400 años de papel pintado

El museo de las Artes Decorativas de París alberga una exposición que reúne 400.000 muestras de cinco continentes y de muy distintas culturas

Distintas muestras de papel pintado que se exhiben en el Museo de Artes Decorativas de París ABC

JUAN PEDRO QUIÑONERO

Cuatrocientos años después, el papel pintado se instala definitivamente en el museo universal , como expresión del gran arte clásico. A través de sus gracias y sus dones, el más modesto interior de un piso de suburbio puede convertirse en una caverna de Ali Babá donde se guardan los más sublimes tesoros. La exposición «Quatre siècles de papiers peints» (Cuatro siglos de papeles pintados), en el Museo de las Artes Decorativas , cuenta esa historia de manera muy pedagógica.

Véronique de la Hougue, comisaria de la exposición, resume esa metamorfosis del papel decorativo más modesto en objeto y sujeto de gran arte de este modo: «A través de los siglos, desde el descubrimiento europeo de las maravillas chinas, mucho más antiguas, el papel pintado destinado a la decoración de interiores ha sido mucho más que una mera superficie que “decoraba” una pared. A través de sus motivos, cromáticos y luminosos, transformando nuestra percepción del espacio, añadiendo efectos de “trompe-l’oeil” (trampantojos), el papel pintado ha dado muestras de la creatividad excepcional, reflejando e iluminando los gustos y costumbres de una época».

Con 400.000 muestras de cinco continentes y muy distintas culturas y civilizaciones, el Museo de las Artes Decorativas parisino presenta una historia muy bella, del siglo XVII a nuestros días.

El papel pintado nace con la imprenta, claro está. Pero sus motivos primeros y perdurables, desde entonces, son mucho más antiguos. En su estudio clásico sobre las iglesias mozárabes, Manuel Gómez Moreno cuenta cómo los tejedores de paños destinados a la decoración utilizaron el motivo medieval y bellísimo de las aves pareadas, descubriéndonos la ruta del Paraíso. Fue un pintor y creador de tejidos español, Mariano Fortuny y Madrazo, quien se sirvió de los modelos mozárabes para crear tejidos de interior que encantaron a Marcel Proust y a sus grandes señoras aristocráticas. A través de los tejidos ornamentales de Fortuny y Madrazo, el tema de las aves pareadas, amándose a las puertas del paraíso, fue más tarde adoptado por los creadores de papeles pintados del siglo XX.

El papel pintado ha seguido muchas de las metamorfosis del arte moderno y contemporáneo

De los temas mozárabes recreados por Fortuny para las aristócratas proustianas a los temas orientales (chinos y japoneses), el papel pintado ha seguido a su manera muchas de las metamorfosis del arte moderno y contemporáneo. Pablo Picasso utilizó muchos papeles pintados en sus collages. Dalí llegó a imaginar un modelo Cervantes. Mucho antes que los impresores de papeles pintados más modestos recurriesen al «op art» de los años sesenta, Goethe hacía el elogio más elocuente de la belleza de los muros decorados por amorcillos y corazones de papel de finales del XVIII y principios del XIX.

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