El Prado incorpora a su colección del XIX un díptico inédito de Pérez Villaamil
La obra, con 42 pinturas sobre hojalata, fue adquirida en 2011 por el Estado español en una subasta en Sotheby's de Londres por 121.250 libras esterlinas y adscrita a la pinacoteca. Ha sido completamente restaurada
Es una obra muy singular. En realidad, son 42 obras en una, pintadas por uno de los grandes artistas españoles del XIX, considerado el mejor paisajista romántico de nuestro país: Genaro Pérez Villaamil (El Ferrol, 1807-Madrid, 1854). La particularidad de las 42 vistas monumentales de ciudades españolas de que consta el díptico es que fueron realizadas en placas de hojalata, de 13 por 18 centímetros, y pintadas del natural al óleo. Es frecuente pintar del natural en dibujo y acuarela, pero no con óleo. Otra peculiaridad es que la obra no había sido intervenida nunca desde que Pérez Villaamil la pintara hace 175 años: se mantenía virgen, tal como la había pintado el artista.
«Es un privilegio para un restaurador, ya que no es algo que suele ocurrir», reconocía ayer Lucía Martínez, que ha llevado a cabo los trabajos de restauración del díptico, durante la presentación a la prensa. Explica que, debido al soporte de hojalata, incluso se han conservado en el reverso de las placas las huellas dactilares del pintor. La hojalata es un soporte que tiene ventajas (es muy ligero y fácil de transportar), pero también inconvenientes (es muy frágil y la falta de absorción del metal hace que sea preciso aplicar una preparación que permita la absorción de la pintura).
Se trata de un compendio del paisajismo monumental en España y de los recursos técnicos de este pintro. Pérez Villaamil retrata paisajes y ruinas de ciudades como Sevilla, Córdoba, Toledo, Oviedo... Y lo hace con un trabajo minucioso, preciso, de gran calidad y frescura, según Javier Barón, jefe del área de Conservación de Pintura del XIX del Prado. Gracias a ello podemos apreciar con todo lujo de detalle cómo eran estas ciudades hace 175 años. Al artista le interesaban especialmente dos estilos: el mudéjar y el gótico isabelino, como queda patente en estas 42 vistas. Toledo es la ciudad mejor representadas en el díptico. Tanto que esta obra es una especie de guía turística del Toledo de aquel tiempo.
Encargada por lord Clarendon
Esta obra única fue encargada por el embajador inglés en España George Villiers, lord Clarendon, y pintado entre 1835 y 1839. Llegó a atesorar la mayor colección del pintor. Fue adquirida por el Estado español en una subasta celebrada el 18 de mayo de 2011 en la sala Sotheby's de Londres por 121.250 libras esterlinas. La pieza fue adscrita al Museo del Prado. El díptico, que cuenta con unos marcos rematados en ojivas con un estilo «revival gótico», se unió en el siglo XX con unos herrajes y tenía unas ruedas formando una especie de biombo movible. Ha vuelto a su estado original gracias a una compleja restauración, patrocinada por la Fundación Iberdrola. Según el director del Prado, Miguel Zugaza, solo este año han pasado por el taller de restauración unas 300 obras, entre pinturas, esculturas, grabados, marcos...
El Prado ha querido, antes de que la obra pase a colgar en las salas de pintura del XIX, presentarla en una sala del museo junto a algunas piezas relacionadas con ella. Así, podrá admirarse en todo su esplendor en la sala 60, hasta el 6 de septiembre de 2015, junto a otras obras de Pérez Villaamil (un óleo, una acuarela y varios dibujos), un par de óleos de su maestro David Roberts y los volúmenes con litografías de «La España artística y monumental», un ambicioso proyecto editorial que dirgió el propio Pérez Villaamil. Esta pequeña exposición ha sido comisariada por Javier Barón.