Juan Gómez-Jurado - Diario de una epidemia
Día 28: Viernes Santo
Parece que tras esta muerte no ha de haber Resurrección alguna, ni otro futuro que este implacable silencio
Mal día hoy. Escribió Lope de Vega , a golpe de Viernes Santo , aquello de «¡Cuántas veces el Ángel me decía / “Alma, asómate agora a la ventana, / verás con cuánto amor llamar porfía”! / ¡Y cuántas, hermosura soberana / “Mañana le abriremos”, respondía / para lo mismo responder mañana!» Versos que, leídos hoy, no dejan de tener su chiste. Tal parece que escribiera a nuestros tiempos confinados, de puertas cerradas que no se abrirán hoy, que se abrirán mañana. Siempre mañana. No hay peor respuesta a la inercia que más inercia, no hay más cruel respuesta a la ausencia de movimiento que la quietud absoluta. Da gracias a que llegó por fin este mañana que no es del todo malo, decía Larra , pero ¡ay de aquel mañana que no ha de llegar jamás! Y en un día como hoy, en el que escribo esto, parece que tras esta muerte no ha de haber Resurrección alguna, ni otro futuro que este implacable silencio.