Anna Mizrahi, la actriz venezolana que fabricó el mito de Marilyn
Aunque no conoció personalmente a la tentación rubia, la tercera mujer de Lee Strasberg, padre artístico de Monroe, heredó sus derechos de propiedad intelectual y convirtió el icono en negocio
La leyenda negra de Marilyn Monroe: dos violaciones y tres matrimonios

Era la tentación rubia, objeto de deseo de medio mundo, pero Norma Jean Baker, Marilyn Monroe, se sentía vacía, insegura, atrapada en una mente atormentada por una infancia difícil, un peregrinaje interminable entre orfanatos y casas de acogida, debido a la ausencia ... de su padre y los problemas psiquiátricos de su madre. No encontró la felicidad en ninguno de sus tres matrimonios –el primero con James Dougherty, veterano de la Segunda Guerra Mundial y policía de Los Ángeles, el segundo con el jugador de béisbol Joe DiMaggio y el tercero con el escritor Arthur Miller– ni en sus aventuras amorosas de película.
«Sola. Estoy sola. Siempre estoy sola. Sea como sea», escribió en uno de sus cuadernos publicados en el libro 'Fragmentos'. Murió a los 36 años, hace ya sesenta, por una sobredosis de barbitúricos, en un «probable suicidio», para muchos aún envuelto en un halo de misterio.
No tenía descendencia, pero tampoco se acordó de ninguno de sus antiguos amores a la hora de repartir su fortuna, unos 370.000 dólares –unos 3,7 millones de dólares hoy– tras las liquidaciones, según el testamento citado por 'Forbes'. Dejó unos 100.000 dólares para el cuidado de su madre; 10.000 dólares a Berniece Miracle, su medio hermana y asistente personal; y otros 5.000 dólares más para la educación de la hija de esta.
El 25% de su patrimonio quedó en manos de Marianne Kris, la psiquiatra de la rubia más explosiva del cine. Tras su muerte, en 1989, la doctora cedió el legado de Monroe al Centro Anna para el Estudio y Tratamiento Psicoanalítico de los Niños de Londres, dirigido por Anna Freud, hija de Sigmund Freud. Pero el grueso de sus bienes y sus derechos de propiedad intelectual fueron para Lee Strasberg, su mentor artístico, fundador del mítico Actors Studio y para su mujer, Paula Strasberg, a los que estaba muy unida. De hecho, en más de una ocasión el profesor de origen polaco confesó que, después de trabajar con cientos de actores, solo dos destacaron por encima de los demás: Marlon Brando y Marilyn Monroe.
Paula Strasberg falleció en 1966, y un año más tarde, Lee Strasberg contrajo matrimonio con la actriz venezolana Anna Mizrahi (Caracas, 1939), a la que conoció durante una prueba para entrar en su prestigioso estudio de interpretación. Apenas tenía experiencia con algunos personajes episódicos en series como 'Alma de acero', 'Comando en el desierto' o 'The girl for U.N.C.L.E'. Según contó la actriz Lee Grant, que también estaba en el cásting, a 'The Wall Street Journal', ella solo se presentó a la prueba con un sujetador negro y unas braguitas. No consiguió entrar en el centro, pero se quedó junto a Lee Strasberg para siempre y tuvo con él dos hijos: Adam Strasberg (1969) y David Lee Strasberg (1971). Su talento, como demostró más tarde, tenía más que ver con el mundo de los negocios que con los escenarios. Tras la muerte de Lee Strasberg en 1982, Mizrahi, entonces ya Anna Strasberg, heredó el legado de Marilyn y lo convirtió en un lucrativo negocio.
La mejor pagada
En el año 2000 creó la empresa Marilyn Monroe, LLC, aunque ya llevaba más de una década firmando acuerdos para que empresas de todo tipo, desde Mercedes hasta Coca-Cola, pasando por el vodka Absolut o la marca de peluquería Revlon, pudieran usar la firma y la imagen de Marilyn Monroe en sus productos y anuncios. Incluso llegó a crear una tienda de Marilyn Monroe en el centro comercial de Bloomingdale de Nueva York. Los datos de su gestión hablan por sí solos: una demanda posterior recogida por 'Celebrity Net Worth' afirma que solo entre 1996 y 2000 Strasberg ganó «más de 7,5 millones de dólares en beneficios por licencias» relacionadas con la actriz.

Llegó además a un acuerdo con CMG Worldwide, empresa especializada en gestionar la imagen de famosos ya fallecidos –James Dean, Ingrid Bergman, Neil Armstrong y Mark Twain, entre otros– que le garantizaba un mínimo de 1,1 millones de dólares en licencias por año, según 'The Wall Street Journal'. Aunque Anna Strasberg no había tratado a Marilyn, no solo había logrado mantener más viva que nunca su imagen, sino que la había convertido además en una máquina de hacer dinero.
«Anna pensaba en la imagen de Ms. Monroe desde que se levantaba»
De hecho, en los últimos veinte años, se pueden contar con los dedos de una mano las veces que la protagonista de 'Los caballeros las prefieren rubias' se ha apeado de la lista de los famosos fallecidos mejor pagados del mundo. Solo en 2020 su imagen generó ocho millones de dólares, gracias en parte a la venta de los derechos de imagen de la actriz a Netflix, que estrenará en septiembre 'Blonde', el último 'biopic' sobre la intérprete. «Anna pensaba en la imagen de Ms. Monroe desde que se levantaba», dijo al diario William Wegner, su abogado, que insiste también en que muchas de las decisiones que ha tomado no han tenido tanto que ver con el dinero como con proteger su memoria.
Además de olfato para los negocios, Anne Strasberg también era, según cuentan los que convivieron con ella en aquellos años a 'The Wall Street Journal', una amante del lujo. Le gustaba recibir, en su apartamento de Manhattan a 'celebrities' como Al Pacino y Mick Jagger. Además, le gustaba asistir también a las galas de Hollywood. Entabló amistad con Sophia Loren y fue madrina de Drew Barrymore.
Este éxito empresarial despertó suspicacias entre los dos hijos mayores de Lee Strasberg, que no habían recibido nada por el negocio Marilyn, pese a que, según explicó John Strasberg, su hermana Susan era muy cercana a la tentación rubia. «No sé si querría algo de todo eso», recoge 'The Wall Street Journal', «pero encuentro realmente triste que gente que nunca conoció a Marilyn continúe beneficiándose de ella, y de la peor forma posible».
En una subasta realizada en Christie's en 1999 se llegaron a recaudar 13,4 millones de dólares
En 1999, Anna Strasberg puso en venta, a través de una s ubasta realizada en Christie's, ropa, libros, cartas, guiones de películas e incluso cacerolas que habían pertenecido a la actriz. Se recaudaron en total 13,4 millones de dólares. Mariah Carey se hizo con el piano de Marilyn por 600.000 dólares, y el vestido que llevó la actriz cuando cantó 'Feliz cumpleaños' al presidente Kennedy fue comprado por un millón de dólares. Pese a que Strasberg donó parte de lo recaudado a obras benéficas, algunos de los amigos de Marilyn no vieron esta subasta con buenos ojos. Ella dejó escrito en su testamento que Lee Strasberg distribuyese sus bienes entre «amigos, colegas y aquellos a los que quise». «En su lugar, acabaron en manos de aquellos que tenían dinero», reivindicó James Haspiel en 'The Wall Street Journal'.
Una demanda decisiva
El éxito de la mujer que obsesionó a Warhol era un imán para todos. Los herederos de cuatro fotógrafos que la habían retratado cientos de veces en vida usaron sus fotos para hacer calendarios, bolsos e incluso un vinatero con la imagen de la actriz sin previo consentimiento de los herederos de su legado, CMG y Anna Strasberg, por lo que acabaron enfrentados en los tribunales.
Para resolver el litigio, la cuestión de fondo era discernir si Monroe era californiana o neoyorquina en el momento de su muerte. En el primer caso, los derechos seguirían siendo propiedad de los custodios de su legado. En caso contrario, si se consideraba que su residencia estaba en Manhattan, los sucesores de los fotógrafos podrían evitar pagar los impuestos por el derecho de herencia.
En 2012, este pleito se resolvió a favor de los herederos de los cuatro retratistas de Marilyn. Pero un año antes, en enero de 2011, Anna Strasberg, hoy una octogenaria que no se prodiga en los medios, vendió a la empresa Authentic Brands Group el 75% de los derechos del imperio por unos veinte o treinta millones de dólares, según los medios americanos. Otro negocio redondo.
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