Santos aceptó el proyecto menos arqueológico de la historia para excavar el galeón San José
ABC accede a la propuesta original, un galimatías de reparto de oro, plata, gemas y lingotes inspirado en el criterio de Mel Fisher

El 26 de enero de 2015, Roger Dooley , conocido cazatesoros asociado en el pasado a las empresas Visa Gold o Carisub , presentó a la ministra de Cultura colombiana, Mariana Garcés , la primera propuesta para la recuperación de los bienes que naufragaron con el galeón San José, hundido cerca de Cartagena de Indias en 1708, a la que ha tenido acceso ABC. Casi en su totalidad trata sobre el reparto del oro, lingotes y monedas . Habla poco de arqueología. Es tan evidente que resulta imposible considerarla una propuesta de excavación arqueológica, sino de explotación comercial.
En el primer párrafo se habla de la nueva ley que Santos (1675/2013) que permite no considerar patrimonio cargas comerciales, monedas y lingotes del galeón, y la posibilidad de repartir hasta el 50% de los objetos extraídos. Dooley afirma que ha consultado con expertos internacionales (numismáticos, curadores y distribuidores), empresas cazatesoros («con enorme éxito» y «experiencia única en la forma de repartir sus tesoros con el Estado», aunque no dice cuáles) y firmas de subastas, lo que le lleva a la primera propuesta, antes de cualquier consideración histórica o del valor cultural de uno de los yacimientos capitales de la historia de Iberoamérica: crear una comisión técnica de expertos nombrados por ambas partes y algún experto independiente «que será la encargada de separar, evaluar y presentar» la distribución de los bienes.
El reparto del Atocha
Recomienda separarlos en 3 grupos -monedas, lingotes y gemas- y propone repartirlos con un sistema de puntos como el utilizado en 1985 por la empresa Treasure Salvors Inc ., la del Atocha de Mel Fisher que dio a Florida el 25% de lo recuperado: «La transparencia se mantuvo en primer plano en su trabajo y Mel Fisher, su compañía y sus abogados no querían ningún indicio de favoritismo ni nada poco ético» (sic), asegura Dooley en el texto. El sistema de reparto es aleatorio, según la suma de puntos que adquiere cada pieza y se permite al Estado cambiar algunas por las que tenga interés, siempre que se mantenga el total de puntos repartidos a cada parte.
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Preocupado por ello, Dooley afirma que «quisiera proponer que nuestro sistema de puntos sea más sencillo: un punto igual a un dólar» . Explica pormenorizadamente el sistema de puntuación de cada grupo y subraya la necesidad de tener en cuenta el valor asociado a su condición de pieza histórica (aunque finalmente Colombia ha transigido con pagarles con metal al peso, sin valoración histórica). «No hay dudas de que el inversionista debería recibir el máximo permitido por ley, que es el 50%» . Y enumera los especialistas consultados: Carol Tedesco, Bill Pearson... hasta una decena, algunos asociados con Fisher. Después, cuenta la historia del galeón en 9 folios.
A la propuesta de Dooley se añade una presentación de la empresa adjudicataria MAC -Maritime Archaeology Consultants - a cargo de Ross Hyett, su presidente, en la que dice que estiman una inversión mínima de 10 millones, probable de 20 y máxima de 30 millones, y que piden el 50% de los bienes recuperados, entre otras consideraciones de orden arqueológico. No obstante todo eso, se asegura en el informe que el «objetivo principal» es ayudar a Colombia «en la exploración, intervención, conservación y divulgación del patrimonio arqueológico colombiano representado en el San José».
Ahí se añade ya la firma de Woods Hole Oceanographic Institution (WHOI), prestigiosa organizacíon científica estadounidense cuya tecnología hizo posible el hallazgo del galeón. Su papel aquí es «mercenario», según afirman destacados arqueólogos a ABC, porque no comprenden la razón de que participe en un proyecto destinado a la venta de los objetos del pecio y con una empresa dirigida por cazatesoros. En una entrevista con la emisora colombiana La W, un miembro de WHOI declaró días atrás que no les importa «trabajar con empresas con ánimo de lucro» en este caso.
Hay que reseñar que la empresa MAC cambió de nombre y sede , como ya relató ABC, cuando explicó que se creó una rama suiza y sus acciones se enviaron a una compañía con sede en las Caimán, un paraíso fiscal y no la capital mundial de la arqueología.