La restauración de una ermita navarra descubre pinturas góticas del siglo XIV

Fueron realizadas en dos momentos diferentes y por dos artistas de muy distinta cualificación

Pinturas murales de la ermita de Santa Brígida de Olite Gobierno de Navarra

M.A.

Hace años que asomaban en la ermita de Santa Brígida de Olite unos fragmentos en los que se reconocían escenas del Nuevo Testamento, pero los trabajos de restauración emprendidos por Patrimonio Histórico del Gobierno de Navarra han dejado al descubierto más pinturas murales góticas que se han fechado hacia mediados del siglo XIV, dentro del estilo Francogótico.

Fueron realizadas en dos momentos diferentes y por dos artistas de muy distinta cualificación, según señala en una nota la Dirección General de Cultura, que destaca la calidad y el frágil estado de conservación de las pinturas murales de la cabecera y el crucero de esta pequeña iglesia protogótica, situada en un paraje rural a unos 3 km del casco urbano de Olite. «Responden a una autoría de mejor factura que las representadas en la nave central», según Patrimonio.

Vista interior de la ermita Gobierno de Navarra

La intervención en las pinturas ha supuesto un trabajo «extremadamente delicado» porque se encontraban en muy mal estado. «Han sufrido enormemente el deterioro que casi llevó a la ruina al edificio», señalan fuentes de Patrimonio. Además, la mayor parte de ellas estaban cubiertas por un encalado muy adherido y el soporte de mortero de cal presentaba muchos defectos de adherencia con la fábrica de piedra. También se constataban pérdidas puntuales por desprendimientos y más amplias en el inicio de la nave por un antiguo hundimiento de su bóveda.

La restauración, que ha sido dirigida por los arquitectos de Patrimonio Histórico Leopoldo Gil Cornet (actualmente jubilado) y Amaia Prat Aizpuru, se ha llevado a cabo en los últimos tres años, «al ritmo lento que requerían las pinturas murales, las tareas de eliminación de encalados y consolidación del soporte mural, así como diversos estudios de las pinturas y del interior de la ermita», explican dichas fuentes.

Vista aérea de la ermita de Santa Brígida de Olite Gobierno de Navarra

En muchas zonas, resultaba complicado eliminar el encalado sin dañar los pigmentos de la pintura original. De hecho, los expertos han optado por no eliminarlo en su totalidad, en espera de se encuentren fórmulas nuevas que permitan hacerlo sin riesgo para la conservación de las pinturas medievales.

«La pandemia ha interferido negativamente en la realización de un estudio de tratamiento especializado para recuperar algunas zonas de pintura mural, tarea que se realizará, si procede, en años venideros, una vez se determine el proceso más adecuado que requiere técnicos especialistas en tratamiento de pintura mural medieval», han comentado.

En paralelo, se han realizado trabajos de albañilería para retirar morteros añadidos sobre los encalados, para consolidar y sellar grietas en las bóvedas y muros, y para retirar el pavimento, afectado de forma sorprendente por unas largas raíces de higueras exteriores que habían penetrado en la nave.

Un San Marcial inusual

Las pinturas de la capilla sur, que han podido ser totalmente recuperadas, presentan un interesante programa decorativo en torno a la vida de San Marcial, el primer obispo de Limoges al que se le atribuía un poder sanador frente a la peste. Desde Patrimonio destacan el adorno de flores de lis que presenta la capa de obispo, que «resulta muy significativo, por inusual». «Se intuye que estos adornos, así como también las estrellas del firmamento presentes en la bóveda, eran motivos decorativos realizados en otros materiales como papel, policromados o dorados y adheridos a la pintura», indican. Aunque ahora hayan desaparecido en su mayor parte, «quedan ejemplos en algunas zonas de las bóvedas».

San Marcial, representado en la capilla sur Gobierno de Navarra

La devoción de San Marcial en Navarra habría sido favorecida por el origen francés de la monarquía a mediados del siglo XIV y por la influencia del Camino de Santiago.

«Se abre un interesante abanico de posibilidades para la investigación en torno a la pintura mural, su técnica, la iconografía o la representación del poder en este periodo de la Historia de Navarra», remarcan desde Patrimono.

En la restauración de esta ermita de titularidad municipal se han invertido 308.000 euros. Los trabajos han sido ejecutados por las empresas Construcciones Leache y Conservación y Restauración del Patrimonio (CYR-PA) y en ella han intervenido, por parte del Servicio de Patrimonio Histórico, la arquitecta técnica Nora Oroz y Alicia Ancho y Violeta Romero, responsables de conservación y restauración de las pinturas murales.

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