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Tefaf, del Antiguo Egipto a los grafitis de Banksy

Arranca la 28 edición de la feria de arte de Maastricht, una de las más importantes del mundo, que ofrece 30.000 obras. Pasen, vean… y compren (si pueden)

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En la jungla de ferias de arte que invaden el mundo hay varias ligas. En el «top» destaca una en la que siempre se repiten dos nombres, citas ineludibles en el calendario internacional para cualquier gran coleccionista que se precie de serlo. Hablamos de Art Basel, la estrella indiscutible del arte contemporáneo, y Tefaf, la feria de Maastricht (Holanda) [ galería de imágenes de las mejores obras ] que, pese a ser la reina del mercado de las antigüedades, cada año tiene mayor peso en arte moderno y contemporáneo. Ambas son las que concentran más vips y más obras maestras por metro cuadrado. Y ahora que hemos sabido que el mercado del arte batió en 2014 todos los récords con un volumen de negocio de 51.000 millones de euros, todo apunta a que muchos vendrán con las visas afiladas dispuestos a cazar alguna gran pieza. Y de eso, precisamente, anda sobrada Tefaf. La fortaleza del dólar frente al euro ha hecho que este año haya una gran presencia de coleccionistas norteamericanos con hambre de arte.

Hasta 30.000 obras, dispuestas exquisitamente en «stands» no menos exquisitos, entre bouquets de flores, moqueta de lujo y copas de champán, buscan dueño en la 28 edición de esta feria, que reúne, hasta el próximo día 22, a 274 galerías de 22 países, seleccionadas entre más de 700 que solicitaron estar aquí. Lo que la hace única es que supone un paseo por 7.000 años de arte. Es posible encontrar tesoros mesopotámicos, egipcios, asiáticos…; grandes piezas arqueológicas romanas, griegas…, las mejores pinturas, diseño, joyas y mobiliario de gran calidad… Si no está en Tefaf, es que no existe. Y si está aquí, es que es lo mejor de lo mejor.

Diego López de Aragón, que dirige una las cinco galerías españolas presentes este año en Tefaf -además de Elba Benítez, que presenta tres obras de Cristina Iglesias en una exposición de escultura, «Night Fishing», comisariada por Sydney Picasso-, es además miembro del comité asesor de la feria, adonde lleva acudiendo veinte años. Nos cuenta que durante los dos días anteriores a la inauguración, los 280 miembros del comité –formado por especialistas en cada materia- examinan a conciencia cada pieza presente en la feria. Incluso hay un sofisticado laboratorio donde se analizan los materiales. La exigencia es máxima: no solo un alto nivel de calidad en las obras, también que estén perfectamente documentadas, certeramente atribuidas, que tengan un óptimo nivel de conservación, que no se repitan las mismas piezas todos los años… Las que no pasan este exhaustivo examen son guardadas bajo llave durante la feria para que el galerista o anticuario no pueda venderla de tapado. Al acabar la feria se la entregan. «Es un signo de que aquí pueden comprar con total garantía», explica López de Aragón.

Un primer recorrido de tres horas por la feria nos lleva a descubrir grandes piezas. La más cara, que sepamos, un espléndido Picasso que luce en Landau Fine Arts de Canadá. «Les dormeurs», de 1965. Su precio: 25 millones de dólares. En otra de las galerías, Hammer, cuelga otro lienzo importante del malagueño: «El pintor» (1968), que cuesta 10 millones de dólares. Siempre hay sobresaturación de Picassos en Tefaf, aunque este año se echa en falta la presencia de la galería Jan Krugier, que gestiona el legado de Marina Picasso. Si seguimos con el arte moderno, hallamos grandes piezas de Matisse, Chagall, Leger, Magritte, Kirchner… Kees Van Dongen es otra de las estrellas de esta edición. Sus coloristas cuadros fauvistas se multiplican por la feria. En el «stand» de Dickinson cuelga «Lailla» por 4,8 millones. Muy cerca, «Le Moulin d’Alphonse Daudet à Fontvieille», una acuarela de Van Gogh que no se ha expuesto en décadas, se vende por 10 millones. Van Gogh era un gran admirador de Millet. Y una de las obras que le obsesionó y de la que habló a su hermano Theo en una carta es «L’horizon», presente también en la feria.

Pero es el arte contemporáneo el que de verdad arrasa en Tefaf, espejo del mercado actual del arte. Nos topamos con obras del cotizadísimo Basquiat –el artista más caro este año en ARCO- por todos los rincones. Encontramos, por ejemplo, en Boulakia su lienzo «Red Joy» por 6 millones de euros. Un autorretrato de Warhol está a la venta por 10,5 millones; «Primal Swish», de Jeff Koons, por 2,5 millones; «Unicorn. The Dream is Dead», de Damien Hirst, por 1,2 millones; «U. L», de Richter,por 2,4 millones… Si los comparamos con piezas de arte antiguo, resulta irrisorio. Piden por un dibujo de Basquiat 425.000 dólares. Muy cerca, en Otto Naumann, una espléndida escultura, «Hagar e Ismael», de Ludovico Caselli, digna del mejor museo, está a la venta por 375.000 dólares. En Moretti, un precioso lienzo, «Virgen y el Niño con jilguero», que estuvo atribuido a Botticelli y que hoy luce como obra del taller de Boticelli –estuvo expuesto en el Metropolitan de Nueva York- está a la venta por 1,8 millones. También es posible adquirir una de las grandes pinturas históricas de Sir Joshua Reynolds, desaparecida desde 1905: «Dionysius Areopagite»; amén de lienzos de Rubens, Tiepolo, Brueghel el Joven, Guardi, Luca Giordano, Ribera, Fragonard… Pero, caprichos del mercado, la pintura antigua cotiza a la baja. Inversión obliga.

La diversidad es tal en Tefaf que puedes llevarte a casa tanto un sarcófago egipcio de la XXV Dinastía (751 a.C.) o un exquisito panel de Al Fayum (Egipto) con el retrato de una joven de principios del siglo II, como uno de los cotizados grafitis de Banksy. Lo encontramos en el «stand» de Leslie Smith. «Keep is Real, Monkey» fue pintado con espray sobre papel y montado sobre lienzo. Fue realizado en Londres en 2003. Banksy estaba pintando con su asistente Chu una serie de cuatro obras, cuando fueron interrumpidos por la policía. La que sale a la venta es la más exclusiva de la serie, pues el mono luce unas alas y tiene la firma en rojo del grafitero más célebre del planeta. Su precio: 550.000 euros.

Hay otras muchas piezas a destacar: uno de los famosos «Sofá Labio» (Los labios de Mae West), de Dalí, puede adquirirse por 275.000 euros; una fotografía de Irving Penn, «Mujer en palacio marroquí», por 1,5 millones… No faltan libros raros muy codiciados. Es el caso de «Los Evangelios de Liesborn» –considerado uno de los manuscritos más valiosos de los Evangelios en manos particulares-, a la venta en Les Enluminures por 6,5 millones de dólares; «Des cas nobles hommes et femmes», de Giovanni Bocaccio, por 3,8 millones, o los doce volúmenes de «Le Grand Atlas», del cartógrafo Johannes Blaeu.

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