Muere la escritora estadounidense Mary Higgins Clark, la «reina del suspense»
La autora de éxitos como la novela «¿Dónde están los niños?» ha fallecido a los 92 años
Todo éxito prolongado es silencioso y se diluye entre los brillos fugaces que captan la atención de los medios. Tanto, que a menudo cae en el olvido, aunque no por eso deja de ser éxito y, más tarde o más temprano, vuelve a salir a la luz. Este es un efecto que la muerte consigue de inmediato; la muerte siempre devuelve a los periódicos la solidez de las carreras de fondo.
Mary Higgins Clark (Nueva York, 1927) murió en Florida hace un par de días. Acababa de cumplir 92 años y seguía escribiendo. En 2019 había llegado a nuestras librerías su novela « El último baile ». Este mes de febrero lo hará « No llores por un beso ». Con más de cincuenta títulos y numerosos reconocimientos salpicando su trayectoria, la escritora estadounidense encajaba a la perfección en ese perfil tan manido que se esconde tras la etiqueta de «dama del crimen», una definición a la vez plana y tentadora, que a menudo silencia las especificidades de una biografía. La de Higgins Clark se inició en El Bronx, donde su familia de ascendencia irlandesa regentaba un próspero pub. Allí fue, también, donde sufrió la pérdida temprana de su padre y su hermano, y aprendió con rapidez, cuando apenas había abandonado la niñez, lo que significa tener que ganarse el pan.
Fue en el epicentro de esa adolescencia dura y poco amable donde -según ella misma narró en sus memorias, «Con derecho a cocina»-, se inició su fascinación por la escritura; una pasión que, tras varias tentativas, se consolidó con la publicación en 1975 de su primera novela de suspense, « ¿Dónde están los niños? », la historia de una mujer que, acusada injustamente del asesinato de sus dos hijos, inicia una nueva vida en la que, desafiando a la probabilidad, la pesadilla se repite y, tras volver a ser madre, ve como le arrebatan a sus pequeños por segunda vez.
En la actualidad, «¿Dónde están los niños?» cuenta con 75 reimpresiones y más de cuatro millones de ejemplares vendidos; y « Acuérdate de mí », otra de sus obras de referencia, con más de dos millones de ventas.
Fiel a las huellas de identidad que marcó en sus primeras intrigas, Higgins Clark se especializó en una ficción que con frecuencia incluía como protagonistas a mujeres valientes y -así lo explicó en una entrevista concedida a The New York Times a finales de los noventa- lograba transmitirle al lector que todo lo narrado podría haberle ocurrido a él: «Mis historias se centran en las existencias de gente normal, de gente amable, cuyas rutinas se ven de repente invadidas».
De esta manera consolidó su voz, un concepto que no suele tenerse en cuenta a la hora de valorar la narrativa de género y que, sin embargo, germina en ella de la misma forma en que lo hace en la literatura tradicional, cuando la autora es buena y, más allá de las reglas que constriñen el proceso creativo de una trama policiaca, es capaz de imponer una visión original sobre el mundo, orientada a despertar la inquietud de su público ante un paisaje cotidiano que no se había cuestionado antes.
Esta habilidad de Higgins Clark, compartida con una lista escasísima de nombres -entre los que se incluyen los de sus compañeras de siglo Patricia Highsmith, Ruth Rendell o P. D. James -, es uno de los legados más importantes que, sin duda, la escritora neoyorquina ha traspasado a su hija, la novelista Carol Higgins Clark, con la que en los últimos años ha escrito a cuatro manos varios libros, disponibles en nuestro idioma y entre los que destacan «Secuestro en Nueva York» o «Todo está tranquilo».
Reportado todo esto, sólo queda llegar a una conclusión, más bien una sugerencia, y es que hay vida más allá de las mesas de novedades de una librería ; de hecho, suele ocurrir que los títulos más interesantes son los que descansan pacientemente en los estantes ordenados por orden alfabético. Si visitan a su librero independiente de referencia o se adentran en la vorágine de una gran superficie, no les costará identificar en la sección de bolsillo los lomos de las novelas de Mary Higgins Clark, que son muchas y casi todas buenas.
Háganme caso entonces y olvídense por un momento del brillo de lo nuevo para, en honor a ese éxito silencioso y modesto que pasa injustamente desapercibido, darles una oportunidad.
No se arrepentirán. Se lo garantizo.