Antonia la Menor regresa a casa doce años después de su robo en Bornos
El busto romano retorna al ayuntamiento de la localidad gaditana tras un periplo que le llevó hasta la Gliptoteca de Múnich

Dicen que no hay viaje que no cambie algo a quien lo realiza y al busto de Antonia la Menor que este jueves ha regresado a Bornos también le ha ocurrido. Cierto es que sus rasgos tallados en mármol blanco se conservan como ... cuando esta hermosa escultura del siglo I fue hallada en 1960 en el yacimiento de la antigua ciudad romana de 'Carissa Aurelia', en Cádiz. Por fortuna, el robo que sufrió en noviembre 2010 y su periplo posterior, que le llevó hasta Alemania, no han alterado sus proporcionadas facciones, pero algo ha cambiado desde que una mano vil la arrebatara a los vecinos de Bornos. Doce años después de aquella lamentable pérdida, vuelve a casa con nueva identidad. En su cartela, sobre la columna de mármol que ocupó durante décadas en la escalera de acceso a la planta alta del Ayuntamiento de la localidad gaditana, ya no se leerá el nombre de Livia, con el que era conocida hasta entonces, sino el de Antonia la Menor, la hija menor de Marco Antonio, madre del emperador Claudio y abuela de Calígula.
Esa nueva identificación fue precisamente la clave que condujo a su recuperación por parte de las autoridades españolas en Múnich en 2020, tras una investigación coordinada por el Grupo de Patrimonio Histórico de la Guardia Civil. José Beltrán Fortes, catedrático de Arqueología de la Universidad de Sevilla, preparaba en 2018 un estudio de las 'Esculturas romanas en la provincia de Cádiz' y al examinar las fotografías de la cabeza romana sustraída en Bornos, junto a su colega María Luisa Loza, se dio cuenta de que la retratada no era Livia, como sostenía Antonio Blanco en su 'Historia de España', sino Antonia la Menor.
A la vista de cualquiera en Múnich
Beltrán Fortes quiso comparar la figura con las escasas esculturas que existen de la hija menor de Marco Antonio y Octavia y al buscar imágenes en internet se topó con unas reproducciones en 3D de una pieza expuesta en esos momentos en la Gliptoteca de Múnich, en Alemania. Para su sorpresa, era el mismo busto robado en Bornos. El investigador informó con todo detalle a la Guardia Civil, que comprobó que, efectivamente, la escultura sustraída estaba expuesta a los ojos de cualquiera en una sala del museo alemán de antigüedades griegas y romanas. Un particular la había dejado en depósito y la Gliptoteca la había colocado junto a un mosaico italiano de Aion, el dios de la eternidad, identificándola, como había hecho Beltrán Fortes, como un probable retrato de Antonia la Menor.
No cabía duda de que se trataba de la misma pieza de Bornos. Beltrán Fortes explicaba por entonces a este periódico que coincidían «todas las roturas y desperfectos». Solo se había tapado un poco una rozadura de la mejilla izquierda.
En cuanto la Gliptoteca de Múnich tuvo conocimiento del origen de la pieza, la devolvió a su propietario particular, que al parecer la había adquirido como procedente de una colección inglesa. Éste, a su vez, exigió al anticuario alemán que se la había vendido que le devolviese el dinero y cuando por fin la pieza retornó a manos de este último, las fuerzas policiales actuaron. En octubre de 2020, la Policía Criminal de Baviera hacía entrega de la cabeza de Antonia Minor a la Guardia Civil en el Consulado español en Múnich. El busto del siglo I regresaba felizmente a España.
Regreso a casa
Solo faltaba un paso: su retorno final a Bornos. Este jueves se ha hecho entrega de la escultura al alcalde de la localidad, Hugo Palomares, en un acto que ha contado con la presencia del director general de Patrimonio Cultural y Bellas Artes, Isaac Sastre de Diego, del experto José Beltrán Fortes y del teniente jefe de la Sección de Patrimonio Histórico de la Guardia Civil, Juan José Águila.

Antonia la Menor volverá a ser colocada sobre la columna de mármol, en la escalinata de acceso a la primera planta del Ayuntamiento, no en el Palacio de los Ribera, donde recaló un tiempo y de donde fue robada. Acaba así con final feliz su tortuoso viaje, aunque algunos cabos siguen sueltos. ¿Quién robó la pieza y cómo llegó a manos del anticuario alemán?
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