Ocho minutos de aplausos para Plácido Domingo en su regreso a Madrid

El Auditorio Nacional se entregó al cantante con el público de pie cuando salió al escenario durante el recital celebrado esta tarde

Plácido Domingo, esta noche en el Auditorio Nacional Ekaitz Filarmendi
Julio Bravo

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«Creí que no iba a ser capaz de terminar el aria... Pensé parar y decirle al público que iba a empezar de nuevo, pero al final lo conseguí». A Plácido Domingo le brillan los ojos mientras pronuncia estas palabras. No ha podido entrar en su camerino todavía después de tres horas de concierto. Los pasillos del Auditorio Nacional son un enjambre: la familia, los amigos, los cantantes que han compartido con él una de las noches «inolvidables» que le ha regalado Madrid... Todos quieren saludarle y hacerse una foto con él. A las puertas del Auditorio espera todavía un centenar de personas y hacia allá se dirige para darles -otra vez- las gracias por el recibimiento.

Y es que Plácido Domingo no podía esperar, confiesa con la emoción venciendo al cansancio, que el público de Madrid le recibiera con la calidez con la que lo hizo anoche en el Auditorio Nacional, donde ofreció un concierto benéfico dentro del ciclo de la Fundación Excelentia que suponía su primera actuación en Madrid después del escándalo de las acusaciones de abuso sexual que saltó en agosto de 2019.

Si alguien tenía alguna duda de cómo sería recibido Placido Domingo en su regreso a Madrid después de la tormenta, anoche se despejó en el Auditorio Nacional. La ovación de ocho minutos que recibió el cantante de los 1.600 espectadores puestos en pie , disipó esas dudas. Plácido Domingo sigue siendo un ídolo para sus paisanos, y así se lo quisieron demostrar ayer. Durante todo el concierto -atípico, revoltoso, con un inusitado concierto paralelo de móviles-, el público mostró al tenor su cariño en forma de ovaciones y gritos de «¡Eres el mejor!», mientras apuraba el momento de dejar el Auditorio; no era de extrañar el ambiente de felicidad que se respiraba en el escenario y en los camerinos a la conclusión del acto.

Y eso que, antes de empezar el concierto, Isabel Díaz Ayuso había acaparado todo el protagonismo. A su llegada al Auditorio, recibió los primeros aplausos del público que esperaba para entrar en el edificio. Su camino desde el coche hasta la puerta lo hizo rodeada -casi asaltada- por un enjambre de cámaras y micrófonos. El trayecto hasta la sala estuvo interrumpido por varios espectadores que querían fotografiarse con ella. Y una vez dentro, recibió una ovación similar a la que escuchan los Reyes en actos de este tipo.

Deuda pendiente

Plácido Domingo y Madrid tenían una deuda pendiente. El tenor debía haber celebrado en mayo del pasado año los cincuenta años de su debut en Madrid, en el Teatro de la Zarzuela . El enrarecido ambiente tras las acusaciones llevaron al Ministerio de Cultura a cancelar su participación -el propio tenor suspendió su participación en las funciones de ‘ La traviata’ en el Teatro Real (la pandemia hubiera impedido de todos modos después las dos actuaciones). «Ha sido muy emocionante, mucho más de lo que me podía esperar. Y tanto para el público como para mí creo que va a ser una noche inolvidable », decía el cantante. (Por cierto, entre ese público estaban el director general del Teatro Real, Ignacio García Belenguer, y el director del Teatro de la Zarzuela, Daniel Bianco).

Y el reencuentro no pudo ser más feliz. El tenor cantó su primer aria -’ Nemico della patria ’, de Andrea Chenier- visiblemente emocionado; su versión sonó hermosa pero algo apagada. Con el paso de los minutos y la evolución hacia un repertorio más familiar -el Verdi de ‘La traviata’, ‘Simon Boccanegra’ y ‘La forza del destino’, y la zarzuela, su lengua materna , que cantó ‘brazos en jarra’, como ‘mandan los cánones’- fueron asomando la nobleza de su canto y esa emocionante expresividad que los años -en enero cumplió ochenta- no han menguado.

Fue una fiesta con unos invitados de lujo que le acompañaron y se asombraron con él: las sopranos Ainhoa Arteta, María Josè Siri, Virginia Tola y Marina Monzó ; el tenor Jorge de León ; el bajo Nicholas Brownlee , el guitarrista Pablo Sáinz-Villegas ; la legendaria e incombustible intérprete de castañuelas Lucero Tena ; la Orquesta Clásica Santa Cecilia y su director, Josep Caballé Domenech , se sumergieron durante casi tres horas en una piscina de bolas musical convocados por Plácido Domingo.

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