La SGAE, al borde del abismo tras la caótica gestión de Pilar Jurado, vota nuevo presidente

La previsible elección de Antonio Onetti, única salida si se logra terminar con el compadreo de «la rueda»

Pilar Jurado ABC
Jesús García Calero

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Escribir sobre la SGAE ha sido durante los últimos años un ejercicio surrealista de periodismo. Pero los datos que afloran después de una crisis interminable y un declive institucional sin paliativos señalan una situación al borde del abismo para una de las entidades culturales más importantes de España. En pocos años ha pasado de facturar casi 400 millones de euros a unos ingresos de 232 presupuestados para 2020. Y la cifra ya no se sostiene porque la crisis del Covid-19 podría a restar, directa o indirectamente, según fuentes internas de la SGAE, hasta 80 ó 100 millones. Su actividad ha estado tan marcada por las cadenas de TV que han descuidado campos fundamentales como internet, de donde recauda la ridícula cifra de 17,8 millones.

Atrás quedan los años de poderío económico y protagonismo político. Este jueves vuelve a reunirse la Junta Directiva (JD) para elegir un nuevo presidente, después de la última moción de censura que derribó a Pilar Jurado , la presidenta que en un año ha ahondado la crisis hasta tal punto que la SGAE ha terminado expulsada de la internacional de las entidades de gestión (la Cisac) que la ha vuelto a expulsar por un año por sus malas prácticas, ha declarado una guerra insostenible contra el Ministerio de Cultura (su órgano fiscalizador), y por si esto fuera poco ya ni los compadreos de «la rueda» para tomar el poder desde las cadenas de TV funcionan. Este jueves se vota en el Palacio de Longoria -en sesión telemática, claro- para elegir a un nuevo presidente que, sin dudar, debe conducir a la SGAE a unas nuevas elecciones por higiene y para aprovechar la última oportunidad de reconducir la crisis.

Pero antes, no queda otro remedio: para sobrevivir, la SGAE tiene que hacer las paces con el Ministerio de Cultura , restañar la expulsión de Cisac y convencer a los editores multinacionales , indebidamente expulsados de la entidad y desde cuya salida se inició la debacle, para que vuelvan a los órganos directivos porque sin ellos no está bien representado el repertorio. Aun así, muchos creen que ya es demasiado tarde, que el rumbo de autodestrucción es inexorable, si miramos con cuidado el legado de esta polémica presidenta, tan dada a mentir sobre cifras y logros desde el más básico: la recaudación, de la que dijo el año pasado que había sido la mejor en 10 años y en realidad había caído más de 40 millones en 2019 sobre las cifras de 2018. No contenta con ello y dado su afán de protagonismo, cuando estalló la crisis sanitaria ofreció su ayuda al presidente Sánchez y habló de 25 millones dispuestos para aplacar las necesidades. Quienes conocen las cuentas de la entidad afirman que ese dinero, sencillamente, no está disponible.

De izquierda a derecha, Antonio Onetti (previsible nuevo presidente de SGAE tras la junta de este jueves), Fermín Cabal (presidente interino), en esta foto junto a Hevia, Clifton Williams y Teo Cardalda. El gaitero presidía la entidad en 2018 en la que «la rueda» campaba a sus anchado ABC

En un año de mandato Pilar Jurado ha despedido a 15 directivos en un reflejo casi compulsivo de cortar cabezas cuando la realidad no se amoldaba a sus designios o a sus caprichos. La acusan con datos contrastados de haber mentido en cifras y planes con una intención efectista, como la recaudación, con el fin de mantenerse en el puesto a toda costa (a todo coste), aunque finalmente las irregularidades fueron tantas y tan cantosas que provocaron la moción de censura, tras un episodio muy vergonzoso que provocó el abandono de la mitad de los miembros de la Junta . Pero esa falta de liderazgo y ese tren de vida surrealista han dilapidado buena parte de la materia gris que había en la SGAE. Sin importar los triunfalismos de la presidenta, todo ello se ha producido en un momento de crisis total en el que cientos de socios mostraron su intención de abandonar la entidad. El peor escenario para provocar tanta división.

800.000 en 15 despidos

Los 15 despidos han costado a las arcas de la SGAE unos 800.000 euros en indemnizaciones , lo cual elevará sin duda el descuento de administración a los socios cuyos derechos recaudan. Los casos de los directores generales Gerardo Rodríguez y Miguel Ángel Recio se llevan la palma con sumas que rondaron unos 225.000 euros cada uno, según comentan fuentes internas. Se suman los despidos de Carlos López (secretario general), Gerardo Rodríguez (esta vez como director financiero), Pedro Letai y Elena González Adalid (drtora. Servicios Jurídicos), Antonio Giménez (drtor. Sistemas) o Raúl Cerejido (dtor Recursos Humanos), más dos jefes de gabinete y el célebre subdirector general que se sacó de la manga, Clifton Williams, y que ha sido desmontado inmediatamente por irregular.

1,1 millones en dietas

Pero antes, durante este año se repitieron tantísimo las convocatorias de Juntas y Consejos que se ha disparado el gasto asociado. Según ha podido saber ABC el coste total alcanza los 1,1 millones de euros en dietas y desplazamientos el año pasado.

Y ahí no para la cosa. En la asamblea celebrada el pasado 30 de enero, en la que se produjo la única buena noticia de que fueron aprobados los Estatutos que habían sido rechazados en varias ocasiones anteriores por los socios, se aprobó un movimiento contable que a todas luces parece ilegal y que puede ser anulado. Se trata de el traspaso de 10 millones de la recaudación pendiente -que la entidad está obligada a repartir entre los socios- que pasó a ser ingreso de la entidad pero en cuya votación la presidenta Jurado inclumplió su promesa de ofrecer información sobre la medida. Una demanda en nombre de Rafael Tena ya lo solicita al juzgado de primera instancia de Madrid , porque si se usó la recaudación para cuadrar las cuentas con información confusa y falsa, el acto es impugnable a pesar de recibir el respaldo de la Asamblea. No se alertó de lo que suponía y además se dijo que había un informe del despacho Cuatrecasas que lo respaldaba , informe que, según fuentes consultadas por ABC, no ha aparecido, no se ha mostrado, ni nadie ha visto. «Ni aparecerá», añaden.

1,5 millones en adelantos adjetivados

La otra gran plaga de los últimos meses del mandato de Pilar Jurado en la SGAE, ha sido la de los adelantos irregulares a cuenta que reciben algunos socios, desigualmente repartidos. Tras la caída de Miguel Ángel Recio y con el ascenso d e Clifton Williams, el pequeño editor de currículum exiguo que se convirtió en el «Rasputín» de Pilar Jurado, la entrega de anticipos se convirtió en una práctica política para asegurar adhesiones y premiar a los «amigos». Se han bautizado con tantos adjetivos que ya provocaban risas desesperadas entre quienes asistían a una práctica que podría tener consecuencias: anticipos extraordinarios, anticipos excepcionales, anticipos por reclamación, anticipos estratégicos (sic, ahí es nada). La broma les ha costado a los socios nada menos que 1,5 millones de euros en estos meses de mandato rasputiniano, según fuentes internas de la SGAE.

Los destinatarios fueron siempre preferentemente aquellos que sostenían las arbitrarias decisiones y planes de la presidenta , sobre todo aquellos que asociados a «la rueda» están acostumbrados a cobrar cifras millonarias a pesar de que no sacan discos ni ofrecen conciertos desde hace años, solo con lo que facturan en las cadenas de TV, muchas veces por músicas en programas nocturnos o inaudibles. Una de las máximas valedoras de Jurado, Inma Serrano , descabalgada como vicepresidenta en la última reunión del colegio de Pequeño Derecho que representa a los músicos, podría haber alcanzado 300.000 euros en un año, según las mismas fuentes. Entre las cifras que se desprenden de informes de incopatibilidades realizados en 2018, la misma exvicepresidenta de SGAE habría superado la cifra de un millón de euros de ingresos de 2010 a 2018, en concreto 1.057.273,19 €, prácticamente todos de las TV, cifras que habrían sido superadas por otros miembros commo Pablo Pinilla y casi igualdas por junteros de la «rueda dura» como Tonxu.

La práctica de adelantos a cuenta de la recaudación es legítima, pero su reparto arbitrario y la reincidencia con cambios de adjetivos ha demostrado la descomposición en los órganos de administración de la SGAE. De hecho, se ha llegado en el pasado mandato de Pilar Jurado a tal extremo que en el primer Consejo de Direccion del nuevo secretario general, Eduardo Ezpondaburu , sucedieron cosas muy graves. Se decidió votar unos adelantos a pesar de que el recién llegado señaló los conflictos de intereses en los que catorce miembros de la Junta (los de «la rueda») incurren por tomar decisiones sobre sus propios ingresos y tarifas que les afectan, como señaló un comité deontológico ignorado durante un par de años en la SGAE. Los interfectos decidieron ignorarlo una vez más y el secretario general debió encontrar un modo de no validar esa ilegalidad, dejando que saliera el socio cuyo adelanto se votaba para aprobarlo con la mayoría de los demás. Eso provocó que indignación entre algunos miembros del consejo.

Mentiras «póstumas» de una presidenta soprano

En la Junta directiva posterior a su moción de censura, ya con Fermín Cabal como presidente interino, se le afeó a Pilar Jurado el intento torticero de blindar con un contrato a Clifton Williams que le iba a convertir en subdirector general de la SGAE con un sueldo muy elevado. La soprano entonó, según cuentan a ABC testigos de la reunión, su última mentira, póstuma: dijo que ella no tenía conocimiento de que el Ministerio de Cultura había prohibido tomar decisiones que afectasen al organigrama de la SGAE y por tanto había actuado de buena fe. «No fui consciente», insistió por escrito la cantante, «jamás se habló como de obligado cumplimiento ligado nos sólo al organigrama sino a otras cuestiones más».

Lástima que en un acta convenientemente hallada, la que corresponde a la Junta Directiva del 15 de marzo de 2019, el citado Gerardo Rodríguez se lo explicó diractamente, como se aprecia en la imagen.

El borde del abismo

Nada será posible sin un cambio radical en la SGAE. Hoy «la rueda» está descabezada, los interesados en mantenerala ni siquera cuentan con el respaldo de otro tiempo, entre otras cosas porque todas las cadenas de TV y sus editorias de música están imputadas en el sumario que investiga la trama fraudulenta que montaron para reducir gastos y tomar el poder en la SGAE tras la expulsión -a la postre ilegal- de los editores multinacionales. Ese sumario ya alcanza a 300 personas investigadas y debe conducir a un juicio oral que aclare todo.

Mientras tanto, el tiempo corre y la SGAE está al borde de la quiebra, si no se restaña la relación con el Ministerio para que apruebe los estatutos y se logra el reingreso en Cisac, la internacional de entidades de gestión. La nueva legislación europea es una nueva presión para la SGAE, puesto que si se liberaliza la gestión de derechos de autor muy pronto habrá nuevas firmas dedicadas al tema.

En el mejor de los casos, el mandato breve de Pilar Jurado pasará a la historia como la última jornada en dirección al abismo. Puestos en el borde, solo los autores y editores pueden decidir regresar a la gestión transparente y las buenas prácticas y olvidarse de las marrullerías que han puesto en peligro una de las instituciones más poderosas y prestigiosas de la industria cultural española hace ya muchos años.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación