Méndez Bringa, el alma de «Blanco y negro», deslumbra en el Museo ABC
Rinde homenaje en sus salas a uno de los maestros de la ilustración con una exposición de sus mejores dibujos
«De mayor quiero ser Méndez Bringa», dicen algunos jóvenes ilustradores españoles. Y es que este madrileño de pura cepa, del barrio de las Maravillas, que a los 11 años publicó su primer trabajo en «Ocurrencias», un periódico especializado en crímenes, sigue siendo hoy un referente de la ilustración en nuestro país. Pasó más de cuarenta años dando vida, y alma, a las páginas de «Blanco y Negro». Llegó a ser su ilustrador más emblemático. [ Vea aquí sus mejores ilustraciones ]
Hablar de «Blanco y Negro» es hablar de Méndez Bringa y viceversa. Raro era el número en que no había en la revista una obra suya, desde aquellos dibujos que hizo para ilustrar «La mesa de pepitorio», de Alfonso Pérez Nieva, publicados el 17 de abril de 1892, en el número 50. Los últimos, tan solo unos meses antes de morir, en 1933. El Archivo ABC atesora más de 3.500 originales de Narciso Méndez Bringa, lo cual da una idea de lo prolífico que fue y lo mucho que valoraban su trabajo. El cariño era mutuo. En una entrevista publicada en el especial que conmemoraba los 2.000 números de «Blanco y Negro», el 15 de septiembre de 1929, confesaba su admiración por Torcuato Luca de Tena:«Pocos hombres tan cariñosos y gentiles como él. Yo lo veneraba. Firmé con él un contrato de trabajo y ya me uní para siempre a la vida de “Blanco y Negro”. Allí he recibido las mayores atenciones, he conocido a los mejores amigos y he tenido las satisfacciones más grandes».
El Museo ABC abre hoy al público una exposición con más de un centenar de sus espléndidas ilustraciones, a las que se suma material cedido por la familia y otros coleccionistas. Estará abierta hasta el 3 de mayo. Víctor Zarza, comisario de la muestra, ha tenido la difícil papeleta de hacer la criba de sus dibujos. Dicen de Méndez Bringa que tiene la mirada fotográfica y la técnica de un pintor. Y así es. «La madurez de su estilo –comenta el comisario– quedó asociada al retrato femenino y al costumbrismo. Fue el mejor cronista de su época, un excelente dibujante. Sus trabajos tienen un alto grado de definición y unas formas inequívocas perfectamente detalladas». También destaca su honestidad, su maestría, destreza y precisión en el dibujo –especialmente sus bellas grisallas al gouache–, así como una neutralidad estilística. «Fue capaz de dibujarlo todo, tenía una extraordinaria habilidad para representar cualquier cosa». De figurines de moda, a la guerra de Cuba y Flipinas.
Fue mucho más que un mero dibujante de la Belle Époque, como le tildaban algunos de sus detractores, empeñados en encasillarlo en el clasicismo más conservador. Es uno de los maestros de la ilustración española. «Evolucionó su estilo, pero sin grandes vaivenes experimentales –advierte Víctor Zarza–. Fue un contemporáneo clásico». Basta con pasear por el Museo ABC para admirar sus exquisitos trazos, su obsesión por el detalle, su genio para captar la luz. En sus dibujos supo capturar, como pocos, el alma femenina. Tanto es así que se acuñó la expresión «mujeres Méndez Bringa» para definir a un tipo específico de mujer: joven, esbelta, morena, ojos grandes y boca pequeña... Su hija Josefa, que falleció embarazada a los 29 años a causa de la gripe española, le inspiró ese tipo de mujer tan característico en sus trabajos. «Su muerte me arrebató toda alegría», confesaba Méndez Bringa. Murió, de una afección pulmonar, a los 66 años.
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