Temporal Filomena
María Galiana, llevada en brazos por la UME desde la estación de Atocha hasta un hotel
La actriz, que llegó ayer a Madrid desde su Sevilla natal, tuvo que ser cogida en volandas por cuatro soldados para cruzar la Plaza del Emperador Carlos V, cubierta de placas de hielo, nieve y charcos de agua congelada
![La actriz María Galiana, en una imagen de archivo](https://s1.abcstatics.com/media/cultura/2021/01/12/maria-galiana-rescate-ume-nieve-krMF--1248x698@abc.jpg)
Podría ser, perfectamente, una escena de «Cuéntame» , la serie en la que María Galiana da vida a la entrañable abuela Herminia . Pero tan acostumbrados estamos ya, a estas alturas de la reciente historia, a que la realidad supere a la ficción que no debe extrañarnos, en absoluto, que lo vivido ayer por la actriz fuera cosa de la vida misma. La intérprete llegó a media tarde, desde su Sevilla natal, donde ha pasado las navidades , a la madrileña estación de Atocha . Tenía previsto regresar a Madrid, el pasado viernes, pero el temporal Filomena frustró sus planes, y los de media España.
El caso es que, al poner un pie en la calle, en companía de su hija, María del Valle, las dos portando sus respectivas maletas, se dio cuenta de que su traslado hasta su casa del barrio de Moratalaz era una empresa imposible, al menos ese día, pues su calle no estaba aún abierta al tránsito por culpa de la nieve. «No me atrevía a andar hasta el metro, porque, con la edad que tengo, lo único que me faltaba era una rotura de cadera », cuenta Galiana, en conversación telefónica con ABC. Así que decidió cruzar la Plaza del Emperador Carlos V para pasar la noche en uno de los hoteles que hay enfrente de Atocha , y ver si, con el paso de las horas, la situación mejoraba y las máquinas quitanieves llegaban, por fin, a su barrio.
Pero, claro, al intentar echar a andar, se encontró «con una cantidad de nieve y de charcos impresionante». «La distancia desde la estación al hotel es muy amplia, bastante grande –recuerda la actriz–, y había tres o cuatro coches especiales de la UME (Unidad Militar de Emergencias) . Se acercaron unos soldados y me dijeron que, si quería, me atravesaban ellos en el coche», pero son unos vehículos demasiado altos, «tan especiales que yo no podía subir». Y en esas estaban, viendo cómo se las apañaban para facilitar el traslado, cuando «a uno de ellos, al oficial, al que mandaba, se le ocurrió llevarme en brazos. Me hicieron la sillita de la reina y me lleveron en brazos al hotel », rememora Galiana, entre risas.
Sin foto del momento
Lo malo es que su hija, que luego cogió el metro para ir hasta su casa, bastante tenía con llevar las maletas, y no pudo inmortalizar el momento, mientras seguía la estela de su madre, portada en volandas. «Esa hubiera sido una foto histórica. ¡La abuela Herminia entre cuatro soldados!» , bromea la actriz, que esta misma mañana ha cogido un taxi, en la puerta del hotel, y ya está, sana y salva, en su casa.
«No le puedo decir si en el hotel se dieron cuenta de cómo llegué, porque tenía preparada la entrada y los soldados me dejaron en el bordillo. He pasado la noche en el hotel. Esta mañana mi hija me ha llamado y me ha dicho que ya había pasado la quitanieves . Como en mi calle hay una serie de servicios públicos, probablemente ellos serán los que habrán presionado para que hayan abierto la vía, y eso es lo que me ha permitido volver a casa», detalla la intérprete.
Hoy mismo, a las cuatro de la tarde, Galiana tiene previsto reunirse, a través de la plataforma Zoom, con el equipo de la obra «El abrazo» , que, dirigida por Magüi Mira , se estrenará, pandemia mediante, el próximo 10 de marzo en el teatro Bellas Artes . «Nos vamos a poner por Zoom –explica la actriz– para cambiar impresiones y hacer algunas lecturas o alguna cosa, porque habíamos empezado a hacer las reuniones. Teníamos las dos primeras escenas un poquito trabajadas. No sé si Magüi retomará o volveremos a dar repaso. En el momento en que podamos movernos, vamos a la sala de ensayos» .
Lo que está claro es que, como dice Galiana, vivimos tiempos en los que «hay que contar las anécdotas, porque, si no, entre el Covid y la nieve... Mi gran agradecimiento al Ejército , eso sí», remata, y cuelga en busca de un café bien calentito.
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