Gauguin, el pintor más caro de la Historia
Su lienzo «Nafea faa ipoipo» ha sido adquirido por un comprador de Qatar por 300 millones de dólares
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«Lo echaré de menos, pero a veces tienes que tomar decisiones así en la vida». Rudolf «Ruedi» Staechelin deja claro por teléfono, desde Suiza, que no es fácil desprenderse de una de las joyas artísticas de su familia. Habla del cuadro «Nafea faa ipoipo», de Paul Gauguin , que podría haberse convertido en la obra de arte más cara de la historia. La pintura ha sido vendida a un comprador de Qatar por una cantidad cercana a los 300 millones de dólares, según ha publicado «The New York Times».
«No puedo confirmar ni el precio ni el comprador, nada que esté en el contrato de venta», dice Staechelin, pero sí reconoce que la compra se finalizará el próximo enero, después de que la obra se exponga este año en la Fundación Beyeler de Basilea , en el Museo Reina Sofía de Madrid y en la Phillips Collection de Washington.
El cuadro -conocido como el «Nafea»- es una obra muy apreciada de Gauguin, uno de los mejores ejemplos de su representación del exotismo tahitiano y de su uso del color y de la simbología. Lo pintó en 1892, un año después de llegar a Tahití. Algunos años después, la obra acabó en manos de Rudolf Staechelin, abuelo del actual vendedor. Staechelin era un empresario suizo con un gran apetito por el arte. Amasó una importante colección en el primer tercio del siglo XX.
Cinco décadas en el Museo
«La compra se realizó el 27 de junio de 1917, en la Maison Moos, en Ginebra», apunta su nieto. «Tenía interés por las obras de impresionistas y postimpresionistas», dice de su abuelo, que era muy activo en los círculos artísticos de la época y que acabó asesorando al Kunstmuseum de su ciudad, Basilea. Tras su muerte en 1946, prestó su colección a este museo. Dentro de la colección seguía el «Nafea», que ha estado expuesto más de cinco décadas en la pinacoteca suiza, y se ha convertido en una de las obras más queridas por el público de Basilea.
A partir de enero, tendrá un destino distinto, todavía desconocido. Staechelin ni desmiente ni confirma la identidad de los compradores, pero todo apunta a Qatar. El periódico neoyorquino cita dos marchantes de artes con conocimiento de la operación. Una «newsletter» especializada en el mercado del arte, «The Baer Faxt», avanzó rumores a comienzos de la semana sobre la posibilidad de que el Gauguin se vendiera a las autoridades de Qatar por 300 millones de dólares.
El emirato lleva años empeñado en convertirse en un polo artístico de relevancia global. A través de la Autoridad de Museos de Qatar, ha impulsado centros culturales de primer nivel como el Museo de Arte Islámico -diseñado por Ieoh Ming Pei-, el Museo Árabe de Arte Moderno y el Museo Nacional de Qatar, todavía en construcción, con la firma de Jean Nouvel . Al frente está Al-Mayassa bint Hamad bin Khalifa Al-Thani, la hermana del emir de Qatar, que heredó el interés por el arte de su padre, el emir Hamad bin Khalifa Al Thani. A sus 31 años, es la presidenta de la Autoridad de Museos de Qatar y ha puesto el mercado del arte patas arriba con adquisiciones estratosféricas. A ella se le adjudica la compra por 250 millones de dólares de «Los jugadores de cartas» , de Cézanne , en 2012, hasta ahora el cuadro más caro de la historia; y la lista sigue con compras millonarias de obras de Mark Rothko , Damien Hirst , Jeff Koons o Andy Warhol para llenar de contenido los magníficos museos. Según Bloomberg, el presupuesto anual de Qatar para comprar arte ronda los 1.000 millones de dólares.
Una oferta muy atractiva
Staechelin, que conoce al detalle el mercado del arte -fue ejecutivo de la casa de subastas Sotheby’s-, no oculta la capacidad negociadora de los petrodólares qatarís.
-¿Por qué se ha vendido el «Nafea»?
-Porque recibió una oferta muy atractiva.
-¿Por qué ahora? Podría revalorizarse.
-El mercado del arte está en un momento muy fuerte. No sabemos qué pasará dentro de diez años.
Su tono de voz no es de alguien eufórico por cerrar un acuerdo millonario. «Es una pieza importante para mí. No fui yo quien tomó personalmente la decisión», dice Staechelin, que explica que el cuadro, como el resto de la colección, pertenece a un fideicomiso formado por una persona en Londres, otra en Nueva York y él mismo. Al tener una vinculación especial con la pieza, por haber pertenecido a su familia, no se le permitió votar sobre la venta. «Pero no me opuse», recalca. Si la decisión hubiera sido suya, ¿hubiera hecho lo mismo? «Creo que sí», contesta.
La salida del «Nafea» marca un momento clave para el futuro de la colección Staechelin, en la que quedan una veintena de obras importantes de maestros como Van Gogh , Picasso o Pissarro . En los últimos meses, la relación entre el fideicomiso y el Kunstmuseum de Basilea se ha deteriorado. El museo está en medio de una renovación de su edificio -es una de las razones por las que el cuadro y la colección han salido de gira, algo con lo que no estaba de acuerdo el Kunstmuseum-, y todo indica que, cuando acaben las obras, la colección no regresará a sus paredes. Staechelin reconoce que está en conversaciones con museos de primer nivel para que acepten un préstamo a cambio de integrar los cuadros en sus colecciones permanentes.
Donde no hay rastro de felicidad es en Basilea. Su alcalde, Guy Morin, confirmó la salida del «Nafea» y el Kunstmuseum lamentó tener las manos atadas en este asunto: «Ha sido doloroso recordar que los préstamos permanentes siguen siendo préstamos. La gente de Basilea no es la propietaria de estas obras, y se las pueden llevar en cualquier momento». «No tenemos planes al respecto», responde Staechelin cuando se le pregunta si otros cuadros de la colección sufrirán el mismo destino. «Pero tampoco lo podemos descartar. Cuanto te casas, no planeas divorciarte, pero a veces pasa».