Juan Gómez-Jurado - diario de una epidemia
Día 48: El Santo Padre
Tengo el mayor de los respetos por el Santo Padre, el papa Francisco, un hombre de fe y de paz, cuyos escritos me han inspirado calma y alegría, incluso a pesar de ser ateo. Me hace gracia la tirria que le tiene la extrema derecha populista, porque su Santidad habla sin tapujos de la doctrina de Cristo, de la que Cristo predicó y está recogida en las Escrituras. Cuando el Papa defiende asuntos como el ingreso mínimo vital, Abascal saca las uñas. «Las opiniones del ciudadano Bergoglio me parecen respetables, pero como las de cualquier otro ciudadano», ha recalcado el líder Vox, justo después de reiterar que medidas como la del ingreso mínimo vital llevarían «a la ruina y al paraíso comunista». Por supuesto, la extrema izquierda populista se agarra inmediatamente a las palabras del Papa Francisco, olvidando que no le parece igual de bien cuando se pronuncia sobre el aborto, por poner un ejemplo. En conclusión, pienso, mientras me pregunto qué pasará con mis amigos restauradores, con un amigo camarero, con una amiga que trabaja en un cine; en conclusión, qué asco me dan todos.