Los vestigios más humanos de la Segunda Guerra Mundial, cada domingo con ABC

Consigue el 7 de octubre la segunda entrega de una exclusiva colección de reproducciones de los principales timbres y billetes de la contienda

ABC

La Segunda Guerra Mundial fue una época de contrastes. A pesar de que los ingenieros de Adolf Hitler coquetearon con avances tan determinantes como los primeros aviones a reacción en la década de los cuarenta, la realidad es que durante los primeros años de la contienda todavía se usaban un millón de caballos para tareas tan básicas como transportar la comida de los ejércitos.

Por ello, no es de extrañar que los militares que se encontraban luchando a miles de kilómetros de su hogar solo tuvieran una forma de comunicarse con sus seres queridos cuando se hallaban en mitad de las gélidas estepas de Stalingrado o patrullaban las aguas del Atlántico en busca de submarinos enemigos: el correo.

Las 50.000 misivas que tramitaron los Estados Unidos avalan la importancia de estos mensajes. Pero lo que suele olvidar es que, en cada una de estas cartas, había unos pequeños trozos de papel sin los cuales era imposible que la maquinaria del correo funcionase.

Eran los sellos . Testigos mudos del paso del tiempo que los diferentes países que participaron en la Segunda Guerra Mundial utilizaron también como método de propaganda pero cuyo objetivo básico era unir a hijos como el alemán Hans P. con sus progenitores. «Queridos padres, espero que estéis bien y que no sufráis demasiado la guerra. Espero que no caigan demasiados compañeros», escribía el militar.

En recuerdo de estos importantes actores de los años treinta y cuarenta, ABC ofrece mañana a sus lectores la posibilidad de conseguir la segunda entrega de « Historia de la II Guerra Mundial a través de sus billetes y sellos ». Una de las colecciones más completas sobre el enfrentamiento que incluye una obra editorial con más de 900 páginas de información y fieles reproducciones de los 300 timbres y 120 billetes más destacados de la época.

Este 7 de octubre, concretamente, se podrá adquirir junto al periódico un nuevo fascículo que incluirá, además del contenido habitual, un álbum para clasificar las reproducciones del dinero. Todo ello, por 4,95 euros.

A día de hoy, esta colección permite rememorar a los soldados más bajos del escalafón. Esos que han quedado ocultos bajo la sombra de los grandes líderes, pero que sufrían en las trincheras.

Y es que, tras cada sello se encuentran emotivos mensajes como el que un tanquista soviético envió a su esposa («No, no volveremos a vernos. Ayer al mediodía una granada nazi impactó contra la coraza de mi tanque y explotó dentro. Estoy herido de gravedad») o como el que el italiano Luigi Durand de la Penne ordenó enviar a su madre si fallecía en una misión secreta («Cuando recibas estas líneas, yo habré muerto. Me he ofrecido como voluntario para una peligrosa misión que fracasó»).

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