La alargada sombra de Piranesi, en la Biblioteca Nacional

La institución se adelanta al 300 aniversario del nacimiento del grabador y arquitecto italiano con el catálogo razonado de sus fondos y una exposición

Aguafuerte de Piranesi: la Fontana di Trevi BIBLIOTECA NACIONAL DE ESPAÑA

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Soñador de utopías y espacios imposibles , su gran deseo siempre fue ser recordado como arquitecto. Y eso que solo realizó dos proyectos en toda su vida: uno, el ábside de la Basílica de San Juan de Letrán, catedral de Roma, que nunca se llevó a cabo, y otro, que sí se hizo realidad: la reforma y decoración de la iglesia de Santa María en Aventino (o Santa María del Priorato), un encargo del Priorato de la Orden de los Caballeros de Malta. Allí está enterrado el grabador y arquitecto Giovanni Battista Piranesi (Mogliano di Mestre, Venecia, 1720-Roma, 1778).

El próximo año se conmemorarán los 300 años de su nacimiento . Ya hay programadas numerosas exposiciones en Estados Unidos, Francia, Italia... Pero la Biblioteca Nacional de España se adelanta a la efeméride con un doble proyecto. Por un lado, la publicación del catálogo razonado de los impresionantes fondos del artista que atesora esta institución: más de 2.400 estampas reunidas en libros, además de hojas sueltas y uno de los escasos dibujos que se conservan, de su serie de las cárceles.

Aguafuerte de Piranesi: la Basílica y la Plaza de San Pedro en el Vaticano BIBLIOTECA NACIONAL DE ESPAÑA

Primer inventario en 1936

En 1936 Enrique Lafuente Ferrari ya hizo un estudio y elaboró un primer inventario de esta colección, que se reimprimió en 1978. Pero desde entonces no se había puesto al día. Se recoge ahora el testigo de Lafuente Ferrari con una catalogación que incluye nuevas atribuciones (cerca de 500) y que se centra en las variantes y estados de las estampas. Además, se han digitalizado y restaurado todos sus aguafuertes , con la colaboración del Instituto de Patrimonio Cultural de España (IPCE), dependiente del Ministerio de Cultura.

Se lamenta la directora de la Biblioteca Nacional, Ana Santos , de que, pese a la calidad de los fondos de Piranesi que atesora la institución, ésta no ha tenido el reconocimiento internacional que merece. Incomprensiblemente, ha pasado desapercibida para los grandes especialistas. Es poco conocida fuera de España. Y eso que es una de las mejores del mundo. Era, dice, una asignatura pendiente. Había que poner en valor este inmenso patrimonio. Dicho y hecho.

Aguafuerte de Piranesi: Palazzo Barberini BIBLIOTECA NACIONAL DE ESPAÑA

«Souvenirs» del Grand Tour

Doscientas cuarenta estampas de Piranesi se hallan entre las 285 obras que se exhiben, hasta el 22 de septiembre , en una exposición en la Biblioteca Nacional, junto a pinturas, dibujos y esculturas de artistas y arquitectos que le influyeron. Fue el caso de Palladio, Juvarra, Tiepolo, Canaletto o Giuseppe Vasi, su maestro en el aguafuerte. Hay préstamos de colecciones privadas y públicas, como el Museo Thyssen, la Real Academia de Bellas Artes, Patrimonio Nacional, la Academia de San Luca de Roma... Un depósito excepcional de cuatro planchas de cobre de gran tamaño procede del Instituto Central para la Gráfica de Roma.

Reyes, nobles, anticuarios, coleccionistas, arqueólogos, artistas... se hallaban entre los clientes de Piranesi . Los viajeros del Grand Tour (esos jóvenes de familias adineradas que viajaban en los siglos XVIII y XIX por Europa para formarse) querían llevarse un recuerdo de su paso por el Viejo Continente y no había mejor «souvenir» que los aguafuertes de Piranesi, con sus celebérrimas «Vistas de Roma» (1748-1778). Lugares reales e imaginarios que representa unas veces de forma emocionada y otras de manera dramática. Son una suerte de autobiografía de la Ciudad Eterna en imágenes: el Coliseo, las Termas de Tito, el Campidoglio, la Piazza Navona, el Castillo de Sant’Angelo, la Piazza del Popolo, San Pablo Extramuros...

Aguafuerte de la serie «Cárceles» de Piranesi BIBLIOTECA NACIONAL DE ESPAÑA

El «efecto Piranesi»

Los comisarios de la muestra, Delfín Rodríguez y Helena Pérez Gallardo , abordan en su exhaustivo estudio la relación de Piranesi con España , hasta ahora poco conocida. Sus codiciadas obras se usaban como regalos diplomáticos. Otras muchas fueron adquiridas por Felipe V e Isabel de Farnesio, Fernando VI, Carlos III y Carlos IV... y lucían en las bibliotecas de personajes como Ventura Rodríguez, Goya, Juan de Villanueva o el conde de Floridablanca.

Se habla de un «efecto Piranesi». En efecto, su sombra es alargadísima . No solo alimentó el imaginario de los románticos del XIX: de Victor Hugo a Balzac, de Goethe a Baudelaire y Allan Poe. También fascinó a Borges (cómo no, con sus laberintos), a Huxley o a Marguerite Yourcenar , que escribió sobre su «mente negra» en un magnífico ensayo sobre Piranesi. También el cine ha sufrido el «efecto Piranesi»: Orson Welles en «Ciudadano Kane» y Martin Scorsese en «Shutter Island», por citar dos ejemplos. Las vanguardias del siglo XX le deben mucho a Piranesi: la fotografía de Weston y Klein, la Bauhaus y arquitectos como Peter Eisenman, Arata Isozaki o Rafael Moneo están entre sus seguidores.

Dibujo de la serie «Cárceles» de Piranesi BIBLIOTECA NACIONAL DE ESPAÑA

Espacios extraviados

En sus obras, Piranesi combina razón y pasión, realidades y sueños, belleza y poesía con tragedia y dramatismo de espacios extraviados. En sus «Vistas de Roma», dice Delfín Rodríguez, «no sólo enfatiza la sublime belleza de la Ciudad Eterna con edificios antiguos en ruinas o modernos. También revoluciona los encuadres, dramatiza la arquitectura y sus espacios, mide poéticamente el paso del tiempo en los edificios...» A ello hay que sumar la altísima calidad de sus grabados (fue un genio del aguafuerte; no en vano, se le conoce como «el Rembrandt de su época»), su rico repertorio iconográfico y su prodigioso uso de los negros.

Junto a sus «Vistas de Roma», su serie más célebre es «Carceri» (Cárceles) , que publica a partir de 1745-50. Una serie enigmática centrada en el mundo de las pesadillas, el dolor y el sufrimiento. El violonchelista Yo-Yo Ma puso música a las «Cárceles» de Piranesi con las suites de Bach. También sedujeron a Eisenstein , director de «El acorazado Potemkin», por sus encuadres insólitos. Pero no gustaron nada en el siglo XVIII. Son espacios metafóricos de estados de ánimo ; espacios terribles, dramáticos, laberínticos. Dice Delfín Rodríguez que «los espacios de sus cárceles son inverosímiles, no se pueden recorrer. Las galerías y escaleras dan a un muro, no hay salvación posible, no hay salida al sufrimiento y al dolor. Casi todas están en lugares profundos, enterradas. Arriba, a través de claraboyas enrejadas, se ve la ciudad». En un vídeo incluido en la exposición (realizado por Grégoire Dupond, Factum Arte) podemos incluso penetrar en una de estas opresivas cárceles.

«Arquitecto loco»

Piranesi fue un «arquitecto loco» que soñó espacios imposibles y que tenía su casa-estudio-museo en el Palazzo Tomati de Roma, en la Via Sistina. Delfín Rodríguez lo describe como «el lado oscuro de la razón en el Siglo de las Luces. Siempre fue arquitecto, también cuando escribía, grababa o dibujaba. Un arquitecto casi sin arquitecturas reales, pero sí imaginadas, pensadas y teóricas, grabadas o dibujadas, restituidas a partir de fragmentos, ruinas o textos, levantadas entre la ensoñación, la fantasía y la erudición. Una arquitectura tan verosímil como imposible, tan erudita como laberíntica». Apasionado por la arqueología y seducido por la arquitectura egipcia, etrusca y romana, Piranesi miró a Grecia, en cambio, con desconfianza. Al final de su vida descubrió Paestum, en la costa amalfitana. Grabó su lema en el borde de la paleta de pintor del frontispicio de la «Raccolta di alcuni disegni del Guercino» (1764): «Cop sporcare si trova» ( Al ensuciar se encuentra ). Él ensució... y encontró.

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