Ricardo García Cárcel - EN LA MUERTE DE JOSEPH PÉREZ
El hispanismo francés
Ha muerto Joseph Perez , uno de los grandes maestros del hispanismo francés. Había nacido en 1931 en Laroque-d’Olmes, Ariège (Francia) en el marco de una familia de emigrantes valencianos de Bocairente que se habían trasladado a Francia en 1922. Ha muerto dos años tan solo después de Bartolomé Bennassar, otro gran hispanista, hijo de españoles, mallorquines en su caso, que había nacido en Nimes también dos años antes. Se nos diluye pues, una generación trascendental del hispanismo francés. Sabemos muy poco de la infancia de Joseph Perez en Francia. Él ha sido reticente a contar sus primeros años en Francia. Aportó información a regañadientes en el libro: Exilio, memoria personal y memoria histórica (2009). La razón de la emigración de su familia a Francia fue económica y no política. Estudió filología hispánica, siendo discípulo de Marcel Bataillon y Pierre Vilar. Empezó como la mayoría de los hispanistas con la literatura y acabó recalando en la historia. Su tesis doctoral la dedicó al estudio de las Comunidades de Castilla publicado en francés en 1970 y en español en 1977. Allí apostaba por la modernidad de los comuneros en la línea Maravall ahondando en los aspectos socioeconómicos (productores contra exportadores). De su inmensa obra destaca su pasión por las biografías de reyes y grandes personajes del siglo XVI (Reyes Católicos, Carlos V, Felipe II, Teresa de Jesús, Cisneros), su extraordinaria capacidad para la síntesis, su vocación iluminadora de viejos problemas históricos (la expulsión de los judíos, la Inquisición, la Leyenda Negra, mitos y tópicos) y, desde luego, su interés por conjugar España y América (es clásico su estudio sobre la emancipación hispanoamericana).
Catedrático y rector de la Universidad de Burdeos, doctor Honoris Causa en Valladolid y Alcalá, director de la Casa de Velázquez, recibió un montón de galardones el más mediático de los cuales fue sin duda el Premio Príncipe de Asturias. Hombre de carácter recio, trabajador infatigable, le interesó mucho más el Imperio que la decadencia, Castilla que Valencia. Perez fue siempre un jacobino más cerca de Olivares que de cualquier ídolo regional. Le interesaron los comuneros más que por su adscripción territorial porque representarían la España que no pudo ser, la España del sueño cisneriano que él de alguna manera siempre compartió.