Arturo Colorado: «Franco no paró los bombardeos sabiendo que se estaba evacuando el Prado»
El catedrático dirigirá la próxima semana el congreso «Museo, guerra y posguerra. Protección del patrimonio en los conflictos bélicos», que forma parte de los actos del bicentenario de la pinacoteca
Pocos días después del Golpe de Estado en España en 1936 se crea la Junta de Incautación y Protección del Tesoro Artístico . El Prado protege sus colecciones. El 6 de noviembre de ese año nueve bombas incendiarias cayeron sobre los tejados del Prado. La evacuación por parte de la República de los tesoros del museo y otras importantes colecciones públicas y privadas del país es muy conocida: de Madrid a Valencia, Barcelona, el norte de Cataluña y Ginebra. Las obras fueron trasladadas en 71 camiones . La evacuación fue dirigida por Timoteo Pérez Rubio, presidente de la Junta central del Tesoro Artístico, con la colaboración de los miembros del Comité Internacional para el salvamento de los Tesoros de Arte Españoles, constituida a instancia del pintor José María Sert. Un caso insólito de solidaridad internacional entre museos.
Tras una exposición de parte de esos tesoros en Ginebra, regresaron a España. Pocas horas después de la clausura de la muestra estalla la II Guerra Mundial . El tren que transportaba las obras circulaba por las vías francesas con las luces apagadas ante el temor de un ataque alemán. Llegan a España el 9 de septiembre de 1939. «Es un milagro que se salvaran», advierte Arturo Colorado , que la próxima semana dirigirá un congreso en el Museo del Prado, «Museo, guerra y posguerra. Protección del patrimonio en los conflictos bélicos».
«La idea es que esta conmemoración sirva como foro internacional para plantear toda la problemática de la protección del patrimonio en casos de conflictos armados », comenta en una entrevista con ABC. «Ha habido guerras en Europa y Oriente, con atentados terribles contra el patrimonio de la Humanidad. Hablaremos en el congreso de la Guerra Civil, la posguerra franquista, la II Guerra Mundial y llegaremos hasta la actualidad. También se abordarán las implicaciones jurídicas, la normativa internacional en materia de protección del patrimonio... Es un congreso muy ambicioso ».
En aquella odisea de la evacuación de las obras participaron hombres y mujeres iletrados , que nunca habían pisado un museo pero pusieron en peligro sus vidas para salvar. Gente que «no habla de patria pero la defiende con su sangre», según Antonio Machado . Si, como dijo Josep Renau , «las obras del pasado valen tanto más cuanto más se ha luchado por ellas», la colección del Prado, ya de por sí de incalculable valor, lo sería aún más.
«Al principio del Golpe de Estado militar hubo ataques a iglesias, asaltos a palacios , incautaciones y se temió por la integridad del patrimonio artístico -relata Arturo Colorado-. Así, la República lanzó una serie de campañas pidiendo respeto por el patrimonio . Hubo iniciativas curiosísimas de particulares que participaron. Una especie de conciencia de que era una tarea de todos . La Guerra Civil española cambió la perspectiva del patrimonio tanto en su conservación como en su protección. La Sociedad de Naciones preconizaba la protección "in situ" en los museos , pero el aumento de la capacidad destructiva de las armas demostró que esa política era errónea. Se plantea entonces la evacuación de las obras. La República española fue una de las primeras iniciativas en este sentido. Una campaña de protección sin precedentes . En la II Guerra Mundial se generalizaría porque todos los países (Francia, Gran Bretaña, Bélgica, Holanda, e incluso las potencias fascistas, como Alemania e Italia) procedieron a la evacuación del patrimonio».
¿No fue una operación demasiado arriesgada? «La República tomó la dificilísima y contestada decisión de evacuar las obras . Dependió la idea fundamentalmente de Josep Renau, director general de Bellas Artes, y del propio Timoteo Pérez Rubio , presidente de la Junta del Tesoro Artístico. Las obras siguieron los pasos del Gobierno republicano. Hay una cosa simbólica: el gobierno republicano fue de Madrid a Valencia, Barcelona, norte de cataluña (zona de Figueras) y salió hacia Francia. Las obras siguieron el mismo itinerario. Era una especie de símbolo : allá donde estaba el gobierno legítimo de la República estaba el patrimonio más importante de la nación. Quizás se sometió el patrimonio a un peligro, pero fue necesario . De lo que se evacuó se salvó todo, no se perdió nada ». Cuenta que hubo un proyecto, allá por 1938, de crear un depósito en medio del campo para convertirlo en un gran almacén de obras de arte. Fue inviable, pero se conservan los planos.
¿Hay buenos y malos en esta historia? «No me gusta hablar de buenos y malos porque la Historia no es así. Pero le puedo asegurar que la política de la República española fue de protección del patrimonio y la franquista, ganar la guerra lo antes posible. Franco no paró los bombardeos sabiendo que se estaba evacuando el Prado. El duque de Alba , agente de Franco en Londres, recibió notificaciones de José María Sert para que avisase al caudillo. Nunca dio esa orden. Los franquistas negaban que hubieran bombardeado el Palacio de Liria, el Prado ... Más tarde dirían que había brigadas internacionales en un hotel cerca del Prado y ese era su objetivo. Franco utilizaba el arte como instrumento político. El patrimonio fue un arma más para acusar a los republicanos de haber destruido parte del patrimonio (quema de iglesias e incautación de palacios). Durante la guerra, el arte no preocupó demasiado a Franco».
Gracias a aquella «Cruz Roja del Arte» , se cambió la política de protección del patrimonio en todo el mundo. El Louvre sería evacuado al sur del país durante la II Guerra Mundial. «Franco propuso al Gobierno francés que vinieran las obras a España. Le ofreció el Palacio de Riofrío (Segovia). Fue una política demagogógica para congraciarse con Francia. Le había sacado, en un intercambio desigual, la Dama de Elche, el tesoro de Guarrazar, los documentos de Simancas robados por las tropas napoleónicas...», explica Colorado.
Cuenta que, entre las obras que se exiliaron a Ginebra, hubo problemas de humedades con «El Conde Duque de Olivares», de Velázquez . Ya en Ginebra, las tablas de Adán y Eva de Durero se curvaron peligrosamente por las condiciones climáticas de la ciudad. Al volver a España recuperaron su posición original. «El problema más importante se produjo en el bombardeo del Prado por la aviación franquista, que destrozó un relieve. Y el accidente de "El 2 y el 3 de mayo" de Goya ».
Sorprende que no desapareciera ninguna obra. Cuenta Arturo Colorado una anécdota con un novelista, cuyo nombre prefiere no desvelar: «En una de sus novelas se inventó que un miliciano había robado uno de los dos paisajes de la Villa Medici de Velázquez del Prado, lo mandó copiar en Ginebra y se quedó con el original, que vendería. Coincidí con el escritor en una entrevista. No hay que inventarse robos inexistentes».
¿Fue una operación medida o hubo improvisación? Distingue Colorado tres fases . «Por un lado, los últimos meses del 36, recién estallada la guerra, con María Teresa León al frente. Rafael Alberti nunca ocupó cargo de responsabilidad, en contra de lo que él contó. Fue ella y él colaboró. Se arrogó un protagonismo que no fue cierto . Fue un periodo de improvisación, con condiciones no muy adecuadas para la evacuación: las obras se subían a los camiones sin embalar. Alberti me contó que, cuando estaban evacuando "Las Meninas" , empezaron a bombardear. Me dijo que dejaron el cuadro apoyado en la fachada de la Asociación de Intelectuales Antifascistas y se metieron en el refugio para protegerse. Se me pusieron los pelos de punta al oír aquello».
En una segunda fase (marzo-abril del 37), Timoteo Pérez Rubio preside la Junta. «Se hizo un trabajo espléndido, con las obras perfectamente embaladas, los camiones iban a un máximo de 15 kilómetros por hora, se cuidaron todas las condiciones de seguridad. Hubo una mejoría fundamental. En la tercera fase cae Cataluña. El patrimonio fue evacuado a Ginebra en situaciones terribles. Las últimas evacuaciones van a Cartagena en condiciones muy precarias».