Soñando con tesoros: Arqueología y cómics en el Museo de Picardía

Una exposición crea un interesante dialogo entre las planchas de cómic y las antigüedades del Museo del Louvre y de Picardía

A la izquierda, la Dame de Renancourt, a la derecha, el cómic de Dominique Zay y Aude Soelilhac narra con precisión el hallazgo

Asier Mensuro

La arqueología y el cómic son dos mundos aparentemente inconexos. Hace dos años, el Museo del Louvre sorprendió a todos con una exposición que ponía en relación a esta disciplina científica con el noveno arte; y ahora, dicha muestra, completamente renovada, llega al Museo de Picardía entre el 29 de mayo y el 29 de agosto del 2021 y a la Halle Freyssinet del 5 al 29 de junio de 2021; coincidiendo con el Festival de la Bande Desinnée d`Amiens.

Arqueología y cómic se muestran así íntimamente ligados, tal y como demuestra esta exposición que crea un interesante dialogo entre las planchas de cómic y las antigüedades del Museo del Louvre y de Picardía. La muestra lleva el título de «Cazadores de Tesoros, Cazadores de Historias» , lo que ya ofrece una valiosa pista del modo en que se funden ambas disciplinas.

Los comisarios del proyecto aciertan al sugerir que para la ciencia arqueológica «cada descubrimiento suma una piedra al edificio del conocimiento , pero acota un poco más el espacio que queda libre para la interpretación. Mientras que en el cómic, cada descubrimiento es, por el contrario, un nuevo material con potencial para trabajar, un nuevo medio de ensueño».

Viendo los originales de maestros del noveno arte presentes en la muestra de autores como Moebius, Bilal, Manara, Dirks, Sorel, Sfar Mathieu, Crécy o Bouq, Andreas, McCay, Blutch, Chéret, Martín, y un largo etc., me pregunto si sus dibujos inspirarán a futuros los arqueólogos. No sería nada nuevo. Baste recordar las magníficas estampas de los artistas que acompañaban a Napoleón en sus expediciones a Egipto y que además de despertar numerosas vocaciones, sirvieron para crear la pasión por la civilización del Antiguo Egipto en la Europa decimonónica.

Tesoros ocultos en la Alhambra y Pompeya

El título de la exposición incluye el término «Tesoro». Sin ninguna duda, nada nos hace soñar, ni evoca de forma más clara la pasión por la arqueología que esta palabra. La muestra acierta, y mucho, en el modo en que recoge y se ocupa de este concepto.

Por un lado, incluye páginas de cómic que reflejan con exactitud el modo en que se percibe en el imaginario colectivo del ciudadano común. Una plancha dominical de 'Los cebollitas' de Rudolph K. Dirks fechada en 1915, muestra el hallazgo de un rico tesoro subacuático ; y ejemplifica a la perfección el modo en que el «tesoro» es evocado habitualmente en el noveno arte; transmitiendo la idea de que no hay yacimiento que se precie si no contiene en su interior una estancia repleta de oro y joyas .

Muchas páginas de cómic de esta exposición muestran suntuosas riquezas ocultas a la espera de ser descubiertas; y quizá, la que más llame la atención a los españoles sea una de nuestro Paco Roca . En su cómic 'Hijos de la Alhambra : Los viajes de Alexandre Ícaro' (2003), dibuja el rico tesoro nazarí que permanece oculto en el subsuelo del palacio granadino. Y es que, para la Francia del XIX, la parte septentrional de España era tan exótica y misteriosa como la península arábiga.

Por su parte, el Louvre incluye en la exposición las piezas que posee del famoso Tesoro de Boscoreale , un rico conjunto de orfebrería romana en oro y plata que Vincenzo Prisco descubre sepultado bajo las cenizas del Vesubio en su finca próxima a Pompeya, en la ya lejana fecha de 1895. Estas piezas se exponen junto a los fragmentos de pintura pompeyana procedentes de la villa romana de Plubius Fannius Synistor en Boscoreale que pertenecen a la propia colección del Museo de Picardía.

La Bande dessinée por su parte, a través de un cómic de Pierre-Henry Gomont, evoca el hallazgo y posterior venta por medio mundo de estas piezas encontradas en Boscoreale; proceder habitual en una época, en la que la arqueología y los grandes museos buscaban de forma casi exclusiva las piezas más suntuosas. En tan solo dos páginas, el historietista muestra de forma contundente cuanto quedaba por hacer en lo que se refiere a legislación patrimonial , en especial a las escasas limitaciones existentes para hacer negocio con aquello que se desenterraba .

Finalmente, la exposición también se ocupa de mostrar el concepto de «tesoro» en su acepción más contemporánea.

En la muestra también se incluye la Venus paleolítica conocida como la Dame de Renancourt , excepcional descubrimiento de 2019 en el ya citado yacimiento de Renacourt-Amiens.

Un cómic de Dominique Zay y Aude Soelilhac narra con precisión el hallazgo y el valor la citada pieza. A pesar de su minúsculo tamaño y de estar tallada en humilde piedra en vez de marfil o algún otro material precioso, es en sí misma un auténtico «tesoro» arqueológico; dada la información que aporta y las líneas de investigación que abre, al ser un caso único en latitudes francesas , teniendo que desplazarse hasta Rusia y Europa central para encontrar piezas similares datadas en el periodo gravetiense.

Una de las secciones que más me gusta de la exposición lleva el sugerente título de «Babel Eterna» , evocando la torre bíblica que es, en último término, un icono propio de la arqueología próximo oriental; es decir, un zigurat o pirámide escalonada.

La fuerza de este icono es el perfecto ejemplo del poder evocador del noveno arte; y la exposición da buena cuenta de ello, incluyendo ilustraciones alucinantes de este tipo de construcciones, dibujadas por los más grandes autores de la 'bande dessinée' franco belga como Moebius, Bilal o Gal .

Pero lo que a mí me congratula especialmente es que los comisarios de la exposición han decidido incluir en dicha sección el trabajo de tres autores patrios : Paco Roca, Santiago Valenzuela, y Sagar Forniés , que en sus cómics también crean sendas versiones de la mítica torre que no desmerecen en absoluto a las de los dibujantes galos. Se trata, a mi entender, de la enésima prueba que ratifica la calidad y el alto grado de creatividad que ofrece el actual panorama de la historieta española.

Disciplina en común: el dibujo

Para terminar, me gustaría destacar una tercera idea que discurre a lo largo de toda la exposición, y que no es otra que el contacto que se produce entre arqueología y cómic, gracias a una disciplina que tienen en común: el dibujo.

Página del cuaderno de apuntes de Isabelle Dethan

La exposición muestra dos hermosos ejemplos en este sentido. El primero de ellos es el cuaderno de apuntes de Isabelle Dethan , célebre historietista gala, que ambienta varias de sus obras en la antigua civilización egipcia.

Para documentar su trabajo, Dethan acostumbra a acudir al Louvre; y durante horas, dibuja con precisión todos los objetos que expone el primer museo de Francia, pertenecientes al desarrollo de la vida cotidiana de la sociedad egipcia del imperio nuevo: mesas, espejos, collares, etc. Estos dibujos se trasladarán posteriormente a sus viñetas, otorgando una verosimilitud sobresaliente a sus historietas .

EL naufragio de Tromelin

Otro ejemplo magnífico es el del historietista Sylvain Saboya, que en 2006 es invitado a acompañar a una expedición arqueológica encargada de localizar el asentamiento que crearon los supervivientes del traumático episodio de la historia de Francia conocido como el «naufragio de Tromelin». Sylvain documenta toda la campaña de forma exhaustiva, y la convierte en un álbum extraordinario. Gracias a la magia del noveno arte combina los hallazgos arqueológicos del presente con la narración exhaustiva de lo que allí sucedió .

Es un ejemplo magnífico del modo en que la arqueología nos ayuda a desvelar los secretos de lo que realmente sucedió en nuestro pasado.

Todos los autores de cómic presentes en esta exposición, -y muchos otros, ya que este es uno de esos casos en los que es pertinente aplicar aquello de «no están todos los que son, pero son todos los que están» -; se convierten en los sucesores contemporáneos de artistas románticos de la talla de David Roberts o Gustave Doré; y esta exposición, simplemente, los consagra como tales.

Todos ellos son, sin lugar a dudas, auténticos maestros del arte de la viñeta, que poseen una sensibilidad muy especial. Aquella que les permite mostrar a todos los lectores mundos maravillosos que satisfacen el anhelo que el hombre moderno siente por conocer civilizaciones pasadas y soñar con su propio origen .

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