Leopoldo Calvo-Sotelo Ibáñez-Martín

Uderzo, el dibujante de Astérix

En estos días sombríos que vivimos, pocas cosas hay tan valiosas como la capacidad de recordar momentos felices. Albert Uderzo , el creador de Astérix junto con el guionista René Goscinny , nos dio tanta felicidad a lo largo de muchos años que ni siquiera el triste hecho de su muerte, ocurrida el pasado 24 de marzo, ha podido evitar que sonríamos al evocar su obra. Con Uderzo desaparece uno de los últimos protagonistas de la prodigiosa explosión de talento e imaginación que fue el cómic franco-belga en las décadas centrales del siglo XX. Las dos figuras más importantes de aquella «bande dessinée», Hergé (creador de Tintín) y Goscinny murieron hace muchos años. Y de los cuatro grandes dibujantes que colaboraron con Goscinny -Uderzo, Morris («Lucky Luke»), Tabary («Iznogud el infame») y Dino Attanasio («Espagueti»)- sólo este último vive.

Hablar de la obra de Uderzo es imposible sin referirse a su larga colaboración con Goscinny. Es lo cierto que en el cómic guionista y dibujante se inspiran recíprocamente y que su interacción es más intensa que la de los autores de cualquier otra obra de síntesis. A esa especialísima compenetración aludía Goscinny en una entrevista concedida en 1965: «¿Mi dibujante? Eso no existe. Nunca. No hay de un lado un guionista y de otro un dibujante. Hay un equipo, un equipo de dos compañeros entregados a una historia (…). Nuestra inspiración es común y es una inspiración lograda cuando nos reímos hasta las lágrimas juntos». En el mismo sentido, el dibujante Morris decía: «Cuando Goscinny escribía un guión, yo veía exactamente lo que quería expresar y el veía ya el dibujo que yo iba a hacer».

Una compenetración de este género sólo se da sobre la base de una gran amistad, que fue la que unió a Uderzo y a Goscinny desde que se conocieron en 1951. Entre las primeras tiras cómicas que tuvieron por dibujante a Uderzo y por guionista a Goscinny destacan las protagonizadas por Jehan Pistolet (aventuras marineras ambientadas en el siglo XVIII) y Luc Junior (héroe adolescente inspirado en Tintín). Su primera obra de madurez vino en 1958, con la entrada en la escena colonial norteamericana del indio Umpah-Pah y su amigo Hubert de La Pâte Feuilletée , un joven caballero francés de casaca y peluca. En el verano de 1959, Goscinny y Uderzo conciben el mundo de Astérix, cuyas historias se empiezan a publicar en la revista « Pilote » en octubre de aquel año. En 1961 se publicó el primer el álbum, « Astérix el galo », y a partir de entonces la progresión de las ediciones será imparable. Hasta la temprana muerte de René Goscinny en 1977, los dos amigos firmarán veinticuatro álbumes, de los que se venderán quinientos millones de ejemplares en todo el mundo, con traducciones a ciento veinte idiomas.

Es imposible hablar en pocas líneas de la colección de aventuras de Astérix. Sí se puede, en cambio, tratar de destacar algunos aspectos de la obra de Uderzo como dibujante. ¿ Cuál es la cuota de genialidad que le corresponde en la colección ? Asombra, en primer lugar, su capacidad para la expresión humorística de estados de ánimo, verdaderos o fingidos. Así, por ejemplo, el pasmo amoroso de Obélix , mudo y absorto como un Bécquer cómico ante la bella Falbala Astérix legionario »); su miedo escénico en la obra teatral de vanguardia en « Astérix y el caldero »; o los divertidísimos accesos de furia que finge en «La residencia de los dioses» para espantar a los colonos romanos. La imagen de la dignidad es otra especialidad de Uderzo: la dignidad solemne, aunque inevitablemente paródica, del jefe Abraracúrcix , la dignidad del jefe corso Ocatarinetabelachichix , tanto cautivo como en libertad, la gravedad sacerdotal del druida Panorámix … No hay que olvidarse del propio Astérix: Uderzo retrata a la perfección los gestos característicos de su particular tipo de inteligencia, la inteligencia asociada a la acción, que se ve en escenas en que Astérix resume con dos palabras una situación, como cuando le dice al jefe normando que lo que le ocurre es que tiene miedo.

Pero quizá lo más duradero del arte de Uderzo sea la representación pictórica del mundo romano. Por supuesto, no falta aquí el lado humorístico: esos centuriones romanos de ancho pecho acorazado , piernas de alambre y dentadura canina no se olvidarán fácilmente. Pero hay más: aunque la colección de Astérix se basa en una parodia del Imperio romano, el tema se trata muy decorosamente. Y una gran parte del crédito pertenece a la nobleza de los dibujos de Uderzo, que tan adecuadamente representan los templos, edificios, calzadas, campamentos y barcos de Roma, y la imagen del propio Julio César . Pero tengo que concluir: Albert y René, nos acompañaréis siempre, pero muchas gracias por acompañarnos ahora, cuando las «lacrimae rerum», las lágrimas de las cosas, tanto nos agobian.

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