La moda de los zapatos puntiagudos en la Edad Media multiplicó los juanetes
Arqueólogos de la Universidad de Cambridge relacionan esta tendencia con el 'hallux valgus' y con fracturas por caídas
Dice un viejo refrán que «para presumir hay que sufrir» y vaya si ha padecido el ser humano por ir a la moda a lo largo de los siglos con los rígidos corsés o elegantes, pero dolorosos, zapatos. Seguir las tendencias les costó caro a los británicos ya en la Edad Media y no solo por los altos precios que tuvieron que pagar por esos zapatos puntiagudos que causaban furor por aquel entonces. Investigadores de la Universidad de Cambridge han comprobado que ese tipo de calzado de largas puntas llamados 'poulaine' o ' crakows ', desató una epidemia de juanetes en la Gran Bretaña medieval.
El ' hallux valgus ', más conocido como juanete, es una desviación del dedo gordo del pie hacia el resto de los dedos por la prominencia de la cabeza del primer hueso metatarsiano. Los estudios achacan su aparición a factores hereditarios o a reumatismos inflamatorios, los pies planos o cavos, pero también se sabe que los tacones altos o los estrechos zapatos en punta pueden agravar este problema.
La investigación publicada este jueves en el 'International Journal of Paleopathology ' revela que los británicos lo comprobaron en sus propias carnes. «Pensamos que los juanetes son un problema moderno, pero este trabajo muestra que en realidad fue una de las condiciones más comunes que afectaron a los adultos medievales», señala Jenna Dittmar, coautora del estudio, en una nota divulgada por la Universidad de Cambridge.
El equipo del proyecto 'After the Plague' (Tras la Plaga) de la Universidad de Cambridge descubrió que los enterrados en el centro de la ciudad, particularmente en las parcelas destinadas a los ciudadanos más ricos y a clérigos, padecieron más este problema. Además, los mayores con juanetes eran más propensos a sufrir caídas en comparación con las personas de una edad similar con pies sanos.
Los arqueólogos analizaron 177 esqueletos de cementerios en la ciudad de Cambridge y sus alrededores e identificaron el hallux valgus en el 18% de los individuos. Entre los siglos XI y XIII solo el 6% de los enterrados mostraban señales de haber sufrido esta aflicción, pero en los siglos XIV y XV este problema fue mucho más significativo. El 27% de los fallecidos había padecido juanetes durante largo tiempo.
« El siglo XIV trajo una gran cantidad de nuevos estilos de vestimenta y calzado en una amplia gama de telas y colores. Entre estas tendencias de la moda se encontraban los zapatos puntiagudos de punta larga llamados poulaines », explica el arqueólogo Piers Mitchell, coautor del estudio. Los restos de calzado hallados en excavaciones en lugares como Londres y Cambridge sugieren que a finales del siglo XIV casi todos los tipos de zapatos eran al menos ligeramente puntiagudos, tanto en adultos como en niños. «Investigamos los cambios que ocurrieron entre el alto y el último período medieval y nos dimos cuenta de que el aumento del hallux valgus con el tiempo debió deberse a la introducción de estos nuevos estilos de calzado », añade Mitchell.
Los investigadores estudiaron restos procedentes de cuatro sitios: un hospital benéfico (ahora parte del St John's College); los terrenos de un antiguo convento agustino, donde estaban enterrados el clero y los ricos benefactores; un cementerio parroquial local en lo que era el límite de la ciudad; y un cementerio rural junto a un pueblo a 6 km al sur de Cambridge.
Las «evaluaciones paleopatológicas» que realizaron incluyeron la inspección de los huesos del pie en busca del bulto del dedo gordo que es el sello distintivo del 'hallux valgus'.
La prevalencia de juanetes estaba directamente relacionada con la riqueza de los fallecidos. En el cementerio rural solo el 3% mostró señales y en el cementerio parroquial, que albergaba principalmente a trabajadores pobres, el porcentaje se situaba en un 10%, que ascendía hasta el 23% en el hospital. Sin embargo, en casi la mitad de los enterrados en el convento, un 43% , encontraron la marca del juanete. Entre estos, cinco de los once clérigos identificados por las hebillas de sus cinturones.
«Las reglas para la vestimenta de los frailes agustinos incluían calzado que era 'negro y sujeto con una correa en el tobillo', acorde con un estilo de vida de adoración y pobreza -recuerda Mitchell- pero en los siglos XIII y XIV fue cada vez más común que las personas de las órdenes clericales en Gran Bretaña usaran ropa elegante».
Este fue un motivo de preocupación entre los altos funcionarios de la Iglesia, que en 1215, prohibió al clero usar zapatos puntiagudos . La medida no debió resultar muy eficaz, puesto que se aprobaron otros muchos decretos más sobre indiscreciones en la vestimenta clerical, sobre todo en 1281 y 1342. «La adopción de prendas de moda por parte del clero fue tan común que provocó críticas en la literatura contemporánea, como se ve en la descripción que hace Chaucer del monje en los Cuentos de Canterbury», recuerda Mitchell.
Las puntas de los zapatos se volvieron tan extremas en la sociedad medieval tardía que en 1463 el rey Eduardo IV aprobó una ley que limitaba la longitud de la punta a menos de 5 centímetros dentro de Londres.
La mayoría de los restos con signos de juanetes en todos los sitios y épocas que han sido estudiados eran hombres (20 de un total de 31 pacientes con juanetes). La investigación también sugiere que los costos para la salud de esta moda no se limitaron a los juanetes. Jenna Dittmar descubrió que los restos óseos con 'hallux valgus' también eran más propensos a mostrar signos de fracturas que generalmente resultan de una caída. Y no solo entre los mayores de 45 años.
«La investigación clínica moderna en pacientes con hallux valgus ha demostrado que la deformidad dificulta el equilibrio y aumenta el riesgo de caídas en las personas mayores», apunta Dittmar. Esto explicaría, a su juicio, el mayor número de huesos rotos curados que encontraron en esqueletos medievales con esta condición.
La moda llegó a España
«Las puntas extremadamente largas en los zapatos fue moda internacional» , explica a ABC Consuelo Sanz de Bremond, investigadora de higiene, indumentaria, vida cotidiana y costumbres de la Edad Media hasta el siglo XVII. También en España se usaron estos zapatos puntiagudos desde finales del siglo XIV, «aunque nunca se llegó a la exageración de Francia y otros países », destaca Sanz de Bremond. Según esta investigadora, el calzado de punta aguda se había llevado aquí antes, en los siglos X y XIII, por influencia musulmana, y se volvió a llevar de nuevo después «sobre galochas» (un calzado con suela de madera o hueso) entre los años 1450 a 1470.
Aunque el estudio se ciñe a la Gran Bretaña medieval, no solo los británicos debieron pagar un alto precio en más de un sentido por ir a la moda.