Pérez-Reverte comenta «la nueva Inquisición» de la perspectiva de género por su retirada de cuentos

El popular escritor se mete en «un jardín» por una razón: «Defensa propia. Desde hace treinta años escribo novelas que se leen en algunos lugares del mundo, y no me apetece que un coro de cantamañanas demagogos me diga cómo debo hacer mi trabajo»

El meollo de la cuestión es detonado en este párrafo: «La última imbecilidad –la penúltima, supongo, a estas alturas– es la de esos colegios, cada vez más, en los que se retiran cuentos infantiles de las bibliotecas: Caperucita Roja, La Cenicienta, Blancanieves, Los tres cerditos –imaginen, aun peor, que se llamara Las tres cerditas–, El soldadito de plomo –no es bueno que los niños mitifiquen a un soldado– y otros títulos conocidos. Pues resulta, según análisis de quienes viven de eso, que tres de cada diez son tóxicos y transmisores de patrones sexistas, y sólo uno entre diez está escrito con perspectiva de género».

Y, a continuación, Pérez-Reverte explica qué le ha llevado a escribir sobre esto. «Dirán ustedes que por qué me meto en este jardín. Qué necesidad tengo de que luego alguna talibán de género y génera y quienes intentan congraciarse con ella me llamen machista y fascista. Y la respuesta es sencilla: lo hago en defensa propia. Desde hace treinta años escribo novelas que se leen en algunos lugares del mundo, y no me apetece que un coro de cantamañanas demagogos me diga cómo debo hacer mi trabajo. Y supongo que a mis lectores no les apetece tampoco».

Pero la columna tiene mucha más miga y arte porque el autor desmenuza sintéticamente qué le enseñó del género femenino la lectura de «Los tres mosqueteros» o cómicamente relta el mito de Santa Georgina.

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