Música
Las portadas más míticas del flamenco
Un viaje visual a la historia de la música jonda: cigarros, colores y plumas
En un arte donde primó el contenido muy por encima de su empaquetado no tenemos una portada como la de Nirvana. Hasta hace poco, en el género jondo ni siquiera se grababan videoclips, cuando en el pop se llevan haciendo prácticamente desde su nacimiento. En el cante se pensó, por alguna razón, que las cosas se vendían solas y que éramos tan geniales que no debíamos trabajar la imagen para comercializar un producto . Esto, históricamente, da como resultado un amplio catálogo de portadas insulsas. La mayoría, poco atrevidas. Algunas de ellas representan hitos altamente revolucionarios, pero que se publicaron con formatos, más bien, clásicos. Existen, y allá vamos, algunas excepciones.
Miquel Barceló firmó dos de enorme contundencia. Una de ellas pasó algo desapercibida: la del segundo y último álbum de Rancapino (1995), con su rostro con textura de barro, como si se tratase de la fotografía de una escultura. En él están los populares tangos 'Calle nueva' y las 'Malagueñas de Aurelio', que del Mellizo son. Aunque el cantaor esté lejos del olvido, su discografía, difícil de encontrar por Internet, sí.
La otra de Barceló seguro la conocen: 'Potro de rabia y miel' (1992), el último grito de Camarón de la Isla . Fue Curro Romero, amigo de este, quien le inyectó al balear el veneno por esta música, que desde entonces le ha servido de fuente de inspiración para muchas de sus obras. ¿Algo más de Camarón? 'La leyenda del tiempo' (1979), con retrato de Mario Pacheco, productor de Nuevos Medios. La más significativa de todas las portadas del cante flamenco junto, tal vez, al 'Soy gitano' (1989): camisa modernita con tirantes, Virgen del Rocío en oro y la Giralda de fondo.
El Lebrijano mostró cierta preocupación por la estética desde el inicio. Su primer disco, 'De Sevilla a Cádiz' (1970), el mejor de todos, según él mismo, iba con sello de Capuletti: su cante cortado de perfil en tonos anaranjados. En 'La palabra de Dios a un gitano' (1972), con una sencilla cruz de madera, puso en relieve la iconografía en relación con la temática. Y en 'Persecución' (1976), directamente, consiguió mostrar de un fogonazo la intención de su propuesta, que hablaba del acoso a los suyos. El retrato de la niña gitana con la historia confusa en su mirada, pero la pena clara ha pasado a los anales.
De Morente , quizá habría que destacar la tipografía de su 'Omega' (1996), fácil de reconocer a kilómetros. La actitud de desenfado, junto a Pepe Habichuela, cigarro en mano, del 'Despegando' (1977), y el interés por el estudio de la forma y el arte conceptual de 'Lorca' (1998), donde contó con la complicidad del guitarrista onubense Juan Carlos Romero, un chiquillo, por entonces.
De Menese , con Francisco Moreno Galván detrás de la mayor parte de su producción, podríamos señalar muchas. El artista morisco escribió la mayoría de sus letras y pintó a partir de la mancha las portadas de algunos de sus álbumes señeros. El dibujo de 'Cantes flamencos básicos' (1967), con el cantaor sobre una silla de enea alardeando de fuerza y juventud sin demasiados aspavientos, cuelga de un sinfín de paredes de peñas, escuelas y bares de postín. En los 60 aquel niño ultraconservador en sus formas cantaoras y revolucionario en sus ideas políticas y solciales estaba dispuesto a zarandear Andalucía, Madrid y el mundo. Y eso hizo.
La imagen de Paco de Lucía en 'Fuente y caudal' (1973), LP que contiene 'Entre dos aguas' de casualidad, podríamos decir, pues fue fruto de una composición de relleno, se popularizó gracias a esta rumba. Más enjundia parece encerrar 'En vivo desde el Teatro Real' (1975), por la conquista que supuso para el flamenco; el capote de 'Tauromagia' (1988), composición mayor de Manolo Sanlúcar ; y las raíces de 'Tierra' (2013), de Vicente Amigo , donde la bajañí penetra hacia las profundidades para levantar un árbol.
Martirio sorprendió con sus 'Cristalitos machacaos' (1988) por su look: encuentro del folclore con lo estrafalario. Y María Jiménez , en su regreso a la industria allá por el dos mil con las canciones de Sabina, creó una marca propia valiéndose de las plumas de un pavo real: 'Donde más duele' (2002), así se llamó la hazaña. Otro que consiguió algo similar fue Tomasito , que desde su 'Azalvajao' (2013) aparece ocasionalmente disfrazado de leopardo.
El original del primero de Pata Negra (1981), fondo verde con un jamón con etiqueta roja en primer plano, cuesta un pastizal, pues no se vendieron tantos. El Beni de Cádiz vestido, no disfrazado, en 'De monteo y cacería' (1990), por lo que tiene de bizarro, y los hermosos ojos de La Susi luciendo su principal atributo visual en 'La primavera' (1977) merecen una mención.
Lo que se denominó Nuevo Flamenco trajo trabajos elocuentes. De Ketama , por ejemplo, y Barbería del Sur : chaquetilla de torero con camiseta de Superman en 'Arte pop' (1998). 'Quien no corre, vuela' (1991), con la efímera 'Alegría de vivir' de Ray Heredia en su interior, se convirtió en un símbolo de modernidad en aquella época dentro de este género que no deja de actualizarse. Un símbolo, además, de la aspereza y el destino, pues ese mismo año murió de sobredosis, con su única entrega en el mercado recién estrenada y un canto a la vida que se alzó como himno.
Fue, y sigue siendo, un portadista de referencia el sevillano Máximo Moreno : 'Pasaje del agua' (1976), de Lole y Manuel; 'Hijos del agobio' (1977), de Triana; 'Barra libre' (1984), del rockero Silvio…
El flautista Jorge Pardo , con 'Huellas' (2012), donde colocó una boca de metro en mitad del desierto, Yelsy Heredia en la colorida 'Recovecos' (2013), Diego Carrasco en 'Voz de referencia' (1993) y 'No ma recojo' (2017) y Mártires del Compás en su inaugural 'Flamenco Billy' (1995) son otros de los que suscitaron algo con sus proyectos. O Veneno , la formación de Rafael y Raimundo Amador con Kiko Veneno, que se presentó al mundo con las letras del nombre del grupo prensadas en una plancha de hachís.
De forma generalizada, es preciso mencionar que pocos hallazgos se han dado históricamente en las portadas de este arte que encendió a Picasso, Dalí y Hemingway. Pocos, al menos, para la sustancia que representan. Escasa evolución, con contadas excepciones, y un porvenir aún por descifrar. ¿Han perdido importancia desde que se vieran reducidas por las dimensiones de los CDs y soslayadas, finalmente, con la irrupción de los singles y el universo digital? ¿Por qué no somos capaces de recordar, de un golpe de memoria, demasiadas portadas de artistas de éxito de hoy? «Una buena portada te vendía el disco», ha dicho Máximo Moreno a ABC. ¿Pero siguen existiendo discos?