Habrá denuncia contra los causantes del daño a la máscara de oro de Tutankamón
Heritage Taskforce, asociación de arqueólogos de la sociedad civil, emprende acciones legales e invoca una investigación de Unesco
Silencio sepulcral -y nunca mejor dicho- en el Museo Arqueológico y el Ministerio de Antigüedades de Egipto, 24 horas después de que saltara la noticia de los daños producidos en la máscara funeraria de oro de Tutankamón el pasado octubre . Pero ayer, arqueólogos que visitaron las salas donde se exhibe el mayor tesoro del país del Nilo confirmaron a ABC la gravedad de la intervención que ha deteriorado la hermosa pieza a base de pegamento industrial: resina epoxi. La barba y la barbilla han resultado dañadas gravemente.
Monica Hanna, portavoz de Heritage Taskforce (HT), una asociación arqueológica de la sociedad civil egipcia, anunció a ABC, después de realizar una inspección visual de la máscara, que ha recopliado información y que HT la pondrá a disposición de la fiscalía junto con una demanda para que se investigue y, en su caso, se depuren responsabilidades porque «hablamos de una pieza tan importante que no es solo patrimonio egipcio, sino de la humanidad».
«Son noticias terriblemente tristes, y por eso hemos decidido emprender las acciones legales pertinentes para que se investiguen las responsabilidades -subraya Hanna a ABC-. Hay que hacer algo y debe hacerse correcta e inmediatamente para reparar el daño», asevera. A los arqueólogos egipcios -y a muchos amantes del patrimonio- les sorprendió la mala praxis que demuestran las fotografías, a pesar de que el actual director del Museo, Mahmoud El-Halwagi, y el ministro de Antigüedades, Mamdouh Eldamaty, han estado negando los desperfectos hasta anoche.
Intervención de la Unesco
Hanna y otros colegas egipcios han confirmado que les gustaría que la Unesco se interesara por el problema y ven con buenos ojos que el organismo cultural internacional realice una investigación independiente de lo sucedido. Heritage Taskforce cuenta con apoyos oficiosos de miembros de la Unesco.
El más célebre de los egiptólogos, Zahi Hawass, contactado ayer telefónicamente por ABC, no quiso realizar declaraciones sobre el problema, pero confirmó que lo publicado por este periódico era cierto y en la conversación se mostró triste y frustrado ante la pésima noticia para el patrimonio y la imagen de Egipto.
Las redes sociales, que desde las movilizaciones de la plaza de Tahrir se han convertido en el más intenso medio de participación ciudadana, hervían. Entre la ira y el sarcasmo, se intercambiaban opiniones y chistes.
Javier Gámez, de Restauradores Sin Fronteras, afirmó a este periódico que los responsables de la intervención se han saltado, al usar resina epoxi irreversible «la primera regla de la restauración, que es la reversibilidad. Una obra como esa merecía una especial supervisión científica antes de intervenir en ella, así como el mejor asesoramiento internacional sobre los materiales y las técnicas a emplear. Es la más importante pieza de la historia de Egipto».
Anoche se especulaba en El Cairo con la posibilidad de que el lunes sea retirada la máscara de la exposición, aunque no se ha confirmado oficialmente. Sigue la incógnita de cómo van a asumir la realidad quienes lo han negado desde octubre hasta hoy, a pesar de las evidencias.
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