Qué es la libertad
Moncho Neira: «Insultar a Amancio es de cerebro de mosquito»
Fundó Botafumeiro en 1975. Ha sido pionero en España creando su cadena de restaurantes Moncho
—Y luego está lo de Ponce, claro.
—Hay que felicitarlo. Es mejor tomar una decisión que engañar o hacer infeliz a la persona que está contigo.
—Eso de irse con una de 20.
—Su mujer me cae muy bien, pero a él se le ve feliz. Fíjate la fuerza que el nuevo amor le ha dado: ha vuelto a torear.
—La verdad es que usted también ha sido un poco torero.
—Yo soy un gladiador. En la vida hay que cambiar, porque si no te aburres.
—No me creo que haga vacaciones.
—Es que no hago vacaciones, estoy aquí, en mi tierra, cuidándola.
—Galicia.
—Cuidar Galicia es hacer posible que se coma bien en Madrid y en Barcelona. Y en todas partes, porque yo la ternera gallega es que la he encontrado hasta en Miami.
—No sólo marisco.
—Ahora, la rubia gallega está tomando auge. Para mí, le falta la grasa de la irlandesa y la japonesa, pero está muy buena y no es tan cara como aquella.
—No era comestible, lo mejor que han dado ustedes en los últimos tiempos ha sido al presidente Rajoy.
—Es un tipo muy serio. Sabía aguantar y aceptar lo que no le gustaba. Pero también ser duro cuando convenía y cortar por lo sano. Ojalá aún le tuviéramos de presidente.
—Pero como dice El Fundi, nos ha tocado el peor lote en la feria más importante.
—Me gusta esta frase. Voy a decirla.
—Yo llevo 40 años yendo a Botafumeiro y sus camareros sólo se van cuando se jubilan o cuando fallecen.
—Yo tuve un restaurante en Los Ángeles y soy muy partidario del sistema americano.
—Alegría.
—Un camarero no puede dar felicidad al cliente si no se siente bien pagado. También hay que tratarle bien, pero el dinero es muy importante. Luego, por ejemplo, quiero que coman bien, el mismo menú del día que hay para los clientes. Esto también importa.
—A usted le montaron un sindicato en la empresa.
—Sí. Vino una agente sindical con todas sus exigencias y mis trabajadores, cuando la hubieron escuchado, le respondieron: «Pero oiga, si aquí cobramos mucho más de lo que tú pides». Y nadie se apuntó al sindicato. Y, bueno, pues no tenemos.
—Mucho dinero.
—Sí, yo quiero que mis trabajadores ganen mucho dinero, porque eso significa que yo también gano mucho dinero. Esta es la mentalidad americana y es también mi mentalidad.
—Propinas.
—En los Estados Unidos son obligatorias. Los sueldos fijos son bajos y luego los camareros ganan bastante más que aquí con una parte de las propinas que son capaces de ganarse. Yo querría que aquí tuviéramos el mismo sistema. El empleado trabajaría mejor y a él también le iría mejor.
—No sólo los camareros.
—Tendríamos todos que acostumbrarnos a que nuestro sueldo no fuera fijo, sino una parte del beneficio que le generamos a la empresa. Es lo justo y es lo que motiva al trabajador.
—Cuesta encontrar gente.
—Mucho. Ayer estuve con otro empresario de nuestro ramo y me decía lo mismo. Tienen la estructura, la empresa, pero les falta el personal. Nuestro sistema es desmotivador. A veces no trabajar sale más a cuenta que trabajar.
—200 dólares.
—En América, si tú como empleado robas por encima de esta cantidad, te llevan a juicio y prepárate. Aquí es despido improcedente, por 200 y por 2.000. Pero no sólo se trata del robo. Es la actitud. En Londres o en Los Ángeles te obligan a ser responsable. He conocido a muchos españoles que trabajan allí. Aquí casi parece que te obliguen a no serlo. Y a la mínima exigencia te dicen: «Me marcho».
—Usted se adelantó a Robuchon y a Adrià creando una gama de restaurantes más asequible al de su buque insignia.
—Cuando muy al principio Amancio Ortega quería vender ropa, exponía lo que tenía y llamaba a sus trabajadores para que eligieran lo que les gustaría ponerse. Todos querían la ropa del pueblo, así que se puso a fabricar ropa del pueblo.
—Amancio.
—Es mi referente. Es el mejor. Como empresario y como persona. Es normal. Los anormales son los demás.
—Pues le insultan.
—Tienen el cerebro de mosquito. ¿En qué manos estamos?
—Son los populistas.
—Conozco mucho Cuba y Venezuela. He estado mucho ahí. He visto cómo gente por la calle que no me conocía de nada me pedía que le comprara una medicina para su hija.
—Pues es lo que Podemos quiere traernos, y están en el Gobierno.
—Estos que hablan tendrían que ir, pero con el sueldo que ganan allí. Eran países ricos y mira cómo han acabado. El peligro que tenemos es real.
—España odia al empresario.
—En Miami, si vas en un buen coche te felicitan y si encima es descapotable te felicitan y te gritan: «Hello, hello».
—Esto es sensacional.
—Aquí te llaman chorizo o narco.
—Tras la pandemia ha abierto Botafumeiro incluso perdiendo dinero.
—Mi voluntad es de hierro. Hay que luchar, hay que ayudar a la gente. Además, si no estás, te olvidan. Esconderse bajo la mesa no sirve de nada. Ésta es mi condición de persona.