Así viven su confinamiento los bailarines de la Compañía Nacional de Danza

Hoy, 29 de abril, se celebra el Día Internacional de la Danza

Joaquín de Luz, se ejercita en la terraza de su casa Fotos: Matías Nieto. Vídeo: David del Río

Julio Bravo

«Mi plan es bailar hasta que todo se solucione». Sí, es una frase de camiseta o de taza de desayuno, pero bien se la pueden aplicar los miles de bailarines de todo el mundo a quienes se ha cortado las alas y que van a vivir el Día Internacional de la Danza como aves enjauladas. Aun así, son muchas y muy distintas las iniciativas que se han llevado a cabo para celebrar esta jornada, en la que se recuerda a Jean-Georges Noverre, considerado el padre del ballet moderno: desde el comunicado de un centenar de profesionales reclamando un plan de acción para salvar el tejido empresarial del sector a la coreografía creada por Antonio Najarro, exdirector del Ballet Nacional de España, sobre la versión de «Resistiré» cantada por Sandra Carrasco; pasando por el desafío que han planteado la Compañía Nacional de Danza y el Ballet Nacional de España, que han retado a los aficionados a enviar vídeos propios bailando una coreografía planteada por sus directores, Joaquín de Luz y Rubén Olmo, respectivamente.

Anthony Pina

«El oficio de bailarina -ya lo sabemos- no es una prebenda», escribió Alejo Carpentier. Detrás de lo ligero y alado, detrás de la mágica sintaxis de arabescos y elevaciones, hay la tremenda disciplina de la clase cotidiana, de la “barra”, de los ensayos sin límite de horario, que los verdaderos profesionales no se perdonan siquiera un día de Navidad o Año Nuevo».

Daniella Oropesa y Yanier Gómez

Y verdaderos profesionales son los componentes de la Compañía Nacional de Danza, que han sustituido la barra de los estudios del conjunto en Matadero por la lavadora, una silla de la cocina o la mesa del comedor. «En el ballet no hay teletrabajo que valga», explica Joaquín de Luz, que se siente un privilegiado por vivir en un apartamento con terraza. «Viví 23 años en una caja de cerillas en Nueva York y cuando volví quería aire. Y me ha permitido mantener la cordura». Y la forma física, porque De Luz asegura que en la terraza corre cada día entre diez y once kilómetros. «Dibujo un signo de infinito imaginario y lo sigo»,

Mar Aguiló

El director de la CND habla regularmente con sus bailarines; «los he encontrado con una actitud muy positiva en general, teniendo en cuenta el momento. El bailarín es por definición muy disciplinado, pero no es lo mismo acudir todos los días a la sede que ejercitarse en casa». La compañía ha puesto a sus artistas todas las facilidades posibles. «Les enviamos un trozo de linóleo -la superficie sobre la que se realizan los ejercicios de ballet-, y les ofrecemos clases online. Pero claro, pueden estar tomándose una hamburguesa en lugar de la clase», bromea De Luz. Pero sabe que sus bailarines son responsables y que siguen también las clases que otros artistas, como Tamara Rojo, imparten online desde sus domicilios».

Ángel García Molinero

Ahora toca pensar en el futuro. Con todo supeditado a lo que las autoridades sanitarias decidan, Joaquín de Luz espera ir avanzando a la deseada normalidad; «espero que para finales de mayo podamos ya tener actividad, siempre adaptada a las circunstancias, con las medidas de seguridad e higiene necesarias. Y un paso más: volver a los teatros. Hemos de estar preparados para seguir con la programación; en diciembre tenemos previsto el estreno de un gran ballet, y seguimos trabajando con esa perspectiva».

Joaquín de Luz se siente, confiesa, muy solidario con el sector. «Nosotros somos unos privilegiados porque somos una compañía pública, pero sabemos que el colectivo de la danza es muy vulnerable; es algo que me llega muy adentro. Y vamos a tender la mano dentro de nuestras posibilidades, abriendo la compañía a coreógrafos españoles; es mi -agradable- deber». «El ser humano se crece con la adversidad -asegura con optimismo-, y esta situación es al tiempo una oportunidad para que se reconozca el papel fundamental del arte, de la cultura, en nuestra sociedad actual. No hay más que ver la generosidad con la que los artistas han ofrecido su talento y el servicio que han prestado... Y que la gente agradece».

Joaquín de Luz

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