La «apropiación indebida» de Jeff Koons
El polémico artista acumula acusaciones de plagio por varias obras ejecutadas en los años ochenta
El artista vivo más famoso y más caro del mundo ha vivido un gran 2014. Sus obras se han vuelto a vender por millonadas –en noviembre, una de sus esculturas alcanzó los 25,9 millones de dólares en Christie’s– y protagonizó una de las exposiciones del año: la retrospectiva que le dedicó el Museo Whitney de Nueva York, que ahora puede verse en el Pompidou parisino y en junio llegará al Guggenheim de Bilbao.
La entrada a 2015, sin embargo, ha llegado torcida. El artista se enfrenta a dos demandas por plagio. Una de ellas se refiere a su escultura «Fait d’Hiver», de 1988, y que el publicista alemán Franck Davidovici denuncia como una violación a sus derechos de autor. Davidovici creó una campaña de publicidad en 1985 de igual nombre para la firma de moda Naf-Naf. En ella aparecía una escena de una mujer tumbada sobre la nieve, víctima de una avalancha, y, a su lado, un cerdito con el barril de auxilio que llevan los perros San Bernardo en los Alpes. La escultura de Koons, con la excepción de algunos detalles, recrea la misma imagen.
Davidovici lo denunció a mediados de diciembre, poco después de que se inaugurara la exposición de Koons en París, en la que la obra disputada estaba presente (sus propietarios pidieron que se sacara de la muestra). Hace pocos días, su abogado, Jean Aittouares, confirmó que las acciones legales estaban en marcha. Las exigencias de Davidovici no son pocas: confiscación de la obra, compensación por cualquier cantidad generada por su exposición o venta y resarcimiento por daños, que sus abogados fijan en 271.000 euros. Una de las esculturas de «Fait d’Hiver» –es una edición de tres– se vendió en Christie’s en 2007 por 4,3 millones de dólares, aunque su propietario no era Koons.
El Pompidou la retiró
El pleito llama al pleito y pocos días después de la de Davidovici, Koons se encontró con otra reclamación. La viuda del fotógrafo Jean-François Bauret, Calude Bauret-Allard, le acusó de copiar una de las imágenes de su marido para la escultura «Naked». Como «Fait d’Hiver», se ejecutó en 1988 y pertenece a su serie «Banality». Esta obra también se iba a ver en el Pompidou, pero quedó apartada después de que Bauret-Allard mandara cartas al artista y al museo con sus quejas. La versión del Pompidou es que no se ha expuesto por un pequeño daño que sufrió en su traslado a París.
El director del Pompidou, Alain Seban, salió en defensa del artista: «Buena parte de la creación moderna y contemporánea se basa en el concepto de la cita, de la apropiación. Es esencial que los museos puedan seguir examinando estos planteamientos artísticos», aseguró en un comunicado.
Lo cierto es que es difícil entender el arte del siglo XX y lo que llevamos del XXI sin el secuestro de objetos, imágenes, fotografías, obras de arte, iconos o marcas. Picasso y Braque se apropiaron de recortes de periódicos, Duchamp se quedó con un urinario y la «Mona Lisa», Jasper Johns recreó la bandera de EE.UU. y desde los maestros del pop, como Andy Warhol, Roy Lichtenstein o Richard Prince, la apropiación de todo tipo de imágenes pertenecientes a ámbitos ajenos al arte (publicidad, marcas comerciales o iconos populares) es parte central de la creación artística.
¿Cuáles son los límites?
Los tribunales a veces tienen una idea más restrictiva que los artistas sobre cuáles son los límites de la apropiación. En el caso de Koons, le llevaron la contraria en dos ocasiones. También se trata de dos esculturas ejecutadas para la serie «Banality» en 1988, un año en el que el artista parecía muy permeable a las imágenes creadas por otros. Una de ellas es la escultura «String of Puppies», en la que se recrea una escena con una pareja de mediana edad que sujeta ocho cachorros en hilera. Tomó la imagen de una postal con una fotografía de Art Rogers, que denunció la violación de derechos de autor y ganó el juicio. Lo mismo ocurrió cuando copió una imagen de «Odie», el perro del cómic «Garfield». Aunque la escultura –con el nombre «Wild Boy and Puppie»– aportaba otros elementos, el tribunal consideró que infringía los derechos de los creadores de las viñetas.
En los juicios se hizo hincapié en que Koons –que nunca ejecuta las obras con sus propias manos– dio instrucciones precisas a los artesanos italianos que crearon las esculturas para que las hicieran lo más parecido posible a la imagen original y omitió cualquier referencia a los derechos de autor que las protegían. «La apropiación, en el sentido que usted la entiende, no es otra cosa, desde el punto de vista jurídico, que una falsificación», respondió el abogado de Davidovici a la defensa del director del Pompidou en una carta abierta. «Por lo tanto, atenta a los derechos fundamentales del autor de la obra original, igual que un robo, por ejemplo, atenta contra los derechos fundamentales del propietario del bien robado». Por ahora, Koons no se ha pronunciado sobre el asunto.
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