Jeff Koons: «Me siento conectado a Velázquez, Manet y Courbet»

La estrella mediática y artista más cotizado del mundo inaugura en el Museo Guggenheim de Bilbao su mayor retrospectiva hasta la fecha, con 95 obras de todas sus etapas

Jeff Koons: «Me siento conectado a Velázquez, Manet y Courbet» FERNANDO GÓMEZ

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Sus obras -naif, coloristas, frívolas- son inversamente proporcionales al discurso con el que Jeff Koons responde a todas las cuestiones sobre su trabajo que le preguntan los numerosos periodistas presentes esta mañana en la rueda de prensa. Da igual que le pregunten por su marchante Larry Gagosian , por la relación entre arte y dinero, por la influencia del Barroco en su obra, por la sexualidad implícita de muchos de sus trabajos... Su discurso siempre es el mismo, no se sale del guión. Recurre a la filosofía (incluso cita a Platón ante el asombro de los presentes), a la espiritualidad, a la comunidad entre los hombres... Paz y amor.

Se trata de la mayor retrospectiva realizada hasta la fecha sobre el artista norteamericano, que ya recaló anteriormente en el Whitney de Nueva York y el Pompidou parisino , con un gran éxito de público. Koons es un artista muy querido en el Guggenheim de Bilbao , como recuerda su director, Juan Ignacio Vidarte: «Es un artista muy especial para nosotros. Tenemos una relación muy cercana y dilatada en el tiempo con él. Su escultura “Puppy” (un perro de casi trece metros de altura cubierto de flores que da la bienvenida a los visitantes en la plaza de entrada al centro) se ha convertido en un símbolo del museo y un icono muy querido para Bilbao». Para Vidarte, era «un deber ineludible sumarnos al proyecto del Whitney. Esta exposición es una revisión completa y muy coherente de toda su trayectoria».

Patrocinada por la Fundación BBVA y comisariada por Scott Rothkopf y Lucía Agirre, la muestra repasa cuarenta años de carrera de este singular artista, al que amas u odias. No hay término medio. Entre las obras expuestas (95), sus controvertidas imágenes de la serie «Made in Heaven», en las que practica sexo con la que sería su esposa, la actriz porno Cicciolina ; obras muy kitsch como «Michael Jackson y Bubbles», su mítico «Conejo» de acero inoxidable, o uno de sus cotizadísimos perros globo. El que se muestra aquí, de color rosa, es propiedad de François Pinault. El de color naranja fue adquirido por 58,5 millones de dólares, siendo la obra más cara de un artista vivo vendida en subasta.

Según la comisaria, Koons es «un artista innovador, que siempre busca nuevas técnicas y soluciones perfectas. Su trabajo tiene una gran coherencia y singularidad». Rothkopf destaca la cantidad de medios y temas distintos que abarca en su carrera: «Piensas que se trata de la obra de cinco o seis artistas distintos. ¿Por qué me interesa tanto este artista? Porque pocos como él avanzan tanto en tantas direcciones: su relación con el arte, el mercado, la sociedad de consumo, la baja y la alta cultura... En todas las áreas abre nuevos caminos. Sigue en plena forma (tiene 60 años) y le auguro otros cuarenta años más de carrera».

Koons subraya que nunca ha visto su obra tan elegante como en el Guggenheim de Bilbao: « Frank Gehry es uno de los mejores arquitectos del mundo, simboliza la alegría de la arquitectura. Nunca había funcionado la escala de mi obra con tanta generosidad como en este edificio». También tuvo elogios para Dalí : «Le conocí a los 18 años. Era muy generoso y me ayudó a confiar en mí. Era un ser humano y un artista tremendo». ¿Qué le inspira? ¿Qué le emociona hoy?, le preguntan «Todo», responde sin dudar.

También habla de su estrecha relación con el barroco español e italiano que vio en las iglesias en sus viajes por Europa y confiesa que se siente «muy conectado a artistas como Velázquez , Manet y Courbet ». De este último tiene un cuadro en su dormitorio. No está de acuerdo con que la crítica haya sido poco indulgente con su trabajo: «Los críticos me han apoyado muchísimo». Y cuando se le pregunta por la relación entre arte y dinero comenta: «Siempre he querido tener un gran impacto con mi obra, pero alejado de todo eso. Mi recompensa en el arte es de otro tipo, no monetaria». Acabada la rueda de prensa habla con los periodistas antes su «Perro globo rosa», que define como una especie de «caballo de Troya. Por fuera tiene un aspecto infantil, pero por dentro tiene un lado oscuro». Como Jeff Koons, tan frívolo como perverso.

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