Juan Gómez-Jurado - Diario de una epidemia
Día 31: La balanza
Ayer no fue un lunes cualquiera. Fue un lunes de volver al trabajo. Tampoco fue un lunes de volver al trabajo cualquiera, fue una vuelta que se ha pesado en una balanza, que se ha medido

Ayer no fue un lunes cualquiera. Fue un lunes de volver al trabajo. Tampoco fue un lunes de volver al trabajo cualquiera, fue una vuelta que se ha pesado en una balanza, que se ha medido. Si bien, si mal, eso es imposible saberlo. Y, para el propósito de estas letras, indiferente.Lo que importa, de verdad, es la existencia de la propia balanza. Sabíamos que existía, por supuesto. Lo sabíamos a un nivel filosófico, abstracto. Cualquier persona con un puesto de responsabilidad, ya será empresario, gestor público, padre o madre conoce la existencia de la balanza. Pero nunca habíamos sentido, a un nivel emocional y tangible, una balanza tan grande, con tanto en juego. Cuántos viven, cuántos mueren. Cuál es el precio de seguir adelante. Cuál es el precio de no hacerlo. Cuál es la moneda que se pesa en cada lado. Cuál es la herencia que dejan las decisiones. Por primera vez sentimos la balanza. Y quien pueda ser mensor y juez, que dé un paso al frente.