Rodrigo Blanco Calderón - Haciendo amigos
Escritor rico, escritor pobre
«Los escritores serios suelen argumentar que los escritores de 'best sellers' gozan de muchísima fama durante un tiempo, a veces durante el tiempo de sus vidas, para luego caer en el más ominoso olvido. Esto es cierto, pero, ¿no sucede lo mismo con el 99% de los escritores serios? ¿Qué diferencia hay, entonces, entre ambas formas de anonimato?»
El reciente fallecimiento de un gran amigo me llevó a marcar cierta distancia de Twitter y a leer a Platón . Lo primero era lógico, pues esa muerte estuvo enmarcada en un grotesco escándalo en las redes sociales. Con respecto a Platón, mi intención era revisar las tesis sobre las cuatro formas de la locura, que siempre había leído en resúmenes de filosofía y que ahora quería consultar en su fuente original. ¿Para qué? Ya no lo recuerdo. Lo cierto es que leí el 'Fedro' y luego el 'Banquete', el 'Fedón', la 'Apología de Sócrates' y el 'Critón'.
Esa lectura me calmaba la tristeza matutina y la ansiedad en las noches.
Fue percibir esto y esbozar en mi mente un artículo (una primera versión de este) sobre las propiedades curativas de la filosofía. Se me vino a la cabeza un título que me pareció genial: ' Más Platón y menos Twitter '. Entonces recordé aquel superventas de autoyuda, ' Más Platón y menos Prozac ', y todo me pareció doloroso y ridículo.
Volví a darle vueltas a una idea que expresé en una novela que no sé si llegue alguna vez a publicar: la de que Dios se esconde en la cultura de masas. O que el lugar ideal para que Dios escondiera sus verdades sería en una novela de Stephenie Meyer , o en un parlamento de Vin Diesel en la vigesimoquinta entrega de 'Rápido y furioso' o en una canción de Melody . Los consumidores naturales de estos productos solo buscan entretenimiento. Y quienes sí pudieran ahondar en los significados más profundos de este tipo de obras, los intelectuales, le huyen como al diablo. Es un escondite perfecto.
Ahora bien, ¿por qué Dios haría esto? Pues porque es un bromista. O porque su misión es tumbarnos una y otra vez del potro de nuestro ego como a Paulo de su caballo. A fin de cuentas, ¿quién puede asegurar que esas masas que los intelectuales suelen despreciar por sus gustos estereotipados no están en posesión de la verdad?
Si trasladamos esta discusión a la literatura, la cuestión es aún más complicada. Los escritores serios suelen argumentar que los escritores de 'best sellers' gozan de muchísima fama durante un tiempo, a veces durante el tiempo de sus vidas, para luego caer en el más ominoso olvido. Esto es cierto, pero, ¿no sucede lo mismo con el 99% de los escritores serios? ¿Qué diferencia hay, entonces, entre ambas formas de anonimato? Es difícil saberlo pero se me ocurre que los escritores famosos y millonarios suelen ser más felices que los escritores anónimos y pobres.
«Los escritores famosos y millonarios suelen ser más felices que los escritores anónimos y pobres»
Una lectura reciente me confirmó esta idea. Se trata de 'Código Best Seller' (2011), el magnífico ensayo de Sergio Vila-Sanjuán . El libro está dividido en dos partes. En la primera, 'Breve historia de los superventas', hace una definición bastante amplia de esos libros que serían los «mejores vendedores», aprovechando sus conocimientos y experiencias en el mundo de la edición y del periodismo cultural. La segunda parte se titula 'Canon del best seller' y está conformado por setenta breves reseñas de los más importantes 'best sellers' de los últimos doscientos años, partiendo de 'Ivanhoe' (1819), de Walter Scott, pasando por 'Lo que el viento se llevó' (1936), de Margaret Mitchell, hasta llegar a la trilogía 'Millenium' (2004-2006), del sueco Stieg Larsson.
La primera parte fue tan estimulante que pensé que apenas prestaría atención a la lista comentada de obras. Sin embargo, leer ese canon del 'best seller' fue una experiencia fascinante. De los títulos seleccionados, yo solo había leído nueve. Lo revelador es que había treinta y dos que yo jamás había escuchado en mi vida. Estamos hablando de libros con millones de ejemplares vendidos y múltiples adaptaciones cinematográficas, que no me decían nada. El caso más alarmante es el de un tal Harold Robbins , al parecer uno de los grandes autores de 'best sellers' de los años sesenta y setenta. «A su muerte», acaecida en 1997, nos dice Vila-Sanjuán, «había vendido cerca de setecientos cincuenta millones de ejemplares de sus veinte novelas en los principales idiomas».
750.000.000 de ejemplares vendió este señor llamado Harold Robbins que hoy nadie recuerda. ¿No es un ejemplo perfecto de eso que Borges llamó «la maestría de Dios», de su «magnífica ironía» divina?
Me divertí como un niño con estas y otras historias de escritores famosos sepultados por el tiempo.
Un ánimo muy distinto, pero complementario, es el que le invade a uno al leer ese texto desolador sobre el fracaso y el anonimato literario que es el cuento 'Fotos', de Roberto Bolaño . Allí, el personaje Arturo Belano aparece en una perdida aldea de Liberia, donde se distrae del calor agobiante revisando las páginas de un libro que ha caído allí, en esas tierras inhóspitas y en sus manos, como un meteorito. Se trata de un paquidérmico volumen de mil páginas titulado: 'La poésie contemporaine de langue française depuis 1945'. El relato cuenta las impresiones de Belano mientras repasa las fotos de aquella selección de poetas francófonos, cuyas fichas bibliográficas dan fe de sus respectivas obras publicadas. Una nutrida lista de poemarios y editoriales de poesía francesa cuya memoria solo persiste en las retinas de un desesperado y ficticio poeta chileno en una aldea africana.
Los poetas mencionados en el cuento de Bolaño, es importante aclararlo, existen. O existieron.
No sé cuál sea la moraleja de esta nota. Mejor les copio este párrafo de Sergio Vila-Sanjuán y ustedes saquen sus conclusiones:
«Harold Robbins vivió como sus personajes: a todo trapo y en una perpetua bacanal. Cocainómano durante tres décadas, pasó sus últimos años en silla de ruedas como consecuencia de una embolia, acosado por las deudas tras haberse gastado a lo grande los muchos millones que sus libros generaron».
Noticias relacionadas