Fernando de Terán: «La Academia de Bellas Artes ha sido elitista y es una gran desconocida»
El arquitecto madrileño, nuevo director de la institución, apuesta por la continuidad del proyecto de su antecesor, Antonio Bonet Correa
La casualidad ha querido que en apenas cuatro días las tres grandes Academias españolas hayan renovado sus direcciones: Darío Villanueva en la RAE, Carmen Iglesias en la de Historia y Fernando de Terán en la de Bellas Artes . Este último, arquitecto madrileño y especialista en urbanismo, formaba parte del equipo anterior, capitaneado por Antonio Bonet Correa, como secretario general. Los académicos de Bellas Artes han apostado, pues, por la continuidad. A sus 80 años ha logrado el cargo por mayoría absoluta: 26 votos, frente a los 11 conseguidos por el otro candidato, Pedro Navascués. Hubo dos votos en blanco. Horas después de su elección, recibe a ABC en su antiguo despacho. No habrá relevo hasta enero. Hace unos días ingresó en esta Academia Alberto Campo Baeza y ahora otro arquitecto es nombrado director. La arquitectura se hace fuerte en Bellas Artes.
En la apertura del curso de las Reales Academias el Reypidió un aire renovador para estar a la vanguardia y al servicio de la sociedad. Todos se han puesto manos a la obra. «Tenemos que procurar que las academias dejen de ser instituciones vetustas y antiguas; tenemos que acercarlas a la gente -advierte Fernando de Terán-. Quiero seguir la línea iniciada por mi antecesor de hacer la Academia más visible. Tengo la percepción de que es una gran desconocida. Tenemos uno de los mejores museos de Madrid, una Calcografía, el taller de vaciados, un archivo-biblioteca como hay pocos...»
Entona el «mea culpa»: «Hemos sido una institución con poca proyección y no hemos buscado vender la imagen de la Academia». Tiene algunas ideas para cambiarlo: «Transformar el patio en un espacio de uso público, vender productos de la propia Academia... Hacemos reproducciones artísticas que tendrían mucha aceptación». Nos muestra un facsímil que ha encargado de uno de los grabados de Picasso que atesora la institución. «Seguro que a muchos les entusiasmaría». También continuarán con los alquileres de espacios para eventos: «En 2011 tuvimos unos 13 o 14 y este año vamos por 58».
Institución introvertida y elitista
Cuentan que algún director en la historia de esta Academia se refería al museo como «mi museo» y que no quería «verlo lleno de japoneses». Sea cierta o no la anécdota, existe la percepción de que los académicos creen que la pinacoteca es de su propiedad. En este sentido, explica su nuevo director que «era una institución muy introvertida y elitista». ¿Se lamentan, al igual que sus colegas de la Historia y la RAE, de falta de apoyo económico? «La Academia tiene unos fondos que maneja en Bolsa y genera ingresos propios. Pero los recortes han sido tremendos. La subvención estatal se ha reducido un 65% desde hace tres años (en 2014 ha recibido del Estado 671.790 euros). Es muy poco para una academia como ésta. Teníamos otra subvención para obras de mejora que ha desaparecido. Y la de la Comunidad de Madrid se ha reducido a la mitad. Estamos muy mal». ¿Es deficitaria? «Sí (prefiere no dar la cifra). Creo que con el ajuste presupuestario que estamos haciendo, con la reducción de gastos, seremos solventes en tres o cuatro años».
Museo: selección más selecta
Cuando se amplió el Museo de la Academia de Bellas Artes, durante un tiempo se mantuvieron cerradas las nuevas salas por falta de personal de seguridad. Ya están todas abiertas, pero siguen con problemas de espacio: «Tenemos un almacén lleno de obras. Hay que acometer una selección más cuidadosa de lo que hay en el museo. Yo apuesto por exhibir una selección más reducida y selecta. Es un criterio muy personal que tendría que sopesar con las personas que llevan el museo. No me interesan mucho los abanicos, las medallas... Tenemos obras de arte más importantes para mostrar en el museo». ¿A qué atribuye que, siendo una de las grandes pinacotecas de España, tenga tan poco público? ¿Falta de promoción por parte de Cultura, que solo publicita Prado, Reina Sofía y Thyssen? ¿Culpa de los académicos? «Las dos cosas. La Academia ha tenido poco deseo de proyección al exterior y eso hay que cambiarlo. Pero también tenemos que hablar con el Ministerio para que nos ayude».
Muchos siguen viendo las academias como instituciones apolilladas, que huelen a naftalina. ¿Alguna fórmula para atraer al público joven? «Vamos a abrirnos más a la universidad». ¿Y para atraer nuevos patrocinios? «Tenemos convenios con distintas instituciones, pero es otra cosa que hay que incrementar». Sobre la mesa, diversas fórmulas, incluidos contactos con alguna fundación que podría ocuparse de la gestión del museo. «Los ha habido -confiesa De Terán-, pero ese tema está aparcado. Todo depende de las condiciones. Hay que estudiarlo muy bien para que la Academia no pierda su esencia». Su objetivo fundamental: «Conseguir equilibrar gastos e ingresos y eliminar el déficit».
¿Habrá rockeros y grafiteros?
¿La Academia se abrirá a nuevas disciplinas y tendencias? «La sección de nuevas artes de la imagen, que se incorporó hace relativamente poco, está abierta a diseñadores, fotógrafos, cineastas... No está cerrada a las artes relacionadas con las nuevas tecnologías». ¿Veremos algún día entre los académicos a un rockero o un grafitero? «¿Por qué no?», responde, a la gallega, con una pregunta. La institución cuenta con una donación del legado Guitarte, que solo se puede usar para adquisición de obras de arte. Puestos a desear, ¿qué obra incorporaría a la colección del museo? «Me gustaría aumentar la presencia del arte moderno. Algún Picasso (solo tenemos grabados), otro Juan Gris (solo hay uno)...»
Como especialista en urbanismo, ¿cómo ve Madrid? «En toda España atravesamos una situación en la cual el urbanismo está un poco de capa caída. Se están produciendo demasiadas desregulaciones. Están ocurriendo demasiadas cosas sin control. Romperé todas las lanzas que haya que romper por una restitución de la fuerza de la planificación urbanística». La Academia emite informes y dictámenes sobre polémicas urbanísticas, que deben aprobarse por mayoría. «No es un organismo de pensamiento único, hay mucha polémica interna», dice. Es el caso, por ejemplo, de la Torre Pelli en Sevilla. «Fue un tema enormemente politizado y polémico. Yo no hubiera apoyado la Torre Pelli dentro de Sevilla, pero donde está sí».
Fernando de Terán participó en el proyecto del Eje Prado-Recoletos . «Estoy muy contento de lo que se ha hecho: toda la parte norte, de Colón a Cibeles. La parte sur quedó paralizada por motivos claramente políticos. Solo se hicieron algunas cosas. Había falta de entendimiento entre Ayuntamiento y Comunidad. Me gustaría que se acabara el proyecto: Madrid ganaría mucho. Sería dignificar el aspecto de gran paseo. Se dijeron muchos disparates: nos llamaban arboricidas».
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