Viaje a las profundidades con el robot subacuático

Las pantallas de control de la misión. El André Malraux, en el puerto próximo a Tolón. Es un buque científico dedicado exclusivamente a la arqueología subacuática. Un retrato y una frase de Malraux preside la sala de control. Revisión del Rov Perseo, en la cubierta. Revisión del ROV Leonard, del LIRMM. Michel L'Hour y Oussama Khatib, director del proyecto arqueológico y constructor del robot, respectivamente. Desde el puente del André Malraux, todo está listo. Una arqueóloga, lista para la inmersión junto al Ocean One. L'Hour se dispone al lanzamiento del robot en el agua. La grúa eleva los 180 kilos de la máquina. Una pequeña revisión antes de partir. Al agua. El Ocean One y su aspecto humanoide. Todo a punto para dejarle en libertad. Primero hará pruebas de interacción con los arqueólogos. Luego bajará al pecio de la Lune a 91 metros. La sala de control, con el piloto del robot en el centro. Tres pilotos para los dos ROV y el Ocean One. Todos pendientes de controlar los parámetros. El ROV Leonard, dirige la navegación hasta el pecio. Hacia la oscuridad de las profundidades. Grabado de la fragata Lune, cuyos restos van a investigar. El Ocean One llega al pecio. Allí recoge objetos para probar sus habilidades. Todos siguen la misión por la pantalla. Los pilotos intercambian pareceres y datos de navegación y profundidad.

Viaje a las profundidades con el robot subacuático

Paseo en imágenes por la misión en la que el Ocean One probó su capacidad para el trabajo subacuático a gran profundad