De plaza de la guillotina a faro artístico de París

François Hollande decide convertir el hotel de la Marina, situado en la Plaza de la Concordia, en museo del patrimonio artístico y gastronómico francés

De plaza de la guillotina a faro artístico de París JUAN PEDRO QUIÑONERO

JUAN PEDRO QUIÑONERO

La plaza de la Concordia se encuentra en la más espectacular encrucijada de París, entre los jardines de las Tullerías (los antiguos jardines reales del actual Museo del Louvre) y los Campos Elíseos, con el Arco del Triunfo al final de esa perspectiva histórica. A la orilla derecha del Sena, la plaza «limita» al norte con el templo clásico de la Magdalena y al sur con el «templo» laico de la Asamblea Nacional. Antigua Plaza Real, durante el Terror (1793) de la Revolución de 1789-93, cambió temporalmente de nombre para convertirse en plaza de la guillotina, donde fueron ejecutados Luis XVI, su esposa y Robespierre, entre otros millares de víctimas del terror revolucionario. Los grabados de época recuerdan la ejecución de los Reyes de Francia, bajo la guillotina, delante de un imponente edificio neoclásico, el actual hotel de la Marina, que el presidente Hollande ha decidido convertir en «faro» museístico nacional, destinado a «valorar nuestros patrimonios artísticos, culturales y gastronómicos».

Allí fue ejecutada María Antonieta

El edificio desde donde la élite política revolucionaria contempló la ejecución de Luis XIV y María Antonieta se convertirá en «complejo museístico» excepcional, por muchas razones. En su origen último, el hotel de la Marina ya fue, entre 1774 y 1793, una suerte museo real, donde el Antiguo Régimen guardaba y mostraba al público, todos los martes, las armas y armaduras de los Reyes de Francia, las joyas de la Corona, los muebles de la Casa Real y el patrimonio nacional. Con intermitencias, entre principios del XIX y finales del XX, ese monumento histórico (desde 1862), uno de los más importantes de Francia, sirvió de «ministerio» y «hotel» a las jerarquías de la Marina Nacional.

Cuando Nicolas Sarkozy decidió unificar todos los servicios de la defensa nacional, en una suerte de Pentágono francés, nombró una comisión especial, presidida por Valery Giscard d’Estaing, con el fin de estudiar el posible futuro del hotel de la Marina. La comisión Giscard sugirió que ese monumento nacional se convirtiese en «complejo museístico de la nación». François Hollande ha decidido convertir esa joya del patrimonio urbano y arquitectónico, obra de Ange-Jacques Gabril y Jacques-Germain Soufflot, construida entre 1757 y 1774, en «faro» museístico nacional.

Gastronomía

La planta baja estará consagrada a «glosar» el patrimonio gastronómico francés, «clasificado como parte integrante del patrimonio cultural inmaterial de la humanidad por la Unesco». Los 4.000 metros cuadrados de la primera planta se convertirán en «espacio museístico» del patrimonio artístico y cultural de Francia. La reconversión del hotel de la Marina será responsabilidad de los gestores del Centro de Monumentos Nacionales, en estrecha colaboración con el Ministerio de Cultura, y el Museo del Louvre.

Los trabajos de creación del nuevo gran museo nacional tardarán unos dos años. Pero ya es posible avanzar que podrá rivalizar con el Louvre y otros grandes museos internacionales. El edificio ya es, por sí solo, un monumento histórico. La plaza de la Concordia es un espacio único, con una historia majestuosa, presidida, todavía, por la legendaria columna «robada» por Napoleón en su poco afortunada aventura egipcia. Púdicamente olvidado el episodio ensangrentado de la guillotina y las carretas de cadáveres, el glorioso hotel de la Marina pasará a convertirse en navío almirante de la flota museística nacional.

De plaza de la guillotina a faro artístico de París

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