redonda, nariz y boca menudas, ojos rasgados... Pese a no haber viajado nunca a Italia, esta Virgen es muy veneciana . Cano se empapa de la pintura veneciana que hay en la Colección Real». El naturalismo de sus pinturas, dice, se atempera; aparecen en ellas hermosas veladuras y carnaciones velazqueñas... Destaca, además, su magnífico dibujo, la elegancia del modelo...

Portús: «Mi impresión es buena»

Javier Portús , jefe de Conservación de Pintura Española del Prado, no ha podido aún ver la obra directamente, tan solo a través de una fotografía. En conversación telefónica con ABC, Portús se muestra prudente, aunque optimista: «Mi impresión es buena. Muy probablemente sea de Alonso Cano. Su atribución me parece plausible . La idea es hacer análisis técnicos y contrastar los resultados con los que tenemos en el museo de otras obras de Alonso Cano. Con el tiempo hemos reunido bastante información sobre él». Pero advierte que «da la sensación de que el cuadro está cortado. Mi impresión es que es el fragmento de una obra , quizá una Anunciación. Lo verificaremos cuando la obra venga al Prado».

Los problemas de atribución se debieron, en buena parte, a que esta «Virgen leyendo» se incorporó en su día a un «Apostolado» de González de la Vega. Al igual que Quesada, Portús no ve la mano de González de la Vega en esta pintura: «Se ve la diferencia de concepción y de factura con otras obras suyas».

En su opinión, es posible que el cuadro ni siquiera haya pisado nunca el Prado: «Buena parte de las obras que pertenecen al Prado y están depositadas en otros lugares pasaron directamente desde la Trinidad. Ésta se incorpora nominalmente en 1872 al Prado. A lo largo de los años solo pasarían al museo un centenar de obras ( Berruguete, El Greco, Maíno... ); la mayoría, aunque estaba incorporada al Prado, físicamente permaneció en el convento de la Trinidad hasta que se dispersaron las obras a través de depósitos por toda España. La Trinidad contaba con unas 1.500 pinturas. El Prado no tenía capacidad física para acogerlas».

"Magdalena penitente en el desierto", de Alonso Cano MUSEO DEL PRADO

Sobre la «Magdalena penitente en el desierto» , comenta que es «un cuadro muy bello, a través del cual es muy fácil entender las cualidades compositivas de Alonso Cano. Es un formato muy estrecho y complicado, donde no es fácil encajar a esta Magdalena arrodillada, arrepentida, y mezcla la idea de belleza y de emoción . Cromáticamente, es muy valiente. Cano era un extraordinario dibujante y uno de los mejores descriptores de anatomía que había en España en esa época».

Amigo de Velázquez , con quien coincidió en la Corte y con quien se le relaciona estrechamente, este prolífico artista (su obra está muy dispersa), que llegó a ser ordenado sacerdote , «tiene un temperamento artístico distinto al de Velázquez –comenta Portús–. Alonso Cano es un pintor muy equilibrado y clasicista . Cromáticamente, es más reservado que Velázquez. Desde el punto de vista temático, son dos carreras muy diferentes. Casi toda la obra conocida de Alonso Cano es religiosa».

¿Veremos a esta «Virgen leyendo» colgada en el Prado?«No lo sé. Hay un déficit de espacio en el museo. En los almacenes tenemos obras estupendas de Alonso Cano. Las salas dedicadas a pintura barroca española son extraordinariamente selectivas y competitivas», responde Portús. Sí parece que Alonso Cano seguirá sindo noticia. José María Quesada ha atribuido al artista un «Cristo Crucificado» inédito , ya restaurado por la Comunidad de Madrid y en proceso de investigación, que se halla en un convento de religiosas de Madrid.

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