EL ESPECTRO DE LA TRAICIÓN
De Roma a Vietnam, las guerras secretas del director de la CIA William Colby
Dirigió la Agencia durante tres años en la época de Nixon. Estuvo destinado en Vietnam, donde se hizo amigo del presidente Diem. Intentó reformar los métodos del espionaje estadounidense, pero justificó la intervención en Chile
La historia de la CIA no podría escribirse sin William Colby , al que Nixon nombró director de la Agencia de Langley en septiembre de 1973. Permaneció en el cargo durante tres años , en los que introdujo importantes cambios organizativos y nuevos controles para evitar las operaciones encubiertas de dudosa legalidad. Había nacido en una familia católica y nunca ocultó sus firmes convicciones religiosas .
Era una de las personas que mejor conocía la CIA porque había sido jefe de la estación de Vietnam del Sur en 1959. Fue enviado para apoyar al Gobierno de Ngo Dinh Diem , que entonces libraba una guerra con el Vietcong , la guerrilla insurgente apoyada por el Norte. Allí estuvo durante casi cuatro años en los que intimó con la familia de Diem, derrocado y asesinado en 1963 con la complicidad de sus aliados.
Colby volvió a Saigón en 1968 por orden del presidente Johnson, que empezaba a ser consciente de que EE.UU. no iba a lograr vencer militarmente al régimen de Ho Chi Minh . Su enviado especial adoptó una nueva estrategia y puso en marcha un programa de desarrollo rural con el fin de ganarse a la población campesina. Posteriormente, fue acusado de complicidad en crímenes contra la población , pero él siempre lo negó con vehemencia.
En 1971, Colby retornó a la sede de la CIA en Langley. Dos años más tarde se produjo el relevo de Richard Helms al frente de la organización y el nombramiento del reformista James Schlesinger , que ascendió a Colby al cargo de jefe de operaciones en el exterior. Schlesinger sólo estuvo unos meses en el puesto, pero encargó a su hombre de confianza un plan para remodelar la Agencia .
Colby le sucedió al ser promovido su antecesor por Nixon a secretario de Defensa. Tenía fama de ser un profesional hábil y diplomático, con un gran sentido común y unas buenas relaciones con la prensa. Intentó modernizar la Agencia, reforzar su labor de prevenir riesgos y aumentar sus medios tecnológicos .
Aunque Colby era consciente de que la CIA había cruzado líneas rojas, defendió ante una comisión del Congreso la teoría de que EE.UU. podía intervenir en conflictos internos en otros países para preservar sus intereses. Ello suponía justificar el derrocamiento de Allende en Chile.
Su etapa al frente de la CIA fue convulsa y agitada tanto por el contexto político (Nixon tuvo que dimitir en 1974) como por el estallido de la guerra del Yom Kippur , que sorprendió a la Agencia. La firma de los acuerdos de paz en París y la r etirada de EE.UU. de Vietnam fueron un duro golpe y determinaron su relevo pese a que su voz era muy influyente en el Consejo de Seguridad Nacional.
Fue el punto final a una carrera iniciada en 1941 cuando Colby entró en la Oficina de Servicios Estratégicos (OSS), la predecesora de la CIA. Demostró su valor en peligrosas misiones tras las líneas alemanas, donde era lanzado en paracaídas . Estuvo en Francia y en Noruega con el objetivo de reorganizar la Resistencia, lo que le valió elogios y condecoraciones.
Al acabar la contienda en 1945, Colby volvió para acabar sus estudios de Derecho en Columbia y empezó a ejercer en un bufete en Nueva York hasta que finalmente aceptó trabajar para la recién nacida CIA. Su primer destino importante en los años 50 fue Roma , donde impulsó una alianza de las fuerzas anticomunistas y participó en la creación de la red Gladio.
Tras abandonar la CIA, fundó un despacho de abogados en Nueva York y abogó por una reducción del gasto militar y una distensión con la Unión Soviética. Murió en 1996 cuando viajaba en una canoa por el río Wicomico en Maryland. Su cuerpo fue encontrado boca abajo en la orilla. El dictamen forense fue que había muerto de un infarto . Pero no faltaron quienes se apuntaron a la teoría de una conspiración , algo de lo que no existe evidencia alguna.