Depero, el artista global que convirtió el futuro en presente

La Fundación Juan March revisa y pone en valor la fascinante obra del futurista italiano en una exposición

Depero, el artista global que convirtió el futuro en presente COLECCIÓN PARTICULAR, SUIZA

NATIVIDAD PULIDO

El 20 de febrero de 1909 Marinetti publicaba en el periódico francés «Le Figaro» el «Manifiesto Futurista». Con él nacía el futurismo, la vanguardia de las vanguardias. La radicalidad de las propuestas de este movimiento plástico y literario, que contaba hasta con bandera propia, era tal que sus miembros no pretendían cambiar el mundo, sino destruirlo. Propugnaban acabar con los museos, las bibliotecas, las academias; exaltaban la bofetada, el puñetazo; adoraban el peligro, la velocidad, la guerra, el movimiento, las máquinas… Creían que un coche de carreras es más bello que la «Victoria de Samotracia».

Filippo Tommaso Marinetti fue el Papa del futurismo, como Breton lo fue del surrealismo, pero tuvo otros miembros como Giacomo Balla, Umberto Boccioni, Carlo Carrà, Gino Severini… Más tarde se incorporó el protagonista de esta historia: Fortunato Depero (1892-1960). No hizo honor a su nombre. Tuvo mala fortuna. La historiografía italiana le incluyó en el llamado segundo futurismo, considerado secundario, de segundo nivel. El primer futurismo se frenó debido al estallido de la I Guerra Mundial. Depero no fue admitido oficialmente en este movimiento hasta 1915. Tampoco ayudó mucho a su fortuna la relación entre futurismo y fascismo. Ni el favoritismo hacia la pintura en la historia del arte, en detrimento de las artes aplicadas, el diseño, la publicidad, la escenografía... que abordó este artista.

Realismo mágico

Fortunato Depero fue de la abstracción al futurismo, pasando por el realismo mágico. Artista global, hombre orquesta, tocó todos los palos: fue pintor, escultor, dramaturgo, escenógrafo, poeta, ensayista, diseñador gráfico y publicitario, tipógrafo, creador de pabellones de ferias, juguetes, tapices, empresario cultural... Pese a todo ello, y a la gran vigencia de su trabajo, es poco conocido fuera de Italia. Manuel Fontán, director de exposiciones y museos de la Fundación Juan March , advierte que Depero «es un artista multimedia fascinante» y cree que es de justicia «expedir un pasaporte internacional» del que aún carece. Artista difícil, atesora una obra vasta y compleja, que la Fundación Juan March revisa en una exposición, que permanecerá abierta hasta el 18 de enero de 2015.

«Depero futurista (1913-1950)» repasa, a través de tres centenares de obras (pinturas, esculturas, escenografías, diseños publicitarios, juguetes, poesía visual, fotos, libros, revistas, audiovisuales…) y en un montaje nada convencional –muy teatral, con césped artificial multicolor en los suelos–, su fascinante universo. Grandes obras como el «Retrato de Marinetti» –préstamo de Victoria Marinetti, hija del artista, Depero lo pintó envuelto en la bandera italiana y el cuadro está montado sobre el timón de cola de un avión– y «Mis bailes plásticos» –compendio de toda la producción deperiana–, se exhiben junto a algunas de sus creaciones más innovadoras.

Un gran experimentador

Depero creó un lenguaje nuevo (onomalengua), puso en marcha en 1919 uno de los primeros museos de artista del mundo, la Casa de Arte Futurista en Rovereto, que en la muestra no se reconstruye, se evoca. Considerada precursora de la Factory de Warhol, de los estudios de Koons y Hirst…, en ella llevó a cabo Depero sus trabajos publicitarios, sus cuadros-tapices, sus juguetes… Inventó un libro de artista («Depero futurista»), conocido como «El libro atornillado», de 1927, que se incluye en la exposición. Es una especie de museo portátil, un «book» para promocionarse que se llevó a Nueva York.

Precursor de las instalaciones sonoras y las performances, escribió poesía para declamar en radio, que también podrá escucharse en las salas de la Fundación Juan March. Cree Manuel Fontán que, con sus robots y sus autómatas y su deseo de convertir el futuro en presente, en cierta manera anticipa Twitter, los sms, la ciencia-ficción... Depero propugnaba una reconstrucción futurista del universo: volver a construir el mundo con una transformación radical en mobiliario, moda, cine , música, literatura, danza, artes plásticas…

Trabajos publicitarios

La exposición revisa sus numerosos trabajos para publicidad. Especialmente fructífera, su colaboración con la compañía milanesa de licores Campari. Trabajó para ella desde 1924-25 hasta 1937. Un espacio de la muestra se ocupa de Depero y el teatro. Se frustró un proyecto para Diaghilev. Éste le había encargado la escenografía y el vestuario para «El ruiseñor», de Stravinsky, pero finalmente no se hizo.

La última parte de la exposición se centra en su viaje a Nueva York. Llegó en 1929 (en plena Gran Depresión) y allí estuvo hasta 1931. Depero supo ver que Nueva York era la ciudad del futuro. La llamaba «la nueva Babel». Realizó un segundo viaje a la Gran Manzana en 1947-48. No tuvo demasiado éxito allí. Hizo una portada para «Vanity Fair», diseñó dos restaurantes… Regresó a Italia, donde se centró en los encargos del Régimen. La Fundación March ha traducido importantes textos futuristas y escritos de Depero, muchos inéditos.

Depero, el artista global que convirtió el futuro en presente

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